El 29 de abril los 108 consejeros de la Sofofa elegirán a su nuevo presidente. Por primera vez en los 132 años del organismo, un presidente que va a la reelección tendrá competencia y por segunda vez -tal como en 2001- habrá dos candidatos: el actual timonel de la Sofofa, Hermann Von Mühlenbrock, y el desafiante, Andrés Navarro. Soy amigo de los dos y, por cierto, a ambos les deseo la mejor de la suerte en esta contienda, que estoy seguro tendrá como marco la unidad del gremio. La competencia siempre es sana y el debate con alturas enriquece a las organizaciones que saben canalizar la diversidad. Trae ideas nuevas y diferentes enfoques para abordar los desafíos y los problemas.
¿Cuáles son las claves de esta elección? El tema central es aquel que ha marcado la agenda pública y que ambos comparten: su preocupación por la mala imagen de los empresarios y la desconfianza hacia ellos. Es que la pérdida de confianza en las instituciones -políticas, económicas, judiciales, eclesiásticas- se ha transformado en una "alerta roja" para el país en general y un enorme desafío para quienes aspiran a desarrollar cualquier labor en el ámbito de lo público.
En el plano empresarial, esta desconfianza no tiene un origen único sino que mezcla una serie de factores que los dirigentes gremiales no pueden desatender, pues enfrentan una sociedad mucho más exigente y empoderada, más demandante, con mayor capacidad de hacer valer sus aspiraciones y puntos de vista, que es capaz de organizarse tanto a través de las redes sociales, como agrupando a una comunidad que siente afectados sus intereses. ¿Cuál es la raíz de esta desconfianza? En la coyuntura, los casos de irregularidades que han afectado tanto al mundo público como al privado, que son conocidos por la opinión pública y frente a lo cual los máximos dirigentes empresariales ya han expresado una rigurosa postura común: estudian duras medidas para enfrentar los casos de corrupción, de manera que las empresas o personas que sean juzgadas por tribunales en casos de esta naturaleza sean suspendidas de su membresía mientras dure la indagación y sean expulsadas del gremio si son condenadas. Más atrás, están los casos de abusos, de incumplimiento de determinados proyectos, que han provocado un divorcio entre los empresarios y la sociedad. Hoy no basta con generar riqueza para el país y empleo. El estándar de exigencia para los proyectos es mucho más alto.
¿Y cómo se han planteado los dos aspirantes a dirigir la Sofofa ante este cuadro? Con matices que apuntan a un objetivo común. Navarro habla de que los empresarios deben "dar la cara" por los errores cometidos. Von Mühlenbrock de abordar el tema con "decisión", estableciendo un código de buenas prácticas empresariales, con procedimientos y sanciones para quienes incurran en irregularidades.
Pero también se diferencian en su visión del gremio y del país. Navarro pide abrir la Sofofa, que haya menos "secretismo", que sea menos "personalista" y que las decisiones sean más "participativas". El actual timonel del gremio retruca que el gremio no es "algo oscuro" y que su desafiante no conoce la Sofofa y por eso tiene una percepción "errada". Von Mühlenbrock está preocupado por la "amenaza de una visión refundacional de la institucionalidad económica". Su contendor en cambio cree que "no hay ningún grupo mayoritario que ponga en discusión el modelo de desarrollo". Más allá de los dimes y diretes de campaña, lo que está claro es que este organismo gremial que, sin duda, requiere dar un paso adelante y transformarse en la "Sofofa del Siglo XXI", que responda a las nuevas realidades y desafíos. Por de pronto, incorporar el emprendimiento en todas sus dimensiones y la mirada de regiones sobre los desafíos del futuro.
Y mientras se define la contienda, ya está sobre la mesa la agenda económica que tendrá que enfrentar el próximo timonel de la Sofofa, cargada de temas que preocupan al gremio. Desde la reforma laboral, que concentra miradas y es criticada por su excesivo perfil "sindical", hasta otras materias sectoriales que también generan una dura polémica en el mundo privado. El nuevo Sernac -que ahora podrá sancionar y promover normas-; la eliminación del cobro en estacionamientos hasta por dos horas en malls y clínicas -que ya anticipa un duro debate constitucional-; proyectos claves de Energía -como el de Asociatividad y el de Transmisión-; el nuevo Código de Aguas -que genera serios reparos en algunos sectores, respecto de la certeza jurídica de los derechos de aguas en relación al marco constitucional vigente-; la nueva institucionalidad para la inversión extranjera -que reemplazará al DL600-; el Cierre de Faenas Mineras y la Modernización de Tribunales Tributarios y Aduaneros. Todo ello con el gran signo de interrogación, sin embargo, de cómo cambiará la agenda del gobierno en medio del turbulento momento político que vive el país.