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Conexión a China | Asociación empresarial en China, una oportunidad para Chile

Mauricio Benítez Córdova Director International BDO, Profesor Titular USACH

Por: Mauricio Benítez Córdova | Publicado: Martes 18 de agosto de 2020 a las 04:00 hrs.
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Mauricio Benítez Córdova

Instalarse en China, deseo de muchos, pero suerte de pocos. Como podrán imaginarse, una vez que un emprendedor o empresario extranjero llega a China, lo hará con más dudas que certezas, y en casos extremos, un profundo arrepentimiento de la decisión adoptada. Piense usted en ese pequeño agricultor chileno, startup de tecnología o importador de textiles que llega a China para operar, una tarea ardua, ¿no cree usted?

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No sólo nos separan más de 20 mil kilómetros de distancia, y normalmente 12 horas de diferencia; la cultura, idiosincrasia y forma de hacer negocios también dificultan los éxitos en etapas tempranas. De esta forma el “soft landing” (y la versión “hard”), el contacto con proveedores o contrapartes chinas, y el conocimiento y los estudios de mercado son elementos básicos a la hora de invertir y hacer negocios.

Ahora bien, colóquese usted en el caso de que una compañía chilena –pequeña, incluso minúscula en escalas chinas- ya instalada allá y en operaciones, tenga un inconveniente que deba resolver algún estamento gubernamental: ¿tendrá la suficiente voz, atención y fuerza ante la autoridad china? Difícilmente. Situaciones tales como tener un contenedor detenido por papeles, una nave que no puede desaduanar, algún cierre de oficinas o clausura de operaciones, o cualquier otro acto de autoridad son bastante comunes.

En suma, los connacionales que intentan abrirse mercado necesitan de ayuda in situ, con un ente que los represente ante la autoridad en China, de forma permanente. Es allí donde la figura de una asociación gremial empresarial se hace imperativa. Y entonces, ¿qué esperamos para su apoyo y aprobación?

Prochile tiene sus competencias y atribuciones específicas. Muchas veces requiere del apoyo del sector privado, para la organización de ferias, recepción de empresarios y comitivas chilenas, y también para recabar información del entorno empresarial en China. Nuestra embajada y consulados ayudan en función de sus potestades, y en base a la apretada agenda. Creo que nuestro Gobierno y empresariado debieran seguir apoyando y con más fuerza la iniciativa.

De más está decir que la autoridad china revisa con bastante detenimiento aquellos procesos de autorización de asociaciones no gubernamentales. En efecto, según la legislación en China, se admite sólo una organización gremial por país, con sede principal en Beijing, y autorizada por su Ministerio de Asuntos Civiles.

Hoy existe una iniciativa que agrupa a decenas de empresas chilenas que operan en China, y que solicitan autorización para el funcionamiento de una Cámara de Comercio. Es tiempo de que Chile cuente con una asociación gremial que las represente, ayude y colabore en sus operaciones, especialmente considerando que este 2020 se cumplen 50 años de relaciones diplomáticas con China, un hito para nuestras relaciones bilaterales.

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