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Los desafíos de la Iglesia ante las culturas urbanas

Por: Por cardenal Lluís Martínez Sistach, Arzobispo de Barcelona | Publicado: Viernes 7 de noviembre de 2014 a las 05:00 hrs.
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En un artículo editorial de la prestigiosa revista -La Civiltà Católica- se citaban y analizaban siete características del pontificado del Papa Francisco:

1. un pontificado profético;
2. un pontificado de "encuentro";
3. un pontificado dramático;
4. un pontificado de discernimiento;
5. un pontificado del "pensamiento incompleto";
6. un pontificado de tensión entre espíritu e institución;
7. un pontificado de fronteras y de desafíos.

Algunos de estos desafíos se han hecho presentes en la celebración de la primera fase del Congreso Internacional sobre la pastoral de las grandes ciudades.

El Santo Padre Francisco estuvo muy presente en la preparación del Congreso, la segunda fase tendrá lugar los días 24 a 26 de noviembre en Barcelona.

La exhortación Evangelii Gaudium, nuestra hoja de ruta

La exhortación Evangelii Gaudium ha sido el verdadero background teológico y pastoral de la primera fase de nuestro Congreso. En especial nos han guiado sus números del 71 al 75, titulados precisamente "Desafíos de las culturas urbanas".

"Necesitamos -dice- reconocer la ciudad desde una mirada contemplativa, esto es, una mirada de fe que descubra al Dios que habita en sus hogares, en sus calles, en sus plazas" (EG 71). "Nuevas culturas continúan gestándose en estas enormes geografías humanas, en las que el cristiano ya no suele ser promotor o generador de sentido, sino que recibe de ellas otros lenguajes, símbolos, mensajes y paradigmas que ofrecen nuevas orientaciones de vida, frecuentemente en contraste con el Evangelio de Jesús. Una cultura inédita late y se elabora en la ciudad" (EG 73).

"Se impone una evangelización que ilumine los nuevos modos de relación con Dios, con los otros y con el espacio, y que suscite los valores fundamentales. (...) No hay que olvidar que la ciudad es un ámbito multicultural. (...) La Iglesia está llamada a ser servidora de un difícil diálogo. Por otra parte, aunque hay ciudadanos que consiguen los medios adecuados para el desarrollo de la vida personal y familiar, son muchísimos los 'no ciudadanos', los 'ciudadanos a medias' o los 'sobrantes urbanos'. Esto provoca sufrimientos lacerantes" (EG 74).

"El sentido unitario y completo de la vida humana que propone el Evangelio es el mejor remedio para los males urbanos, aunque debamos advertir que un programa y un estilo uniforme e inflexible de evangelización no son aptos para esta realidad. Pero vivir a fondo lo humano, e introducirse en el corazón de los desafíos como fermento testimonial, en cualquier cultura, en cualquier ciudad, mejora el cristiano y fecunda la ciudad" (EG 75).

Nuestro Congreso se movió entre tres presupuestos que querían tener carácter de imperativos:

a) Un presupuesto antropológico, centrado en la persona humana y en las "culturas urbanas" y los modos de relacionarse y de comunicarse las personas en ellas. "Es la intuición del valor de la inculturación: vivir a fondo lo humano, en cualquier cultura, en cualquier ciudad, mejora el cristiano y fecunda la ciudad (le gana el corazón)", dijo el cardenal Bergoglio al I Congreso Regional de Pastoral Urbana (Buenos Aires, 25/08/2011).

b) Un presupuesto cristológico, centrado en la confesión de la fe en él como Señor y Salvador y en el carácter sanador de su gracia y de su mensaje para todos cuantos se abren a él en la fe; "el que dice que cree en Dios y 'no ve' a su hermano se engaña. Como a Zaqueo, la buena noticia de que el Señor ha entrado en la ciudad, nos dinamiza y nos hace salir a la calle. En Cristo Palabra, Sabiduría de Dios (cf 1Cor 1,30), la cultura (y cada ciudad) pueden volver a encontrar su centro y su profundidad, desde donde se puede mirar la realidad en el conjunto de todos sus factores, discerniéndolos a la luz del Evangelio y dando a cada uno su sitio y su dimensión adecuada" (Bergoglio, ibid.);

c) Un presupuesto pneumatológico y eclesial, expresado en la consolación del Espíritu Santo y el testimonio y acción de una Iglesia dialogante, servidora y samaritana, expresión de su condición maternal y tierna para con todos, pero en especial para con los más débiles y frágiles. "Dios vive en la ciudad y la Iglesia vive en la ciudad. La misión no se opone a tener que aprender de la ciudad –de sus culturas y de sus cambios- al mismo tiempo que salimos a predicarle el Evangelio. Y esto es fruto del Evangelio mismo, que interactúa con el terreno en que cae como semilla. No sólo la ciudad moderna es un desafío, sino que también lo ha sido, lo es y lo será toda ciudad, toda cultura, toda mentalidad y todo corazón humano" (Bergoglio, ibid.)

