El retraso que sufrirá el desarrollo de la central de cogeneración de Enap en Concón, producto de la decisión de la estatal de replantearse algunos elementos técnicos del proyecto, lo que a su vez detonó la salida de la iniciativa de la australiana Origin, tendría varias consecuencias para la estatal.
Luego que a lo largo de su desarrollo sufriera varias reducciones en su capacidad, desde 570 MW a sólo 77 MW, estaba previsto que esta instalación, que tiene la particularidad de producir electricidad y vapor, entrara en operaciones en 2016, lo que ya no sucederá, con lo cual la estatal quedaría impedida de destinar a esa central parte del gas natural licuado (GNL) que recibe y procesa en el terminal de Quintero.
Si bien el gerente de Energía de la petrolera, Andrés Alonso, enfatizó que "el gas seguirá siendo necesario para esa operación", fuentes de la propia estatal recuerdan que a partir de 2015 una parte del GNL que recibe, al menos 2,3 millones de metros cúbicos, están asociados a condiciones de "take or pay" que fueron establecidas en el nuevo contrato que Enap firmó con el proveedor BG, las que le impiden, por ejemplo, reubicar en otros mercados ese gas que no tendrá donde consumir.
Actualmente los consumos propios de Enap rondan el 1,5 millón de m3 diarios, en condiciones que a partir de 2015 dispondría de 3,3 millones de m3.
Este excedente pesa, considerando que las opciones de venta de GNL se han reducido, luego que Colbún firmó un contrato con Metrogas, que al igual que Endesa el próximo año dispondría de casi 4 millones de m3.
La decisión de Enap de introducir modificaciones a este proyecto, con el fin de "resguardar la operación de la cogeneradora" sorprendió a algunos al interior de la empresa, dado que este proyecto fue aprobado por el directorio.
El presidente de la mesa, el ministro de Energía, Máximo Pacheco, dijo ayer que hay otras empresas interesadas en asumir el liderazgo de esta inversión.