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Columnistas

Vaquillas osorninas a China

Jorge Heine

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 11 de febrero de 2015 a las 04:00 hrs.

Jorge Heine

Al llegar a la terminal del puerto de Tianjin, a dos horas de Beijing, el olor a vacuno era inconfundible. Y no era para menos. A bordo del Polaris, el enorme barco que las trajo cruzando el Pacífico en 30 días, se encontraban 7.000 vaquillas provenientes de la Región de los Ríos. La embarcación debió hacer una escala no programada en Fiji para reabastecerse, pero aparte de eso, el "crucero" no tuvo mayores tropiezos.

Tanto así, que las vaquillas Holstein parecían renuentes a desembarcar, y hubo que empujarlas y picanearlas para que cruzaran hacia los camiones que las llevarían a su cuarentena, en un amplio espacio en el mismo puerto. De ahí saldrán a su destino final, repartidas en seis provincias a lo largo y lo ancho del país (Shandong, Shanxi, Hebei, Gansu, Qinhai y Heilongjiang), adquiridas por siete empresas para fortalecer la industria láctea en China.

Esta es la primera exportación de ganado en pie de Chile a China, pero no será, ni con mucho, la última. En los próximos meses las seguirán otras veinte mil vaquillas, en una iniciativa inédita que rompe esquemas y que reafirma el dinamismo del comercio entre nuestro país y la segunda mayor economía del mundo. China ha tenido dificultades en su industria lechera, y necesita incrementar la producción para alimentar a su vasta población. En 2014 debió importar 1,3 millones de toneladas de leche. También requiere mejorar la calidad genética de su masa ganadera. Para ello, en 2014 importó 240.000 cabezas de ganado, mayormente de países como Australia y Nueva Zelandia, y ahora también de Chile.

Exportar ganado en pie es un desafío no menor, ya que pone a prueba y lleva al límite los controles fitosanitarios. Y la celeridad con que se llevó a cabo este primer despacho de vaquillas desde Puerto Montt hasta Tianjin es notable. En abril de 2014, se autorizó la entrada de ganado en pie desde Chile a China. En septiembre, durante su visita a China, el ministro de Agricultura, Carlos Furche, dejó listo el protocolo correspondiente, que yo mismo firmaría en noviembre. El primer embarque de vaquillas saldría a China menos de dos meses después.

Con una masa ganadera de tres millones de cabezas de ganado bovino, la de Chile es muy inferior a la de países vecinos como Argentina (51 millones), Paraguay (14 millones) y Uruguay (11 millones). No faltan aquellos que han criticado esta exportación no tradicional como algo que disminuiría nuestro propio acervo de vacunos y nuestro capital genético en la materia.

Sin embargo, este nuevo paso que abre brecha y constituye otro hito en nuestros lazos con el Imperio del Centro vale por sí mismo. Para el sector pecuario nacional, y sobre todo para los productores agrícolas del sur, representa una nueva oportunidad de negocios. La posibilidad de exportar ganado para la producción de leche a uno de los mayores mercados es un poderoso incentivo para cualquier empresario ganadero. Y exportar el 1% del stock de un recurso renovable está muy lejos de poner en peligro su subsistencia.

Por otra parte, constituye un reconocimiento a la calidad genética de nuestros vacunos, que producen de siete a nueve mil litros/año de leche, un muy buen rendimiento. Si uno de los objetivos de China es mejorar la genética de su propia masa ganadera, solo va a importar cabezas que contribuyan a ello. Finalmente, esto consolida la reputación de Chile como un oasis sanitario en las Américas, en que, gracias a barreras geográficas y a la encomiable labor de entidades como el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), pestes y plagas que afectan a tantos otros países no llegan.

El gran proyecto "Chile, potencia alimentaria", de llevar a nuestro país a situarse entre los Top Ten países exportadores de alimentos (hoy somos # 16) recibe un nuevo y sorpresivo impulso desde un sector de la agricultura tradicional. A nuestra condición de mayores exportadores de fruta fresca del Hemisferio Sur, de cuarto mayor exportador de vinos en el mundo y de segundo mayor de salmón, se añade ahora el de exportadores de ganado en pie al mayor mercado alimentario, clave para lograr esta ambiciosa meta en 2020.

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