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Boko Haram, grave problema para Nigeria, África y el mundo

Por: Paula Jullian y María del Pino Gil | Publicado: Viernes 15 de abril de 2016 a las 04:00 hrs.
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de Pareja

Monseñor Kaigama nació en Kona, Nigeria, en el año 1958. Fue nombrado obispo de Jalingo por el Papa Juan Pablo II, cargo que ocupó durante cinco años. En el 2000, el mismo pontífice le pidió que fuera el sucesor del entonces arzobispo de Jos. Desde sus inicios, Ignatius Kaigama ha demostrado ser un valiente defensor de la fe y de la paz en Nigeria, un país acechado por la violencia y la amenaza de grupos terroristas como Boko Haram. Su desempeño hizo que le nombraran Presidente de la Conferencia Episcopal de Nigeria. El arzobispo es uno de los prelados católicos más visibles del continente africano. Con aproximadamente 170 millones de habitantes, la República Federal de Nigeria es el país con mayor población de África y cuenta con ricos yacimientos de petróleo. A la vez, está marcado por diferencias sociales extremas y un alto nivel de violencia. Distintos grupos terroristas buscan desestabilizar la sociedad, como es el caso de Boko Haram, a quien se le atribuye la muerte de más de 20.000 personas y la migración de 2,5 millones. Si bien el secuestro de más de 200 niñas en una escuela en 2014 hizo que su nombre fuera reconocido a nivel mundial. La pasada semana, el arzobispo nigeriano cruzó el Atlántico, de la mano de la Fundación Pontificia “Ayuda a la Iglesia que sufre”, para trasladar a América Latina su testimonio. Revista HUMANITAS tuvo la oportunidad de entrevistarle en su segunda jornada en Chile.

- ¿Cómo es, en Nigeria, la relación entre cristianos y musulmanes? ¿Han convivido en paz alguna vez?

- Desde comienzos de siglo, las relaciones entre cristianos y musulmanes no se han caracterizado precisamente por la armonía. Hubo momentos en los que existió un mayor acercamiento entre nosotros, incluso nos apoyábamos unos a otros. Musulmanes y cristianos acudían a las celebraciones del uno o del otro para ofrecer su ayuda. Es más, los musulmanes cooperaban más con los cristianos que a la inversa. Todas estas situaciones se daban principalmente en el Sur de Nigeria, donde la gente -sobre todo los musulmanes- es mucho más abierta y tolerante e incluso es posible asistir a bodas interreligiosas. Yo he visto con mis propios ojos un matrimonio, ella católica, él musulmán, que asistían juntos a misa y que, durante la consagración, ambos se arrodillaban mostrando su amor y respeto. Estos signos dan cuenta de que no todas las ramas del Islam son extremistas.

Sin embargo, en la zona norte de Nigeria, las relaciones entre cristianos y musulmanes no son tan cordiales. Pero estamos precisamente trabajando en ello. Pienso que la única manera de acabar con el sufrimiento de Nigeria es alcanzar la armonía entre los distintos pueblos. No hay otro camino. Si continúa la pelea, la muerte y el derramamiento sangre, no llegaremos a ninguna parte. Sin embargo, si nos sentamos todos a dialogar, por supuesto que no haremos desaparecer el problema, pero al menos lo podremos aliviar y minimizar. Por tanto, yo voto por el diálogo, y sé que es posible. Conozco a fanáticos de la religión, tanto musulmanes, como cristianos. Nadie se salva. Sin embargo, creo que a nadie se le debería permitir convertirse en un auto-profeta del Cristianismo o el Islam y dictar e imponer sus principios. Yo me decanto por la mayoría moderada, que quiere y aboga por una

coexistencia en paz y armonía.

- ¿Cree que existen los musulmanes moderados? ¿Se puede entender el Islam como una religión de paz?

- Los musulmanes dicen que la suya es una religión de paz. De hecho, cuando saludan, utilizan la expresión “As-salamu alaykum”, que significa “La paz esté contigo”. Según ellos, lo esencial de su religión no es otra cosa que la paz. Pero, como todos sabemos, la religión puede ser manipulada para más de un objetivo. En principio, debería consistir en una relación entre Dios y los hombres, y también entre nosotros. Esta es su verdadera función. Pero, desafortunadamente, no son pocos los que la utilizan con fines políticos, personales, o incluso para herir a otros, lo cual es una verdadera contradicción. La palabra “religión” procede del latín “religare”, y significa unión, vínculo, conexión. No nos habla de destruir, sino de construir juntos. Por eso, necesitamos que la gente entienda bien lo que la verdadera religión es y mostrarle que no es algo que tenga que ver con los sentimientos o con las emociones, y que, por supuesto, nada tiene que hacer con el extremismo; más bien se refiere a lo moderado y comedido, al amor a Dios y a la humanidad entera. La religión está para elevar a una sociedad, no para ser vejada por la violencia.

