La nerviosa espera del sector financiero de Perú
Es demasiado pronto para medir el impacto de la victoria de Humala en el sector financiero de Perú. Pero eso no impide que las empresas se preocupen.
Por: | Publicado: Martes 14 de junio de 2011 a las 05:00 hrs.
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Algo parecido al pánico se apoderó de la principal bolsa peruana el 6 de junio, tras la victoria de Humala en segunda vuelta. Las operaciones fueron suspendidas dos veces mientras el mercado se hundía, y el índice principal terminó el día con una baja de más de 12%.
Las acciones mineras lideraron las pérdidas, con los inversionistas preocupados de que Humala mantuviera su intención declarada de aumentar los royalties. En cuanto a las firmas financieras, sin embargo, el nuevo presidente aún debe dar cualquier indicación de que hará algo específico dirigido a la banca, que ha florecido junto con el resto del país en la última década. También, aunque Humala ha indicado que su gobierno tiene la intención de hacer algunos cambios en el sistema de pensiones, dominado por administradoras privadas de fondos de pensiones (AFP), justo antes de la votación se aprobó una ley que limita el grado en que el gobierno puede interferir con el sistema.
Parafraseando a Franklin D. Roosevelt, en este momento lo único que el sector financiero del Perú tiene que temer es al miedo mismo. La incertidumbre sobre los planes de Humala para la economía podría llevar a una pausa en los planes de inversión, afectando las carteras de préstamos empresariales de los bancos. También podría conducir a un retorno hacia el dólar. Hasta ahora, sin embargo, los jugadores clave del sector financiero se sostienen. Y al día siguiente de la caída, el mercado rebotó casi 7%.
Estrella regional
En los últimos años, Perú se ha convertido en uno de los mejores mercados bancarios de América Latina. Con fundamentos macroeconómicos sólidos y bajas tasas de inclusión financiera, grandes grupos de servicios financieros como Credicorp (dueño del BCP) e Intergroup Financial Services (propietario de Interbank) se están beneficiando de un envidiable crecimiento y rentabilidad, incluso durante la crisis financiera reciente.
La banca de Perú informó un retorno sobre activos promedio de 24% hasta abril. La cartera de crédito neto del sector es de 110.300 millones de soles (US$ 39.600 millones), 132% más que a finales de 2006, de acuerdo con las últimas cifras del regulador de servicios financieros. El mayor problema que enfrenta el banco central es tratar de frenar al sector. Las colocaciones bancarias muestran un crecimiento anual del orden del 20%, con una serie de aumentos en los requerimientos de reservas haciendo poco para desalentar los préstamos.
El triunfo de Humala no representa un cambio explícito a este escenario. Aunque un aliado ocasional del presidente venezolano Hugo Chávez, Humala ha tenido cuidado de evitar propuestas de apariencia radical, y sus planes de gobierno y economía no mencionan al sector de servicios financieros. Se presume que las posiciones clave en el Ministerio de Economía y el Banco Central de Reserva del Perú irán a aliados de Alejandro Toledo, un candidato más moderado y ex Presidente (2001-2006), a cambio de apoyo de su partido en el Congreso dividido.
Negocio riesgoso
Sin embargo, hay varias áreas donde una administración Humala podría, a la larga, afectar el sector financiero. Por ejemplo, Humala quiere que el Gobierno provea una pensión para todos los peruanos mayores de 65 años, independientemente de si han contribuido a un fondo de pensiones. El nuevo presidente dice que el costo se cubrirá con reforma fiscal y una campaña antievasión y no saqueando los fondos de las AFP.
En cuanto a los bancos, otros dirigentes de izquierda en Bolivia, Ecuador y Venezuela han limitado las utilidades del sector estableciendo cuotas de préstamos, limitando las comisiones y poniendo techo a las tasas de interés, entre otras medidas. Dada la concentración de la infraestructura bancaria de Perú en zonas urbanas, es una apuesta segura que en algún momento Humala tomará medidas similares en nombre de una inclusión financiera.
