La presidenta, Michelle Bachelet, inauguró hoy el III
Foro de Competitividad de las Américas, oportunidad en la que revisó
las lecciones que ha dejado la crisis económica para los distintos
países de la región y destacó que "para asegurar un crecimiento
sustentable, pero a la vez sostenible, que permita crear empleo y
mejorar las condiciones de vida del conjunto de la población es "indispensable la cooperación público-privada".
Remarcó que en el caso
de nuestra región "ni los privados por sí solos ni el Estado por sí
solo van a ser capaces de dar este salto al desarrollo" y por ello "hay
que asociarse y trabajar mancomunadamente y en este contexto la
competitividad se vuelve decisiva para el futuro".
La Jefa de Estado recordó que más allá de que hubo un colapso
financiero mundial, "de fondo hubo una crisis política, una crisis de
liderazgo, una falta de voluntad política de hacerse cargo o de cómo
enfrentar un conjunto de problemas globales, sea en el ámbito de la
crisis económica, la necesidad de reformar estructuras, generar
regulaciones que se hagan cargo de las necesidades de evitar abusos,
situaciones de riesgo excesivo que terminan impactando a terceros".
Agregó que se ha "insistido en la necesidad de contar con liderazgos
fuertes, de que la política vuelva a tener un elemento central y lo que
la crisis nos enseña es que necesitamos mejor Estado y mejor mercado".
En esa línea aseguró que, actualmente, "no hay espacio para
supersticiones sobre el funcionamiento del mercado, porque no existe
ninguna mano invisible que esté poniendo orden en la actividad
económica".
Además aprovechó la ocasión para advertir que "la especulación
financiera puede provocar una dinámica destructiva cuyos efectos
terminan finalmente afectando a un conjunto de la población y para que
la libre competencia sea posible y real hay que poner cota a los
abusos, que implica normas y reglas claras. La falta de regulación se
paga muy caro y lo hemos vivido".
Otra de las lecciones expuestas por la presidenta
Bachelet es que "lo que ha permitido que la crisis no se termine
expresando en una nueva gran depresión ha sido la intervención activa y
rápida, tanto en el ámbito fiscal como monetario, de los muchos países
y una depresión habría tenido consecuencias insospechadas del punto de
vista económico, social y político".