Desde dolor de cabeza hasta insomnio puede generar el revivir experiencias trágicas
La psicoterapia es la única manera de curar y darle un nuevo significado a la experiencia y recuerdos.
Por: | Publicado: Martes 22 de febrero de 2011 a las 05:00 hrs.
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Francisca Orellana
No sólo vivir un acontecimiento traumático, donde se ha puesto en riesgo la vida de un individuo, puede generar una serie de trastornos físicos y emocionales. El recordar esa vivencia también produce y tiene un impacto en la salud mental de las personas al ocasionar dolores de cabeza, irritabilidad, insomnio y desconexión con la vida real, las que se transforman en evidencias concretas de que se está ante un trastorno de Estrés Post Traumático.
Eso es lo que pueden experimentar algunas personas a un año de ocurrido el terremoto y maremoto que azotó el país en febrero pasado, al rememorar los episodios ocurridos y las situaciones que llevaron a poner en peligro sus vidas. “Muchas personas quedan con secuelas al estar expuestos a emociones tan intensas como las vividas en una catástrofe, y que está relacionado a cuánto estrés emocional pudieron resistir o cómo fueron apoyados por su comunidad, es decir, la empresa, familia y amigos. Hay quienes perdieron sus casas o seres queridos, y para ellos es un proceso más intenso emocionalmente”, indica Marcelo Condeza, psicólogo de Integramédica. Los especialistas explican que entre un 10 y un 30% de las personas expuestas a acontecimientos como catástrofes naturales, guerras, secuestros, entre otros eventos, presentan este trastorno que, en promedio, según el psiquiatra de la Clínica Alemana, Manuel Fuentes, puede permanecer “durante al menos seis meses, pero en muchos casos, estos pueden persistir por años”. En ese sentido, estudios internacionales indican, por ejemplo, que eventos como el huracán Katrina, que impactó la zona centro y sur de Estados Unidos en 2005, dejó graves trastornos emocionales en niños y adolescentes hasta dos años después de ocurrido. Así, el 20% de los jóvenes de las áreas afectadas evidenciaron altos niveles de estrés, mientras que otros informes arrojaron mayores índices de cuadros depresivos y crisis de pánico en la población.
Cicatrizar las heridas
Pero ¿cómo reconocer que se sufre del trastorno? Los especialistas indican que es normal sentir pena, dolor y miedo al recordar la tragedia, lo que incluso también puede llevar a somatizar ciertos dolores o provocar trastornos como por ejemplo, colon irritable o cefaleas. Por ello es que la manera de diferenciar si una persona padece de ello es evaluando si los síntomas antes mencionados “continúan sintiéndose una vez pasado el aniversario o inhabilitan al individuo a vivir su cotidianidad”, explica Tamara Galleguillos, psiquiatra del Hospital Clínico de la Universidad de Chile. Ante ello, la única manera para evitar que el trastorno siga afectando es acudiendo a un especialista. “Es importante que reciba tratamiento psicológico, muchas veces en paralelo con apoyo farmacológico, porque constituye un trastorno de ansiedad que se agudiza con el paso del tiempo y que limita a las personas en su adaptación al medio. El cuerpo está expresando algo que en la mente no se ha podido significar, como lo es el haber vivido una experiencia traumática. Por ello es que la psicoterapia tendrá como foco ayudar a la persona a elaborar el recuerdo doloroso, re-significar la situación y, sobretodo, brindar contención”, explica Karen Cristi, psicóloga de VidaIntegra.
No sólo vivir un acontecimiento traumático, donde se ha puesto en riesgo la vida de un individuo, puede generar una serie de trastornos físicos y emocionales. El recordar esa vivencia también produce y tiene un impacto en la salud mental de las personas al ocasionar dolores de cabeza, irritabilidad, insomnio y desconexión con la vida real, las que se transforman en evidencias concretas de que se está ante un trastorno de Estrés Post Traumático.
Eso es lo que pueden experimentar algunas personas a un año de ocurrido el terremoto y maremoto que azotó el país en febrero pasado, al rememorar los episodios ocurridos y las situaciones que llevaron a poner en peligro sus vidas. “Muchas personas quedan con secuelas al estar expuestos a emociones tan intensas como las vividas en una catástrofe, y que está relacionado a cuánto estrés emocional pudieron resistir o cómo fueron apoyados por su comunidad, es decir, la empresa, familia y amigos. Hay quienes perdieron sus casas o seres queridos, y para ellos es un proceso más intenso emocionalmente”, indica Marcelo Condeza, psicólogo de Integramédica. Los especialistas explican que entre un 10 y un 30% de las personas expuestas a acontecimientos como catástrofes naturales, guerras, secuestros, entre otros eventos, presentan este trastorno que, en promedio, según el psiquiatra de la Clínica Alemana, Manuel Fuentes, puede permanecer “durante al menos seis meses, pero en muchos casos, estos pueden persistir por años”. En ese sentido, estudios internacionales indican, por ejemplo, que eventos como el huracán Katrina, que impactó la zona centro y sur de Estados Unidos en 2005, dejó graves trastornos emocionales en niños y adolescentes hasta dos años después de ocurrido. Así, el 20% de los jóvenes de las áreas afectadas evidenciaron altos niveles de estrés, mientras que otros informes arrojaron mayores índices de cuadros depresivos y crisis de pánico en la población.
Cicatrizar las heridas
Pero ¿cómo reconocer que se sufre del trastorno? Los especialistas indican que es normal sentir pena, dolor y miedo al recordar la tragedia, lo que incluso también puede llevar a somatizar ciertos dolores o provocar trastornos como por ejemplo, colon irritable o cefaleas. Por ello es que la manera de diferenciar si una persona padece de ello es evaluando si los síntomas antes mencionados “continúan sintiéndose una vez pasado el aniversario o inhabilitan al individuo a vivir su cotidianidad”, explica Tamara Galleguillos, psiquiatra del Hospital Clínico de la Universidad de Chile. Ante ello, la única manera para evitar que el trastorno siga afectando es acudiendo a un especialista. “Es importante que reciba tratamiento psicológico, muchas veces en paralelo con apoyo farmacológico, porque constituye un trastorno de ansiedad que se agudiza con el paso del tiempo y que limita a las personas en su adaptación al medio. El cuerpo está expresando algo que en la mente no se ha podido significar, como lo es el haber vivido una experiencia traumática. Por ello es que la psicoterapia tendrá como foco ayudar a la persona a elaborar el recuerdo doloroso, re-significar la situación y, sobretodo, brindar contención”, explica Karen Cristi, psicóloga de VidaIntegra.