- ¿Qué hace que tantos jóvenes se adhieran al grupo terrorista Boko Haram? ¿Dónde está su atractivo?

- Las ideologías siempre han existido en historia de la humanidad y no importa cuán insensato o bueno sea lo que defiendan, siempre tendrán gente dispuesta a adherirse a ellas. Echen un vistazo a la historia, piensen por ejemplo en Hitler y en cómo su doctrina, a pesar de las locuras que defendía, fue acogida por todo un pueblo. El proceso de reclutamiento de Boko Haram es muy sencillo. En primer lugar, su líder trata de desmontar todo lo tiene que ver con el Mundo Occidental. Afirmaciones como “La educación occidental ha sido un fracaso”, “La doctrina occidental no nos hacer ser mejores personas, al contrario, nos lleva a lo inmoral” o “La democracia occidental solo ha traído miedo y corrupción a nuestro país” son solo algunas de las más comunes. Tampoco ayuda el que los jóvenes nigerianos, que no pueden aspirar a trabajar o a recibir una buena educación, tengan que soportar constantes casos de corrupción de políticos que, por enriquecerse, les roban su futuro. Ante esta situación, Boko Haram defiende la idea de que solo la imposición de la Ley Sharia podrá devolverles la justicia. De esta manera, se procede al lavado de cerebro de nuestros jóvenes y comienzan entonces a ser teledirigidos. Los extremismos implantan una ideología en el corazón del hombre y, antes de que te des cuenta, te conviertes en un robot capaz de acatar cualquier orden. Por eso, se puede decir que Boko Haram es una formación que ha nacido como resultado de un pueblo frustrado y hastiado por la corrupción de un país.

- Parece que estos grupos extremistas islámicos se apoyan en la idea de que luchan contra algo que se opone a la ley de Dios, según ellos lo entienden. ¿Por qué este elemento aparentemente “religioso” impreso en sus acciones?

- El problema con esta ideología radical hay que verlo de forma distinta. Lo que se da en la realidad es un lavado de cerebro muy profundo, que sufren aquellos a quienes estos grupos extremistas capturan.

Por ejemplo, en algunos lugares de África se recluta a niños de cinco años para convertirlos en soldados. Estos niños son robados de brazos de sus padres y después sometidos a grandes aberraciones, como dejarles sin comer durante una semana o inyectarles drogas. Todo esto les transforma en verdaderos animales salvajes capaces de matar a sus padres, si es que se lo piden, y de hacerlo hasta con gusto. Muchos, ya desde niños, llevan así la ideología radical impresa en su espíritu. La mente humana es muy delicada y es fácil que el demonio la manipule.

- Es posible advertir que, a pesar del sufrimiento de los cristianos en Nigeria, su fe no disminuye sino que aumenta. Es más, se debe decir que es el país de África con más seminaristas.

- La persecución a los cristianos y musulmanes por parte del terrorismo radical no se da en toda Nigeria. No todas las regiones están controladas por Boko Haram. Sin embargo, es cierto que es una amenaza constante para el país que nos afecta a todos, aunque no estén presentes en todas partes. Cualquiera puede sufrir un ataque terrorista en la escuela, en el aeropuerto o en el estacionamiento. Pero, a pesar de todo esto, la vida tiene que seguir adelante. Mi seminario está situado en medio de la comunidad musulmana del sur, y tengo que decir que los musulmanes nos ofrecen siempre su protección. Existe una verdadera relación de paz y cooperación entre nosotros. A pesar de las amenazas y la destrucción causadas por Boko Haram, la vida en Nigeria sigue adelante. Nuestro obispo sigue viviendo allí y, junto a él, los sacerdotes y seminaristas. La pasada primavera, pudimos celebrar la Semana Santa y la gente no tuvo miedo de acudir a las iglesias porque saben que los ataques terroristas no sólo se perpetran en los templos, sino que pueden ocurrir en un supermercado, en la escuela o incluso en tu propia casa. La bomba puede estallar en cualquier momento, pero tenemos el pensamiento puesto en que Dios es nuestra roca, nuestra fortaleza y nuestro refugio.

- ¿Qué explica que haya tantas vocaciones al sacerdocio en Nigeria?

