Un golpe directo a la jerarquía del fútbol en Brasil
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Al conocer la noticia de los arrestos en la FIFA ayer por la mañana, Romario, el ídolo deportivo de Brasil convertido en parlamentario, tuiteó: "Por desgracia, no fue nuestra policía la que los detuvo".
Los comentarios llegan cuando las autoridades estadounidenses parecen haber tenido éxito en hacer lo que sus homólogos brasileños han dejado de hacer durante muchos años, acabar con la corrupción del fútbol en el país.
La declaración de culpabilidad de José Hawilla, el fundador de Traffic Group, la compañía de medios de comunicación deportivos que prácticamente controla el negocio del deporte en ese país, golpea el corazón de la poderosa jerarquía del fútbol de la nación.
En una entrevista de 2010, el diario O Globo describió al hombre de negocios, ahora de 71 años de edad, y ex periodista y presentador de televisión, como "el dueño de nuestro fútbol".
Las autoridades estadounidenses dijeron que Hawilla evitó una acusación en diciembre del año pasado al declararse culpable de los cargos de crimen organizado, lavado de dinero y otros y, como parte de un acuerdo con el fiscal, acordó devolver US$ 151 millones.
Traffic, que antes fue una compañía de vallas publicitarias para paradas de bus, fue adquirida en 1980 por Hawilla, quien buscaba expandirse hacia la publicidad en estadios de fútbol. Pronto compró los derechos de televisión y patrocinio para la federación brasileña de fútbol (CBF), de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), y otras.
En 1987, se hizo cargo de los derechos de la Copa América, la competencia continental. Pero uno de sus logros más trascendentales llegó en 1996, cuando afirmó haber negociado un acuerdo entre Nike y la CBF convirtiendo a la firma de ropa deportiva en el principal patrocinador de la selección nacional de Brasil.
Expandió el negocio en EEUU y Europa a principios de los 2000, con la creación de sucursales antes de entrar en el negocio de los jugadores en 2008, creando fondos de inversión con los que adquiriría los derechos económicos de jugadores profesionales.