Después del caso La Polar, que este año cumplió su quinto “aniversario”, se esperaba un verdadero terremoto en los directorios de las empresas chilenas, por lo que varios calificaban como “falta de diligencia” al ocupar el cargo que habían aceptado y la responsabilidad que les cabía en el escándalo. Luego, el caso Cascadas, que ha seguido ramificándose en la investigación por las boletas ideológicamente falsas pagadas por SQM a personajes y empresas vinculados a la política, terminó por hacer que se examinaran con lupa las prácticas y exigencias que debían cumplirse en las mesas que deciden los lineamientos de las compañías, cuyos efectos son absorbidos, finalmente, por sus accionistas.
Sin embargo, el terremoto no fue tal, de acuerdo a un estudio realizado por la firma de head hunting Caldwell Partners considerando información de 35 compañías que integran el IPSA, representando 80% aproximadamente del principal indicador local. Esto pese a que, según recuerda Eduardo Antunovic -managing partner de la oficina en Chile-, a fines del 2012 fue publicada la Norma General 341 por parte de la SVS, tras lo cual se esperaba el ingreso de nuevas caras a los directorios.
Porque cuando se habla de cambiar la efectividad y confiabilidad en el trabajo de estas instancias, explica, lo lógico es pensar que se definirán nuevas normas de actuación para garantizar al público – principalmente a los accionistas minoritarios–, que sus intereses en las empresas abiertas en Bolsa serán adecuadamente manejados y protegidos de abusos.
“Es difícil creer que se pueden cambiar profundamente las formas de operar de un grupo como los directorios, sin cambiar la definición del perfil de quienes hacen parte de ese grupo; la complementariedad de sus miembros y el perfil de los directores”, afirma el ejecutivo, agregando que si cambia el perfil, lo lógico es que también lo hagan las personas y que ocurra un reemplazo importante entre los integrantes.
Según la información recopilada por la firma, después de publicada la normativa por parte del regulador, el reemplazo anual promedio ha sido de 6,9% del total de directores, “lo que no parece ser muy alto cuando se espera un cambio de perfil, y menos aún si consideramos que algunas personas que salieron, continuaron en otros directorios del mismo grupo”, detalla. Esto lleva a que, de hecho, finalmente apenas 4,7% haya dejado de participar en estas instancias.
AFP gatillan cambios
Este año no fueron muchos los cambios de directores que se realizaron en las empresas IPSA analizadas, alcanzando 12 reemplazos. Sin embargo, lo más llamativo es el hecho de que 9 de ellos fueron provocados por las AFP como accionistas minoritarios. “No pareciera que los controladores estén haciendo grandes cambios de quienes los representan en las mesas”, comenta Antunovic.
¿Por qué esta poca renovación? “A diferencia de nuestra historia reciente, el ambiente actual es muy complejo; la economía del país está profundamente afectada y las incertidumbres son muy grandes respecto al marco institucional: Constitución, reforma laboral, tributaria, previsional, y un cuestionamiento generalizado al lucro e incluso a la propiedad privada”, explica, lo cual dificulta que las grandes empresas realicen cambios importantes a su gobierno corporativo.
“Las compañías se están protegiendo, dentro de un ambiente que les es hostil, y en esta situación con mayor razón se gobernarán a partir de las confianzas y lo conocido: no puede esperarse en este momento complejo un cambio importante de las personas que conforman los directorios, pues son ellos los que dan seguridad a los accionistas”, afirma.
Por otro lado, señala que de todas formas es indudable que ciertas exigencias han cambiado, especialmente las relacionadas con la responsabilidad legal, y las empresas han internalizado esta nueva realidad. Así, se percibe un mayor grado de prolijidad en el ejercicio del cargo, “especialmente en lo relacionado a la información, la certeza de sus fuentes, la relación con el mundo político, los stakeholders y en general con el manejo de los riesgos. Entendieron bien que deben ser cuidadosos en la relación y entendimiento de la gestión de los ejecutivos y en los mecanismos de control que se realizan a través de los auditores, tanto externos como internos”.