Tal vez la mayor amenaza para la banca de Perú es el entorno macroeconómico. En otros países de América Latina dirigidos por líderes de izquierda, como Bolivia y Ecuador, los bancos han sido perjudicados principalmente por la incertidumbre política y regulatoria que lleva a las empresas a postergar sus planes de inversión y reducir el endeudamiento. Con 21% de la cartera de préstamos de los bancos peruanos concentrada en préstamos corporativos, el impacto podría ser significativo. El tiempo dirá.
Las acciones mineras lideraron las pérdidas, con los inversionistas preocupados de que Humala mantuviera su intención declarada de aumentar los royalties. En cuanto a las firmas financieras, sin embargo, el nuevo presidente aún debe dar cualquier indicación de que hará algo específico dirigido a la banca, que ha florecido junto con el resto del país en la última década. También, aunque Humala ha indicado que su gobierno tiene la intención de hacer algunos cambios en el sistema de pensiones, dominado por administradoras privadas de fondos de pensiones (AFP), justo antes de la votación se aprobó una ley que limita el grado en que el gobierno puede interferir con el sistema.
Parafraseando a Franklin D. Roosevelt, en este momento lo único que el sector financiero del Perú tiene que temer es al miedo mismo. La incertidumbre sobre los planes de Humala para la economía podría llevar a una pausa en los planes de inversión, afectando las carteras de préstamos empresariales de los bancos. También podría conducir a un retorno hacia el dólar. Hasta ahora, sin embargo, los jugadores clave del sector financiero se sostienen. Y al día siguiente de la caída, el mercado rebotó casi 7%.
Estrella regional
En los últimos años, Perú se ha convertido en uno de los mejores mercados bancarios de América Latina. Con fundamentos macroeconómicos sólidos y bajas tasas de inclusión financiera, grandes grupos de servicios financieros como Credicorp (dueño del BCP) e Intergroup Financial Services (propietario de Interbank) se están beneficiando de un envidiable crecimiento y rentabilidad, incluso durante la crisis financiera reciente.
La banca de Perú informó un retorno sobre activos promedio de 24% hasta abril. La cartera de crédito neto del sector es de 110.300 millones de soles (US$ 39.600 millones), 132% más que a finales de 2006, de acuerdo con las últimas cifras del regulador de servicios financieros. El mayor problema que enfrenta el banco central es tratar de frenar al sector. Las colocaciones bancarias muestran un crecimiento anual del orden del 20%, con una serie de aumentos en los requerimientos de reservas haciendo poco para desalentar los préstamos.
El triunfo de Humala no representa un cambio explícito a este escenario. Aunque un aliado ocasional del presidente venezolano Hugo Chávez, Humala ha tenido cuidado de evitar propuestas de apariencia radical, y sus planes de gobierno y economía no mencionan al sector de servicios financieros. Se presume que las posiciones clave en el Ministerio de Economía y el Banco Central de Reserva del Perú irán a aliados de Alejandro Toledo, un candidato más moderado y ex Presidente (2001-2006), a cambio de apoyo de su partido en el Congreso dividido.
Negocio riesgoso
Sin embargo, hay varias áreas donde una administración Humala podría, a la larga, afectar el sector financiero. Por ejemplo, Humala quiere que el Gobierno provea una pensión para todos los peruanos mayores de 65 años, independientemente de si han contribuido a un fondo de pensiones. El nuevo presidente dice que el costo se cubrirá con reforma fiscal y una campaña antievasión y no saqueando los fondos de las AFP.
En cuanto a los bancos, otros dirigentes de izquierda en Bolivia, Ecuador y Venezuela han limitado las utilidades del sector estableciendo cuotas de préstamos, limitando las comisiones y poniendo techo a las tasas de interés, entre otras medidas. Dada la concentración de la infraestructura bancaria de Perú en zonas urbanas, es una apuesta segura que en algún momento Humala tomará medidas similares en nombre de una inclusión financiera.
Tal vez la mayor amenaza para la banca de Perú es el entorno macroeconómico. En otros países de América Latina dirigidos por líderes de izquierda, como Bolivia y Ecuador, los bancos han sido perjudicados principalmente por la incertidumbre política y regulatoria que lleva a las empresas a postergar sus planes de inversión y reducir el endeudamiento. Con 21% de la cartera de préstamos de los bancos peruanos concentrada en préstamos corporativos, el impacto podría ser significativo. El tiempo dirá.