Editorial

El desafiante camino al plebiscito de salida

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Con la entrega de su propuesta al Presidente de la República, hoy concluye oficialmente el trabajo de la Convención Constitucional iniciado hace un año.

La idea de reformar la carta fundamental surgió en medio del clima social convulsionado de fines de 2019, marcado por una violencia urbana sin precedentes, como salida política a una crisis que parecía amenazar con un posible quiebre democrático. La desafección ciudadana hacia la política tradicional quedó en evidencia un año después, cuando del 52% del electorado que participó en el plebiscito de entrada, una abrumadora mayoría cercana al 80% aprobó conformar una Convención que virtualmente excluía a los partidos.

En mayo de 2021 ello se plasmó en un órgano constituyente dominado por actores nominalmente independientes y con escasa experiencia en materias jurídicas, pero ideológicamente claramente sesgado hacia la izquierda crítica no sólo del modelo económico, sino también del sistema político en su conjunto e incluso de la historia republicana del país.

Como bien sabe la ciudadanía, lo que siguió fue un proceso de debate abierto y transparente, pero marcado por la controversia. Eso ahora debe quedar atrás para dar paso a una campaña que sirva para informar objetivamente a los chilenos sobre el texto elaborado por la Convención, de modo que ellos decidan mediante su voto si lo aprueban o lo rechazan en el plebiscito de salida del próximo 4 de septiembre.

Para que esto último ocurra, la campaña de los dos meses que vienen deberá cumplir altos estándares. Esto incluye, desde luego, la cobertura periodística de medios de comunicación como este, pero sobre todo depende de que los voceros del Apruebo y el Rechazo antepongan la responsabilidad democrática a las pasiones políticas. Esto será difícil, por lo que resulta tanto más importante que el gobierno -que desafortunadamente ya ha deslizado su preferencia- respete de ahora en adelante la prescindencia e imparcialidad que exige este proceso.

Es obvio que el clima actual está muy polarizado y es probable que la campaña lo tensione aun más. La que viene será una dura prueba para todos los chilenos y dirá mucho, también, sobre el país que podemos aspirar a construir en el futuro.

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