EIU

Portugal: Espírito Santo desnudó las vulnerabilidades tras salida del rescate

Episodio demuestra que nexos financieros entre los Estados y sus sectores bancarios no han sido completamente cortados.

Por: | Publicado: Jueves 17 de julio de 2014 a las 05:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

El 10 de julio Portugal fue el centro de un breve repunte de la volatilidad en los mercados financieros, a medida que una ola vendedora de acciones del mayor banco del país abierto en la bolsa, Banco Espírito Santo (BES), arrastró al índice PSI-20 de Lisboa a una caída de 4%, empujó al alza los rendimientos de los bonos soberanos y gatilló bajas en otras bolsas de Europa y Estados Unidos. Los mercados internacionales repuntaron el 11 de julio, pero el episodio resaltó las vulnerabilidades de Portugal a los cambios en la confianza por parte de los inversionistas tras su decisión de salir del rescate financiero de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, en mayo de 2014, sin una línea de crédito precautoria (LCP).

No hay ningún indicio de que BES pueda arrastrar la crisis de la zona euro de regreso a una fase crítica. Sin embargo, la velocidad con que la incertidumbre en Portugal se extendió a otros países en la periferia de la zona euro puso de relieve la continua vulnerabilidad del bloque a las malas noticias que emanan de los sectores bancarios de sus miembros más débiles.

Fuente de problemas 


El sector bancario de Portugal en su totalidad continúa enfrentando condiciones extremadamente difíciles, pero hasta hace poco, el BES –que tenía activos por 80.600 millones de euros (US$ 138.172 mil millones) a fines de 2013- generaba menos preocupaciones que otros bancos portugueses. No estaba entre los cuatro bancos que recibieron inyecciones de capital en 2012-2013 bajo el programa de ayuda monetaria de la UE y el FMI, y durante ese período logró hacer tres emisiones de bonos.

BES es la empresa más importante bajo el control de una de las familias más ricas de Portugal. El colapso de la confianza de los inversionistas en el BES fue gatillado por las preocupaciones de la exposición del banco a Espírito Santo International (ESI), la matriz con sede en Luxemburgo no listada de las inversiones de la familia. ESI está ahora bajo investigación en Luxemburgo tras la revelación de presuntas irregularidades contables graves y las vulnerabilidades financieras en la empresa. ESI posee 49% de Espírito Santo Financial Group (ESFG), que a su vez es el principal accionista de BES, con 25% de participación. El 10 de julio se suspendieron las transacciones de acciones de BES y de ESFG, con este último citando “continuas y significativas dificultades” en ESI como la razón.

Buscando medidas


BES ha estado tomando medidas en los últimos meses para reducir sus lazos con ESI, apartando provisiones para potenciales pérdidas y separando sus estructuras administrativas de las del grupo matriz. Bajo presión del Banco de Portugal (banco central), Ricardo Espírito Santo Salgado, presidente ejecutivo de BES, y todos los miembros de la familia Espírito Santo dejarían el directorio de BES. Inicialmente, esto se haría efectivo el 31 de julio, pero el 13 de julio el banco central obligó a BES a que hiciera efectiva de manera inmediata la acción. Vitor Bento, un respetado economista y director de la compañía, tomaría el control como presidente ejecutivo, liderando un nuevo directorio sin la familia de su predecesor.

En junio el Banco de Portugal comentó que el planeado cambio en la administración de BES “se hace cargo de sus preocupaciones de que la administración y los organismos auditores de las instituciones crediticias sean independientes y que puedan conducirse de acuerdo con criterios de administración prudentes y sólidos”. No obstante, las preocupaciones sobre la exposición de BES al ESI se mantuvieron y se convirtieron en un propulsor para la venta masiva el 10 de julio cuando el ESI falló en los pagos de vencimiento de deuda de corto plazo.

¿Confianza reinstaurada?


El 10 y 11 de julio, BES y el Banco de Portugal buscaron tranquilizar a los mercados con declaraciones de que a la entidad crediticia estaría suficientemente capitalizada para soportar cualquier pérdida posible derivada de su exposición a ESI sin comprometer su capacidad para cumplir los requisitos de capital.

La declaración presentada por el BES proporcionó más detalles de los que estaban disponibles sobre su exposición a ESI. En ella señalaba que estarían a la espera de la publicación de un plan de reestructuración para el grupo Espírito Santo antes de estimar las potenciales pérdidas, pero reconoció que mantenía una deuda con el grupo por 1.800 mil millones de euros, que se comparan con los 2.100 mil millones de euros que el banco mantiene por sobre el mínimo de 8% del capital ordinario Tier 1 (CET 1).

El banco comentó que no había riesgos para los fondos depositados en el BES, y que no había señales de una fuga de clientes desde BES.

Pese a que los temores del mercado global causados por las dificultades de BES fueron superados relativamente rápido, el episodio resalta las continuas preocupaciones sobre la regulación bancaria en la zona euro. El 11 de julio el Banco de Portugal dejó implícito que los eventos en BES deberían ser vistos como evidencia de que los esfuerzos para limpiar al sector bancario de la zona euro están demostrando ser efectivos. Sin embargo, una interpretación más escéptica podría plantear la pregunta de cómo pudo Portugal haber pasado tres años de rescate financiero bajo la supervisión de la UE y del FMI sin que los riesgos del BCE salieran a la luz. Y ha aumentado la preocupación de que haya debilidades en otros bancos de la eurozona que no han sido reveladas.

El episodio también sirve como recordatorio de que los nexos financieros entre los soberanos de la zona euro y sus sectores bancarios –los llamados “vacíos de la perdición” que empujaron al bloque a la crisis– todavía no han sido cortados. Pese a que el aumento en los rendimientos de la deuda del gobierno portugués el 10 de julio fue menor comparado con los costos de financiamiento hace un par de años, un alza en el rendimiento de los bonos a diez años de 3,6% a 4% en cuatro días, y en paralelo con el derrumbe en las acciones de los bancos, sugiere que los inversionistas aún temen a la amenaza que representan los bancos con dificultades para las finanzas públicas de los estados de la zona euro.

Lo más leído