Por José Manuel Duarte
Como una alternativa para quienes enfrentan condiciones de vulnerabilidad, el Fondo Esperanza –que surgió hace diez años al alero del Hogar de Cristo– ya apoya a 56 mil personas entre Iquique y Chiloé, y para este año la meta apunta a aumentar en un 16% esta cifra, es decir, alcanzar unos 65 mil emprendedores.
Pero el trabajo claramente no ha sido fácil. Según comenta el gerente general de la institución, Juan Cristóbal Romero, “en una sociedad individualista, nuestra metodología llama la atención en los parámetros actuales”.
El método de trabajo que aplica se ha denominado Banco Comunal, donde un grupo de entre 18 y 25 personas que vive en un mismo sector se une para obtener microcréditos. “Son coavales solidarios en el compromiso de pagar un préstamo; sin embargo, cada persona desarrolla su negocio en forma independiente”, afirma Romero.
Con todo, asegura que a una década de la partida de la institución “el balance es, sin duda, positivo”.
- ¿Qué se puede sacar en claro del trabajo de Fondo Esperanza, a diez años de su fundación?
- Hoy podemos decir que nuestra contribución está siendo significativa. En muchos casos somos la única solución para quienes requieren sacar sus negocios adelante y que no cuentan con las condiciones para capacitarse u obtener un crédito productivo a su medida.
- ¿Dónde han focalizado el trabajo de la institución?
- El trabajo de Fondo Esperanza se ha focalizado en los sectores más vulnerables de nuestro país, principalmente en los sectores urbanos y periurbanos de las principales ciudades de Chile. En los próximos años tenemos intenciones de aumentar la cobertura a los extremos de país.
- ¿Cuál es el perfil que han podido observar en las personas que recurren a la institución a solicitar microcréditos?
- Fondo Esperanza atiende a trabajadores independientes mayores de 18 años que viven en sectores de escasos recursos o personas con experiencia comercial que tengan un negocio propio funcionando y con oportunidades de crecimiento.
Cerca del 90% son mujeres y el 45% son jefas de hogar. Asimismo, el 54% de nuestros emprendedores no terminó su enseñanza media. En su mayoría trabajan en rubros de comercio y son personas con una clara convicción de salir adelante (63% de los microcréditos son entregados a personas que trabajan en el comercio minorista, como bazares y ferias libres).
- ¿Cómo es la relación que mantienen con las autoridades que se enfocan en el desarrollo social?
- Mantenemos un lazo con el Fondo de Solidaridad e Inversión Social (Fosis), dependiente del Ministerio de Desarrollo Social, el que nos apoya en la entrega de créditos y soluciones para que nuestros emprendedores tengan mayores oportunidades para salir adelante.
Desde los inicios de nuestra institución que hemos estrechado lazos con los diferentes gobiernos y hemos participado de distintas comisiones de discusión en relación a políticas públicas con respecto a la superación de la pobreza en nuestro país”.
Financiamiento y proyecciones
Dada su condición de financista no tradicional, Fondo Esperanza obtiene sus recursos también de forma no tradicional. Una parte significativa de éstos, sin embargo, provienen de los mismos emprendedores que ayudan: 82,8% de los ingresos de la institución son por concepto de comisiones e intereses de los microcréditos. “Contamos con una tasa de devolución que llega al 99%”, afirma Romero.
El financiamiento restante proviene principalmente de las empresas donantes, entre las que se cuentan AFP Habitat, Sonda, Viña Concha y Toro y JPMorgan, entre otras.
- ¿Han logrado estabilidad en materia de financiamiento?
- De los diez años que lleva Fondo Esperanza, recién en el noveno alcanzó el punto de sostenibilidad. Antes no habíamos alcanzado el punto de equilibrio porque la cartera de clientes no era tan grande como para que pudiera ayudar a cubrir los costos propios del servicio.
A principios de 2011 se concretó una alianza con la Fundación de Microfinanzas BBVA quien pasó a ser un socio estratégico de Fondo Esperanza. Esta Fundación es autónoma del Grupo BBVA y tiene como objetivo la creación y consolidación del microcrédito en Latinoamérica. Esta alianza potenciará el crecimiento de la institución en los próximos años.
- ¿Cuáles son sus proyecciones para los próximos años?
- Se estima que son más de 600 mil los jefes de familia que no cuentan con acceso adecuado para financiar sus emprendimientos, ni con la capacitación necesaria para desarrollar sus negocios y apoyar a sus familias.
Uno de los tantos desafíos que tenemos es cubrir la mayor cantidad de sectores de nuestro país y así apoyar a todos quienes quieran salir adelante a través de sus emprendimientos. Por ello nuestra meta para este 2012 es alcanzar los 65 mil emprendedores a lo largo del país. Y al 2015 queremos llegar a las 100 mil personas para cambiar realmente el paisaje de la pobreza en Chile.
El reto es enorme, pero se hace llevadero cuando se comparte la tarea entre todos, y hoy son miles los que se han sumado a este proyecto con el que se busca cultivar un Chile más justo, basado en la solidaridad y en la confianza. Creemos que es un servicio que está generando un impacto real y está transformando la vida de miles de emprendedores, sus familias y comunidades; y queremos que eso se multiplique.