- Previo a la llegada del cristianismo y del islam, los nigerianos habían sido siempre una civilización profundamente religiosa. El pueblo de los Yoruba y el de los Igbos siempre se caracterizaron por este sentir. Tenían sus propios sacerdotes y celebraban distintos ritos a lo largo del año para dar gracias por la cosecha, por una nueva estación o incluso por la lluvia. Lógicamente no profesaban la confesión católica, pero se trataba de una religión que ya reconocía la grandeza y omnipotencia del Altísimo. Para nombrar a Dios, en nuestra lengua utilizamos expresiones como “La Luz”, “El Creador”, “El Todopoderoso”. Incluso todavía nos referimos a símbolos como la piedra o la madera. Todo esto da cuenta de que llevamos la religión en la sangre, en la tradición y hasta en el aire que respiramos. Somos gente profundamente religiosa. Durante la época de la esclavitud, muchos nigerianos fueron llevados desde África hasta América con este fin. Y, a pesar de la horrible situación, estas personas nunca perdieron su fe, ni sus costumbres, ni tampoco sus ritos, al contrario, los llevaron consigo allá a donde fueron. Ahora bien, por supuesto que se encuentran incoherencias en el modo de vivir de algunos nigerianos. Hay personas que son profundamente religiosas, tanto musulmanas como cristianas, pero que después roban dinero al gobierno para comprarse una propiedad en Londres o en París. Por más que grites al cielo “¡Jesús es amor!” o “¡Alá, Alá!”, si después tu actuar no es correcto, de nada valen tus reclamos.

- Algunos piensan que el terrorismo en Nigeria es un problema lejano que no debiera preocupar al resto del mundo. Pero también hay quien considera que una insurgencia local puede convertirse en un problema global. ¿Es Boko Haram una amenaza mundial?

- Sí, lo es. Recuerden la semilla de mostaza de la que hablaba Jesús en el Evangelio. La semilla parecía pequeña, pero luego crecía y se convertía en un gran árbol de mostaza. Esto mismo es lo que está pasando con Boko Haram, con el ISIS y con Al-Qaeda: de ser conjuntos reducidos, han pasado a convertirse en bandas tremendamente influyentes. Creo que ningún grupo terrorista debe ser minusvalorado. Cuando Boko Haram comenzó a actuar, el Gobierno Nigeriano no le prestó ninguna atención. Pensaron que era algo intrascendente: un grupo de excéntricos que nada iba a conseguir. Y los ignoraron. Pero luego Boko Haram empezó a crecer, a expandirse y a crear una red de influencias por todo el continente Así, hasta convertirse en uno de los principales problemas de Nigeria, de África y del mundo entero.

- ¿Qué puede hacer por sus hermanos nigerianos un cristiano común, que vive su religión en paz y en libertad?

- Lo primero que yo pido es que nos conozcan un poco más. Pido que se lean las noticias internacionales, que se lea nuestra historia y que se conozca nuestra situación geográfica. Pido a los medios de comunicación que no se dediquen solo a los sucesos que ocurren en el propio país donde publican, sino que reserven más espacios para hablar de otros países y de otras culturas. Pienso que todos deberíamos abrir nuestras fronteras y echar un vistazo a lo que ocurre fuera de ellas. De esta manera, si ocurre una desgracia en Nigeria, uno será más capaz de solidarizarse con ella, de sentir su sufrimiento y el de sus gentes y de rezar más por nosotros. Y, por otro lado, instituciones como “Ayuda a la Iglesia que sufre” nos pueden proveer de los recursos materiales y espirituales necesarios para seguir adelante. Por tanto, hay muchas maneras de ayudarnos. Vuestro esfuerzo puede contribuir a avivar la fe y la fortaleza de los ciudadanos en muy distintas partes del mundo.

- ¿Alguna esperanza de paz para Nigeria?

- Sí, tengo mucha esperanza. Los nigerianos somos muy optimistas. Somos un pueblo capaz de aguantar muy bien la adversidad. Hemos pasado, a lo largo de nuestra historia, por momentos realmente difíciles, en los que se pensó que había llegado el fin de Nigeria. Pero confío en que las cosas irán mejor. Ahora, después de mucho tiempo, tenemos confianza en nuestros líderes y en el nuevo gobierno que, en los últimos meses, nos han demostrado que quieren lo mejor para el país. Están luchando contra el extremismo religioso y contra la corrupción, los males más grandes que actualmente sufre Nigeria. Y parecen que están consiguiendo buenos resultados. Si todo continúa así, el país podrá ponerse en camino hacia la recuperación y el progreso.

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