Con gran expectación se esperaba el primer Informe de Política Monetaria ("IPoM") de este año, que trimestralmente publica el Banco Central, y en donde se analiza la situación de la economía chilena, y los riesgos internos y externos a los que ésta se encuentra expuesta.
Y es que desde hace un tiempo ya habían surgido comentarios de posibles "brotes verdes" en nuestra economía y, en ese sentido, resultaba relevante conocer la postura del ente emisor en esta materia.
En esta línea, las proyecciones de crecimiento económico para este año no variaron con respecto a las del IPoM anterior. Algunos componentes de la demanda interna se corrigieron a la baja, destacando principalmente la Formación Bruta de Capital Fijo que se espera crezca 1,2% en 2015, en vez de 1,9% como se había anunciado en el informe de diciembre del año pasado.
El consumo total, por su parte, también fue levemente corregido a la baja.
Con esto, sumado a otros factores, el escenario base de este IPoM proyecta un crecimiento del PIB en 2015 entre 2,5% y 3,5% real anual, cifra que estaría por debajo del crecimiento de mediano plazo (entre 4% y 4,5%), según señala el mismo Banco Central, y que se mantiene con respecto al informe anterior.
Esta proyección de crecimiento se sustenta principalmente en una mayor tasa de crecimiento de los socios comerciales de Chile durante 2015 y 2016, una mejora de los términos de intercambio, producto del menor precio del petróleo, y una depreciación cambiaria que impulse al sector transable.
También se destaca la confianza de los consumidores y empresarios que ha mostrado una ligera mejoría en el último tiempo, pero siguen en terreno pesimista. El ahínco del Banco Central en esta materia se sostiene en que esta sería una variable clave en la velocidad de recuperación de la inversión, y por lo tanto, de la actividad económica en el país.
Con todo, no se dio una señal clara respecto del futuro económico de Chile, en términos de plazos de recuperación. Dado el ajustado panorama interno, en que la inflación se consolida como un foco más de preocupación, junto con un panorama externo algo mejor que en 2014 pero aún inestable, el futuro de nuestra economía es todavía incierto.
Más aún, en este informe se plantearon las mismas interrogantes que se expusieron en diciembre de 2014, lo que hace suponer que el panorama es bastante similar al del año pasado. Esto desvanecería algunas proyecciones más optimistas respecto al crecimiento de este año, postergándose todavía la recuperación de la actividad económica de Chile.