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Columnistas

El mundo cambió, tu empresa no

Tomás Sánchez Emprendedor, En twitter: @TomsAwaki

Por: Equipo DF

Publicado: Martes 24 de noviembre de 2015 a las 04:00 hrs.

Tomás Sánchez

Atine. No se mienta. La tecnología está cambiando el mundo y su industria no será la excepción. Un año después de su lanzamiento, el modelo S de Tesla se incendió dos veces. Este auto cuando va a alta velocidad se acerca al piso para ser más aerodinámico, lo que permitió que algo golpeara su batería y todo terminara mal. Lo que viene después es adivinable: pedir miles de autos "de vuelta", repararlos, indemnizaciones, etc. Pero nada de esto pasó. Central y remotamente con una simple modificación en el software del modelo S, este se mantendría un par de centímetros más alejado del piso. Un cambio de paradigma brutal desde los fabricantes hasta los talleres mecánicos.

La tecnología no está sólo haciendo el mundo más eficiente, está cambiando las reglas del juego. Uber no tiene autos, Airbnb no tiene departamentos y Alibaba no tiene inventario. Los mercados se hacen más cambiantes y prueba de ello es que las empresas "duran menos"; hace 50 años el promedio de vida de una empresa en el S&P500 era de 61 años, hoy es de 20. Buenos ejemplos son los "casos de estudio" que desaparecieron en pocos años: Nokia, Palm y Blackberry. Suena como si estuviera hablando sólo de empresas tecnológicas, pero no, son de la economía real: taxis, hoteles y exportaciones. Industrias completas modificadas con el aceite de la información. Y esto no para.

La categoría de películas cambió de la noche a la mañana con Netflix, mientras Blockbuster miraba. Skype destruyó el mercado de telefonía de larga distancia, y la industria de la música que había recién cambiado tras Napster y iTunes, volvió a reinventarse con Spotify. El punto es importante: toda la economía se basará en tecnología. Toda.

El retail debería estar pensando en el internet de las cosas. En cómo mañana no será necesario hacer la lista de compras, porque el refrigerador se comunicó directo con el supermercado y este despachó todo sin ni siquiera un click. La industria logística debe adivinar como mañana las impresoras 3D le permitirán a cualquiera fabricar (imprimir) una zapatilla en su casa ¿De qué llenamos los contenedores si no es con productos?

Lamentablemente Chile no está preparado. Las empresas saben poco y nada de tecnología. Sus departamentos de TI siguen ocupados con los mails y las áreas comerciales no piensan en cómo poner la tecnología al servicio del negocio. Hay infinitas oportunidades allá afuera, pero primero debe tomar la decisión de actualizarse y no reaccionar cuando sea muy tarde.

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