Christian Felber, creador de “La Economía del Bien Común” (EBC) plantea que la economía debe regirse por principios básicos que representen valores como la responsabilidad, honestidad y solidaridad, dejando atrás el antiguo modelo que se sustenta en el lucro y competencia como pilar fundamental al evaluar los resultados de las compañías.
Para el economista austríaco hay que redefinir el éxito económico. Hoy, todo se mide con indicadores monetarios como el Producto Interno Bruto (PIB) y las utilidades. Estos indicadores pueden mostrar que la actividad económica está bien, pero no representan la realidad social que hay detrás del número, por ejemplo, si hay desigualdad en la distribución de la riqueza.
Según Felber es posible reemplazar el modelo económico existente. Es un proceso lento que puede tardar décadas ya que es una evolución, una transformación paulatina y parcial y que no todo podrá cambiar.
-¿Qué disposición se ve en la sociedad respecto a este posible cambio y de qué manera el modelo tradicional podría hacer un giro?
-Según encuestas fiables, amplias mayorías en muchos países desean un cambio profundo y otro sistema económico. En Alemania y Austria, entre el 80% y 90 % de la población está de acuerdo con el cambio. A pesar de que en términos materiales vamos comparativamente bien, hay una crisis de valores, de sentido de la democracia y ecológica. El modelo tradicional no está del todo mal, pero ha confundido e invertido fin y medio. Reorientando las empresas y las actividades económicas al bien común y convirtiendo el capital y dinero en medios, podemos pasar del modelo presente al nuevo.
-¿Qué ejemplos en el mundo podrían graficar la necesidad y el impacto positivo que implica gestionar un negocio desde el modelo del bien común?
-Por un lado, cada vez más empresas están empleando el balance del bien común y ya están cambiando la totalidad de sus actividades hacia comportamientos más éticos, desde los suministros pasando por los empleados y clientes, hasta el entorno ecológico y democrático. Segundo, los primeros municipios están tomando el camino hacia el bien común y una democracia soberana. Tercero, en las universidades se está asumiendo este nuevo modelo y sus implicaciones teóricas, lo que genera una esperanza a miles de personas que ven una alternativa concreta al sistema actual que si bien no es “nueva” nos recuerda lo más humano y los valores que siempre compartíamos.
-¿Cómo siente que ha trabajado Chile el modelo y cuáles son las tareas pendientes que tiene el país?
-Por un lado, hay una práctica extensa de la economía social y solidaria incluso desde antes de la llegada del concepto de EBC. Lo mismo con empresas sustentables, energías renovables y la idea de un desarrollo sostenible. La EBC ha asumido ideas concretas propuestas por Manfred Max Neef sobre las necesidades humanas. Comparto un premio con Humberto Maturana y aprecio el trabajo de Luis Razeto, entre otros. La cuestión es si la EBC aporta un valor añadido a lo existente. Veo dos valores añadidos: la medición del éxito económico de acuerdo con el fin en los tres niveles de la economía nacional (Producto del bien común), empresas (balance del bien común) e inversiones (examen del bien común). El segundo es la idea de una democracia soberana y los procesos constituyentes implicados. Me parece que puede darse una fertilización mutua y sinergia entre los distintos enfoques alternativos.
-¿Cómo relacionaría el modelo de economía del bien común con el modelo de empresas conscientes?
-Apuntan a lo mismo y son hermanas. Sin embargo, “capitalismo consciente” es un término accidentado, por no decir contradictorio, pues capitalismo quiere decir: “por culpa del ismo” que el crecimiento del capital es el objetivo superpuesto, por eso me gusta más Empresas Conscientes o Economía Consciente, el trabajo que hacen es notable y debería converger con la EBC y sus actores en Chile.