Inmigración en Chile: ¿cuánto debiera importarnos?

Por: | Publicado: Sábado 5 de febrero de 2011 a las 05:00 hrs.
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Recientemente, se han dado a conocer algunas cifras correspondientes a la cantidad de extranjeros que residen en nuestro país.1 Algunos de estos números son particularmente interesantes, en especial el fuerte crecimiento de inmigrantes en los últimos 20 años: desde 100 mil en el año 1992 a 184 mil en 2002 y llegando a los 354 mil en 2009, lo que representa un crecimiento de cerca de 90% por década en los últimos 20 años. Este crecimiento es bastante grande, sobre todo si lo comparamos con el aumento de 90 a 100 mil que experimentó el país durante los 20 años anteriores (entre 1972 y 1992). Cuando miramos estas cifras naturalmente nos preguntamos: ¿cuánto debieran realmente importarnos estos números?Desde un punto de vista económico, la discusión puede enfocarse desde al menos dos aristas distintas. En primer lugar, podemos dedicar nuestros esfuerzos a investigar las razones detrás de la decisión individual de migrar. En segundo lugar, podríamos analizar el impacto que tienen en la economía los flujos de inmigrantes. La primera de estas alternativas parece llevarnos por un camino más bien explorado, donde las principales razones detrás de la decisión de migrar serían la estabilidad política y económica del país que recibe los flujos migratorios. Sin embargo, en economía siempre nos han enseñado que los bienes se deben valorar de acuerdo a las alternativas. Y la distancia geográfica junto con el beneficio del idioma parecen hacer de Chile un país más atractivo para nuestros vecinos. La estabilidad política e institucional efectivamente es un factor relevante para atraer extranjeros, pero sólo nos indica que estamos mejor que nuestros países vecinos. Nada más.

Mucho más interesante, sobre todo desde un punto de vista de política pública, parece ser el segundo punto, ya que repercute directamente en la vida cotidiana de las personas. Si los extranjeros aumentan la oferta de mano de obra calificada, como el caso de los ecuatorianos en el sector salud o de los argentinos en el sector del diseño y el marketing, y esto no viene acompañado de un aumento de la demanda por este tipo de trabajos, debiésemos esperar una caída en el salario pagado a estas profesiones. O si la llegada de mano de obra no calificada no viene acompañado de un aumento de demanda, podríamos tener un aumento en el desempleo cuando el salario no puede ajustarse por restricciones legales como el salario mínimo. Esto no significa que la inmigración sea necesariamente perjudicial para los trabajadores nacionales. Podría darse el caso que, frente a un aumento de la oferta de trabajo (provocado por una inmigración), los nacionales dediquen sus esfuerzos a actividades en las que son más productivos, y de esa manera aumentamos el producto de la economía. Claro, esto supone que existe algún grado de adaptabilidad del capital humano que poseemos, lo que no necesariamente es cierto en el corto plazo. Pero es importante conocer cuál es el efecto que tienen estos flujos migratorios sobre ámbitos de la economía tan importantes como el mercado laboral. De esta manera el gobierno podría enfocar esfuerzos para, por ejemplo, capacitar a personas que han perdido el empleo de manera tal de que puedan reubicarse en otras áreas de la economía.

Menos conocidos que los números publicados hace un par de semanas son los números de inmigrantes durante el siglo XIX. En este período se ve un fuerte contingente europeo: casi 11 mil extranjeros entre alemanes, franceses, españoles, ingleses e italianos en 1865, lo que suman incluso más que la cantidad de peruanos, argentinos y bolivianos en el mismo año (poco más de 9 mil)2. De la misma manera, también vemos importante cambios década a década tanto en composición de extranjeros como en cantidad. Parte de esta explicación se debe a las políticas de colonización que siguió el gobierno durante este período.

Junto con Jorge Cariola estamos embarcados en una investigación que analiza el impacto de la inmigración en Chile desde mediados del siglo XIX hasta principios del siglo XX, (ICM, Núcleo de Desarrollo Económico Chileno). Además de ver posibles impactos en el mundo laboral -conocidas son las cerveceras que nacieron en el sur luego de la política de inmigración alemana, entre otras-, también creemos que pueden haber habido efectos en la formación de capital humano de los nacionales -externalidades positivas decimos como economistas- principalmente a través de la creación de colegios.

El mensaje es claro: la cantidad de extranjeros en Chile y el cambio que esto tiene año a año debiese importarnos bastante. Los esfuerzos a estudiar e investigar los efectos que ha tenido el fuerte crecimiento de la inmigración durante los últimos veinte años en áreas tan importantes como el mercado laboral, debieran dar luces y direcciones a la política pública. Además, estudiando el impacto que han tenido fuertes flujos de inmigrantes durante la historia de nuestro país puede ayudarnos a dilucidar qué áreas podrían ser importantes de analizar, y qué debiéramos esperar de estos eventos. La historia muchas veces nos enseña lecciones que no debemos dejar escapar, solo debemos mirar cuidadosamente.

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