Clive Crook

Una falta de acuerdo en el límite de deuda podría destruir a los republicanos

El surgimiento del Tea Party en 2009 planteó dos preguntas: ¿El movimiento capturaría al Partido Republicano y, si lo hacía...

Por: Clive Crook | Publicado: Martes 19 de julio de 2011 a las 05:00 hrs.
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El surgimiento del Tea Party en 2009 planteó dos preguntas: ¿El movimiento capturaría al Partido Republicano y, si lo hacía, fortalecería la resistencia al proyecto liberal del presidente Barack Obama o lo paralizaría? La pelea del límite de deuda en Washington establece el primer tema: la insurgencia del Tea Party ha capturado al Partido Republicano en el Congreso.



La otra pregunta será respondida dentro de algunos días, y podría ir por cualquier de los dos lados. Varios activistas del Tea Party ven el cierre con la administración de Obama como su mejor momento. Pero si no resulta, podría destruir su movimiento y dañar gravemente a los republicanos.

Al Tea Party nunca le ha faltado energía o convicción, y desde el comienzo alcanzó sorprendentemente un alto apoyo en el electorado. De otra manera, parecía destinado a fracasar.

Como principio, no tiene líderes, sólo favoritos como Eric Cantor, el republicano número dos en la Cámara de Representantes, y Michele Bachmann, la representante de Minnesota. No tiene políticas reales, sólo una rabia desenfocada contra un gran gobierno. Participó en la derrota de los demócratas en la cámara baja en 2010, aunque parece incapaz de un cálculo táctico. Nominó a candidatos débiles al Senado (eran anti-establishment) y casualmente desechó su oportunidad de ganar el control de ambas cámaras.

Estos rasgos, visibles nuevamente en las últimas semana, son aún eventos importantes.

Hace diez días, Obama dijo que quería resolver el impasse del techo de la deuda con una “gran regateo”. El objetivo era recortar el financiamiento público en más de 
US$ 4.000 millones durante diez años. El arriesgaría el enojo de su partido para acordar el recorte del Medicare, seguridad social y otros programas sagrados para la izquierda. A cambio, los republicanos suavizarían la oposición a impuestos más altos. John Boehner, líder de los republicanos en el Cámara, alcanzó un acuerdo con el presidente.

El Tea Party dijo no.

Se le pidió a los republicanos ceder pulgadas en el tema de los impuestos para ganar kilómetros de recorte de gastos. Equivalió a una victoria, aunque el Tea Party vio un escuálido compromiso. Nada excepto la miserable derrota de los demócratas lo haría. El hecho de que los demócratas controlaran la casa Blanca y el Senado no contó.

Tampoco lo hizo, aparentemente, la perspectiva de default en la deuda del gobierno de Estados Unidos. Varios activistas del Tea Party se mofaron de la fecha límite del Tesoro para el 2 de agosto para terminar con el impasse del techo de la deuda. Algunos decían que el techo no debería ser elevado en ningún caso. Estados Unidos ya ha gastado demasiado. Dejen al gobierno caer en default. Quizás eso enfocará la atención, finalmente, en el problema de trasfondo.

Esta mentalidad lleva las semillas de la destrucción del partido Republicano. Si el gobierno cae en default, y la intransigencia del Tea Party culpa directamente de esta calamidad histórica a los republicanos, ¿cuánto tiempo podría pasar antes de que se le confía poder al partido opositor a Obama? Los demócratas de Obama podrían perder el control sin restricción del gobierno el próximo año. El Tea Party, que apareció de la nada para ejercer una gran influencia en un período de dos años, sería liderado desde la plaza pública.

Estados Unidos es un lugar de gran tamaño: la distancia geográfica, cultural y política entre la gran parte del país y el gobierno federal en Washington es vasto. El “no me pises” es un sentimiento intrínseco de los estadounidenses. Los liberales han ignorado que la realidad tan alegre como el Tea Party ignora el sentido común, y están pagando el precio.

Si pueden aprender, sólo un poco a restringirse, el Tea Party sería difícil de detener. Si no lo hace, se aplastará asimismo, hará cojear al partido Republicano y destruirá las esperanzas de Estados Unidos de una recuperación económica a través de una regateo. Difícil decisión.

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