Verónica Neghme

Jorge Martínez Busch, una persona de excepción

Ha fallecido el almirante Jorge Martínez Busch, una persona de excepción. Marino por excelencia, ocupó merecidamente el más alto cargo en su institución como comandante en jefe de la Armada.

Por: Verónica Neghme | Publicado: Miércoles 19 de octubre de 2011 a las 05:00 hrs.
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Verónica Neghme

Verónica Neghme

Ha fallecido el almirante Jorge Martínez Busch, una persona de excepción. Marino por excelencia, ocupó merecidamente el más alto cargo en su institución como comandante en jefe de la Armada.

Resulta difícil separar su condición de marino sobresaliente, de sus otras facetas como infatigable estudioso, historiador, profesor, hombre innovador, de ideas creativas y precursoras. En su obra más importante, el libro “Oceanopolítica, una alternativa para el desarrollo”, hizo un giro en la visión del desarrollo desde una concepción geopolítica hacia una oceánica, destacando el mar y sus riquezas, como un inmenso espacio de desarrollo para Chile. Y la necesidad de crear una mayor conciencia marítima y promover una educación para el mar. Allí también elaboró el concepto del Mar Presencial, más allá del Mar Territorial y Patrimonial, “como una voluntad de estar presente en alta mar, un espacio de observación, de cuidado y participación en las actividades que allí desarrollan otros estados”. En su obra: “Cuenca del Pacífico: la Puerta del Desarrollo” (Ediciones UGM, 2001), plasma una visión orgánica e integral de la Cuenca del Pacífico con una aproximación oceanopolítica, histórica, cultural, política y ecológica. Como director de nuestro instituto, realizó una amplia labor de difusión y enseñanza de los espacios de desarrollo oceánicos para Chile, así como también en sus libros y escritos de prensa en este prestigioso diario, y una labor docente que ha dejado huellas en muchos jóvenes.

El almirante Martínez Busch siempre se distinguió por su profundo sentido cristiano, su amor a la patria, a la institución que lo formó -la Armada de Chile-, a su familia y amigos, al margen de consideraciones ideológicas o partidistas. Leal a sus principios, trabajador e incansable luchador, incluso en su enfermad, extremadamente prudente y tolerante con las personas, su rasgo más sobresaliente era el saber escuchar y reconocer cuando estaba equivocado. Quizás para algunas personas que lo conocieron en su faceta institucional, pudo haber sido visto como una persona muy exigente, que sin duda lo era, aunque más consigo mismo, y por ello, fue un modelo para sus sucesores. Siendo una persona inteligente, su reinserción en la vida civil no le fue difícil, precisamente por esa cualidad de saber escuchar y valorar lo bueno en el otro. En nuestra universidad se distinguió por su sencillez, cordialidad con todos, sin importar el cargo o el rango. Apoyó y aconsejó a personas que incluso tenían puntos de vista diferentes en muchas materias contingentes, pero siempre con la mirada que aquello sería lo mejor para su país, lo que no significaba claudicar en sus principios. Era sin duda una persona con visión de largo plazo.

Sus ideas y conceptos han sido objeto de estudio y aplicación en el extranjero. Sin embargo, justo es decirlo, al almirante Martínez le tocó vivir momentos duros para Chile y como muchos hombres de excepción, su labor no ha sido reconocida por el país en su real dimensión. Son muy pocas las personas que piensan, actúan y obran teniendo en vista el bien común y hay muchos que le deben un consejo, un apoyo. La historia y el tiempo le reconocerán su amor profundo amor por Chile, y las ideas que él plasmó en sus obras, trascenderán en el tiempo.

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