El impulso de los países de la OCDE de la
región del Pacífico y de los países en desarrollo de Asia ha
provocado que la Agencia Internacional de la Energía (AIE) revise al
alza la demanda global de petróleo para 2009 y 2010, según su
informe mensual publicado hoy.
La demanda de petróleo en 2010 alcanzará los 85,3 millones de
barriles diarios, dice la AIE, frente a las estimaciones previas de
la agencia, que situaban la demanda en unos 70 millones de barriles
al día.
Este incremento, que representa un 1,6%, se debe
principalmente al impulso de los países en desarrollo y se sitúa
todavía por niveles inferiores a los de 2008, precisó el organismo
con sede en París.
Así, la AIE prevé que en 2009 la demanda global de petróleo caiga
un 2,7% respecto al pasado ejercicio y advierte de que la revisión
al alza "apenas abollará la aguda contracción de la demanda este
año".
No obstante, las estimaciones son mejores que meses atrás y
conceden un incremento a la demanda petrolera del 0,19% respecto al
último informe.
Los analistas mantienen sus dudas sobre el final de la recesión
económica, aunque reconocen que los indicadores muestran que "la
economía global puede estar estabilizándose".
No obstante, aunque se confirme esta tendencia, "resulta evidente
que el crecimiento se reducirá fuertemente antes del término de este
año", apunta la AIE, que utiliza como ejemplo los últimos
indicadores de producción industrial, que sólo alcanzan valores
positivos en China e India.
"En todos los demás lugares, el crecimiento de la producción
industrial permanece firmemente en territorio negativo, aún cuando
el ritmo del declive se ha ralentizado algo, especialmente en Japón
y Rusia", mientras que la producción industrial "parece no haber
alcanzado su suelo en Estados Unidos".
La AIE subraya que tampoco está claro si la estabilización de la
economía mundial tendrá lugar a corto o medio plazo, ya que hay
pocos indicios de que el crecimiento del consumo privado aumenta en
economías exportadores clave, como Japón, Alemania y China, sea lo
suficientemente fuerte como para compensar el déficit en cuenta
corriente de países como Estados Unidos o China.