El estreno de las IFRS: los números de las empresas bajo el nuevo lenguaje

La experiencia en Europa, que implementó las IFRS en 2005, indica que no se pueden establecer criterios de variaciones patrimoniales de acuerdo al rubro de una compañía.

Por: | Publicado: Lunes 1 de junio de 2009 a las 05:00 hrs.
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Hasta la construcción de la torre de Babel, la existencia de un único lenguaje era la base de cualquier empresa humana. No había confusiones ni dispersión. Nada de traducciones. Tampoco doble lectura. La aplicación de la norma IFRS ha revertido, al menos en el mundo contable, el castigo bíblico.

Como ocurre en toda revolución, aunque sea pacífica, gradual y en formato Excel, la convergencia en Chile está dejando algunas paradojas, que seguramente desaparecerán en la medida que la fórmula se extienda y sea asimilada. La más elemental: un reglamento que invoca a la simplicidad, como su principal condición, ha tenido de cabeza a los equipos financieros de las compañías que se han sometido voluntariamente a sus indicaciones en el primer trimestre.

Los ajustes en marcha

Tal como se anticipó, los cambios –que con toda seguridad seguirán apareciendo- comienzan a ser evidentes. A modo de ejemplo, bien vale la mención a que el uso de IFRS ha modificado el valor de las empresas. Mientras LAN bajó su patrimonio 9% hasta US$ 898 millones, FASA lo aumentó 11,6% y llegó a US$ 137 millones.

Para el director de IFRS de PricewaterhouseCoopers Chile, Alejandro Merajver, los efectos de retasaciones, moneda funcional, corrección monetaria o valorizaciones de inversiones explican muchas de las bajas o alzas. Pero –advierte-, al ser la primera foto que se ve bajo esta norma, todos los efectos del análisis que realizaron las empresas de los valores de sus activos y pasivos, así como los cambios de políticas contables ayudaron a estos efectos, en mayor o menor medida.

Para el socio del centro de excelencia regional de IFRS de KPMG, Jason Anglin, hay impactos que se pueden atribuir a las opciones que cada compañía decidió utilizar y obviamente éstas eligen las que generan un beneficio mayor para ellos, ya sea para aumentar sus activos y disminuir sus pasivos, o para incrementar sus ingresos futuros, entre otras cosas.

En el país, la mayoría de las compañías ha elegido la primera aplicación de la nueva normativa, denominada sencillamente IFRS 1, que consiste en definir el valor justo para valorizar sus terrenos.

Lo anterior, como lo expone el socio de IFRS en Chile de KPMG, José Galindo, tiene un impacto positivo en sus activos y no tiene un impacto futuro sobre sus resultados, pues los terrenos no son depreciables. “Esto explicaría que las compañías que tienen mucho terreno presentan un alza en su patrimonio”, grafica.

Según el informe de conciliación patrimonial entregado por las compañías a la SVS en septiembre del año pasado, la actividad forestal sería, en teoría, el sector con mayor aumento, con una variación cercana al 25%. Sin embargo, los expertos coinciden en que no es posible diferenciar entre ganadores y perdedores.

En suma, no se puede establecer si uno u otro sector ha sido más beneficiado, ya que habría que analizar todos los resultados entregados explica el socio líder de Auditoría y Asesoría de Negocios de Ernst & Young, Rubén López. Además, precisa que la experiencia en Europa, que implementó las IFRS en 2005, indica que no se pueden establecer criterios de variaciones patrimoniales de acuerdo al rubro de una compañía.

De todas formas, hay aspectos de IFRS que están pegando más fuerte en algunos sectores. Las energéticas han hecho el reconocimiento contable de las obligaciones surgidas de acuerdos verbales adoptados con las comunidades y autoridades de los lugares donde llevan a cabo sus labores, tal como en el sector pesquero, como ocurrió con Corpesca del grupo Angelini, se ha incorporado el concepto de activos biológicos y su medición a valor justo.

“También es importante ver el contexto completo de la empresa, si los activos que mantienen están cerca o no del final de su vida útil y qué perspectivas tiene el negocio en medio de esta situación para poder evaluar el valor de uso de los mismos activos”, expone Merajver.

En un balance preliminar, las auditoras coinciden en que los cambios de ratios en las compañías, ya sea de patrimonio o deuda, podría generar la necesidad de modificar ciertas condiciones, como la manera de endeudarse.

A juicio de Anglin, no conviene exagerar este fenómeno, porque, bajo el sistema anterior, los financiamientos, covenants y el flujo efectivo se emitían considerando el cambio de paradigma que venía.

Bajo su óptica, los bancos están tomando una posición más proactiva debido a que quieren mantener los mismos indicadores y condiciones. Por eso que ya están surgiendo criterios para medirlos bajo estos principios.

El IFRS Lead senior manager de Deloitte, Mauricio Cuevas, también destaca el ejercicio de anticipación de las empresas.

En general, sostiene que las compañías que están sujetas al cumplimiento de covenants producto de endeudamiento a largo plazo, tomaron las medidas de resguardo necesarias, evaluando los potenciales impactos que la conversión a IFRS podría tener en dichos indicadores, y en caso de que alguno de los covenants estuviera en default, tomaron las medidas tendientes a modificar el índice.

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