El pleno empleo, algo que para las familias es motivo de festejo, se puede tornar un dolor de cabeza más para la economía de Brasil, presionando los salarios -que crecen más que la productividad del trabajo- y la inflación en un momento de bajo crecimiento del Producto Bruto Interno (PIB), lo que pone en riesgo el propio período de bonanza en el mercado laboral.
Esa es una de las principales conclusiones de un estudio de los economistas Fernando de Holanda Barbosa Filho y Rodrigo de Moura, investigadores del Instituto Brasileño de Economía de la Fundación Getulio Vargas (Ibre/FGV), denominado “Brasil en Pleno Empleo”, anticipado por ValorPro, servicio de noticias en tiempo real de Valor.
La tasa de desempleo promedio medida por el Sondeo Mensual de Empleo (PME) del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) en las regiones metropolitanas de seis capitales (Recife, Salvador, Belo Horizonte, Rio de Janeiro, Sao Paulo y Porto Alegre) cerró 2012 en 5,5%, con un mínimo de 4% en la capital de Rio Grande do Sul y un máximo de 7,2% en la capital de Bahía. Recife y Sao Paulo terminaron con 6%, Rio con 5% y Belo Horizonte, con 4,4%.
De Holanda Barbosa Filho explicó que la tasa alta en Salvador no significa que en esa ciudad y su entorno el pleno empleo no sea una realidad. “Pleno empleo no es un número mágico. Depende del desarrollo del mercado local y también de las características de la población de aquel mercado”.
Una de las características más importantes de la población con impacto en el empleo es el grado de educación, pero en el cruce de datos entre Salvador y Porto Alegre, el techo y el piso del mercado de trabajo en 2012, el estudio constató que el factor educativo responde poco por la diferencia, mientras el componente racial -Salvador tiene una concentración de negros y pardos mucho más alta que la de la capital de Rio Grande do Sul- explicaría casi un tercio (32%), o más de un punto porcentual, de la diferencia entre ambas tasas. “No tengo como afirmar que es discriminación”, destacó el economista.
Contexto laboral
Según los investigadores de la FGV, Brasil llegó al pleno empleo -constatación que no es unánime entre los economistas, aunque De Holanda Barbosa Filho y De Moura evalúan que tiene el consenso de la mayoría- por dos razones principales: reducción del ritmo de aumento de la población en edad activa (PIA) del país y crecimiento acelerado del sector de servicios, que tiene como una de sus características ocupar más gente por unidad del producto generada que el resto de la economía.
En esa coyuntura, según el trabajo de dos economistas, hay una presión sobre los salarios porque las empresas precisan convencer a las personas que no están empleadas a trabajar, lo que solo es posible con la oferta de un salario compensador. “Se termina contratando un trabajador poco productivo y pagando un salario alto”, explicó De Holanda Barbosa Filho.
La demanda por trabajo de parte de los empleadores es mayor que la oferta de mano de obra en el mercado.
Una tabla preparada por los investigadores, sobre la base del PME y el Sondeo Nacional por Muestra de Domicilios (Pnad), mostró que en 2012, con el desempleo en el nivel más bajo de la serie iniciada en 2002 (5,5%), la productividad del trabajo cayó 1,2% y los salarios crecieron 4,1%. El año anterior, la tasa de desempleo se situó en 6%, la productividad creció 2,3% y los salarios, 2,7%.
Con la presión del mercado de trabajo aumentando los costos para las empresas, el camino natural es la presión inflacionaria derivada del traspaso de los costos a los precios. Según De Moura y De Holanda Barbosa Filho, eso deja sin efecto políticas keynesianas (inspiradas en las lecciones de economía del inglés John Maynard Keynes, 1833-1946, defensor del Estado como inductor del crecimiento) de estímulo a la demanda.