Fernández reaparece en público y el peso argentino sufre mayor caída en más de una década
Por: Equipo DF
Publicado: Jueves 23 de enero de 2014 a las 05:00 hrs.
Luego de 34 días sin actos públicos, la presidenta argentina Cristina Fernández reapareció finalmente ayer ante los medios de su país.
La ausencia de la mandataria había gatillado una creciente especulación, en medio de señales de un creciente deterioro de la economía, y un endurecimiento de las medidas del gobierno para intentar detener la masiva fuga de dólares del país.
La mandataria volvió a figurar ayer ante las cámaras para presentar un programa de ayuda social para jóvenes estudiantes. El Plan Progresar, contempla una asignación mensual de 600 pesos argentinos (US$ 86) para personas de entre 18 y 24 años desocupadas o informales que no ganen el salario mínimo.
Los beneficiarios deberán certificar que estudian o se capacitan de alguna manera y realizarse estudios médicos anuales.
Pero la reaparición de Fernández no tuvo un buen timming, porque lejos de calmar las incertidumbres se produjo el mismo día en que el peso argentino al tipo de cambio oficial sufrió su mayor derrumbe en más de una década.
La moneda cerró así con una caída de 3,3%, perforando la barrera psicológica de 7 unidades por dólar a 7,12 sin que el Banco Central hiciera nada por evitarlo. Este fue el peor retroceso del peso desde al menos 2003, cuando el país comenzaba a recuperarse de una devastadora crisis financiera tras el default de 2001.
Giro estratégico
La pasividad del instituto emisor fue interpretada como una señal de que tras años de mantener el peso artificialmente alto para apoyar a los consumidores, el gobierno finalmente está permitiendo la depreciación de la moneda local para mejorar la competitividad de los exportadores, afectados por una inflación que ronda el 25% anual, según cálculos privados.
La caída de la moneda local también se extendió al mercado negro, donde el peso perforó el piso de 12 unidades por dólar para ceder un 2,47% a 12,15, dijeron operadores a Reuters.
El estancamiento de las ventas externas, pobres niveles de inversión extranjera y la falta de acceso al mercado internacional de capitales redujeron el flujo de dólares al país y llevaron al gobierno a imponer un control de cambios que alentó al mercado negro.
“La tensión sobre el mercado de cambios es muy fuerte porque hay mucha liquidez en el mercado (...) La devaluación tiene un impacto altísimo sobre la inflación”, dijo a Reuters el ex viceministro de Economía Jorge Todesca.
Para empeorar las cosas, los exportadores están retrasando el ingreso de divisas ante la creciente expectativa de una mayor depreciación de la moneda.
La ausencia de la mandataria había gatillado una creciente especulación, en medio de señales de un creciente deterioro de la economía, y un endurecimiento de las medidas del gobierno para intentar detener la masiva fuga de dólares del país.
La mandataria volvió a figurar ayer ante las cámaras para presentar un programa de ayuda social para jóvenes estudiantes. El Plan Progresar, contempla una asignación mensual de 600 pesos argentinos (US$ 86) para personas de entre 18 y 24 años desocupadas o informales que no ganen el salario mínimo.
Los beneficiarios deberán certificar que estudian o se capacitan de alguna manera y realizarse estudios médicos anuales.
Pero la reaparición de Fernández no tuvo un buen timming, porque lejos de calmar las incertidumbres se produjo el mismo día en que el peso argentino al tipo de cambio oficial sufrió su mayor derrumbe en más de una década.
La moneda cerró así con una caída de 3,3%, perforando la barrera psicológica de 7 unidades por dólar a 7,12 sin que el Banco Central hiciera nada por evitarlo. Este fue el peor retroceso del peso desde al menos 2003, cuando el país comenzaba a recuperarse de una devastadora crisis financiera tras el default de 2001.
Giro estratégico
La pasividad del instituto emisor fue interpretada como una señal de que tras años de mantener el peso artificialmente alto para apoyar a los consumidores, el gobierno finalmente está permitiendo la depreciación de la moneda local para mejorar la competitividad de los exportadores, afectados por una inflación que ronda el 25% anual, según cálculos privados.
La caída de la moneda local también se extendió al mercado negro, donde el peso perforó el piso de 12 unidades por dólar para ceder un 2,47% a 12,15, dijeron operadores a Reuters.
El estancamiento de las ventas externas, pobres niveles de inversión extranjera y la falta de acceso al mercado internacional de capitales redujeron el flujo de dólares al país y llevaron al gobierno a imponer un control de cambios que alentó al mercado negro.
“La tensión sobre el mercado de cambios es muy fuerte porque hay mucha liquidez en el mercado (...) La devaluación tiene un impacto altísimo sobre la inflación”, dijo a Reuters el ex viceministro de Economía Jorge Todesca.
Para empeorar las cosas, los exportadores están retrasando el ingreso de divisas ante la creciente expectativa de una mayor depreciación de la moneda.
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