Itinerario y método de trabajo

Nuestro método de trabajo nos ayudó a conectar con los desafíos del mundo urbano ya que comportaba un esfuerzo de realismo. Se trataba de decantar las líneas de fondo de los retos planteados y de deducir posibles líneas de actuación en orden a la evangelización y a la presencia de la Iglesia y de los cristianos en las grandes urbes.

El primer día intentamos acercarnos a la realidad de la gran ciudad, de la mano de tres sociólogos: Manuel Castells (Berkeley y Barcelona), que aportó un análisis del fenómeno del crecimiento de grandes metrópolis o regiones metropolitanas y sus luces y sus cruces y una visión samaritana de la Iglesia en ellas, si quiere ser instrumento de consuelo para los hombres y mujeres que las habitan. Manuel Castells fue muy claro: nos dijo que lo que hemos de hacer es secundar e imitar el proyecto pastoral que impulsa Papa Francisco. El profesor Marc Augé (París), puso las bases para uno de los puntos del congreso: el eje antropológico. Cómo colaborar en hacer una ciudad más digna de la persona, más humana. Javier Elzo (Bilbao) nos situó, por su parte, ante "las formas de vinculación y de desvinculación en la gran ciudad", poniendo énfasis en la influencia de las nuevas tecnologías digitales de la comunicación como creación de "espacios humanos" en la vida urbana.

El segundo día nos dijo que es posible el encaje del cristianismo en la gran ciudad, porque la primera evangelización se desarrolló en las grandes urbes de entonces. Angelo Di Berardino (Roma) nos situó en el origen urbano del cristianismo en los siglos I-IV de nuestra era, y en la difusión "como por contagio" de la fe, con un especial protagonismo de las mujeres cristianas. De la antigüedad pasábamos al presente, escuchando las sabias lecciones que nos da la Historia cristiana. El ponente Benjamín Bravo (México DF) presentó de manera breve, pero muy vital y convincente, el programa del documento de Aparecida –cuyo principal redactor fue el cardenal Bergoglio- y que ha quedado recogido, ampliado y como universalizado en la exhortación Evangelii Gaudium (en especial en los números 61-109).

A la aportación latinoamericana siguió la Europea, ofrecida por Luca Bressan (Milán), el cual con una de aquellas citas bíblico-contemporáneas de las que tenía el secreto el cardenal Carlo María Martini, nos dijo que la Iglesia en la megápolis actual se encuentra como un Jonás enviado a la ciudad de Nínive para convertirla, pero desorientado y a punto de ser tragado por el mar y por sus monstruos. También nos pidió tener el coraje y la inteligencia de David ante Goliat. El Evangelio tiene, también hoy, su encaje en la gran ciudad, porque este hombre actual, urbano y secularizado, es también un hombre religioso, que por lo menos se pregunta sobre el sentido de la vida.

"Dios vive en la ciudad"

Iniciamos el tercer día recordando un discurso emblemático para nosotros del entonces cardenal Bergoglio, el 25 de agosto de 2011 en el primer Congreso Regional de Pastoral Urbana. Cuando dijo que "Dios vive en la ciudad" y añadió que en sintonía con el Evangelio, la afirmación feliz de Aparecida (V Conferencia general del CELAM, de 2007) dice que "la fe nos enseña que Dios vive en la ciudad; es una respuesta de fe ante el desafío inmenso que representan las ciudades actuales. Nos lleva a querer recomenzar desde el encuentro con Cristo y no desde posturas eticistas o ilustradas. El cristiano de hoy no se encuentra más en la primera línea de la producción cultural, sino que recibe su influencia y sus impactos".

El tercer día nos centró en la evangelización de la gran ciudad. Jean-Bosco Matand (Kinshasa), analizó el impacto de la persona y del mensaje de Jesús en las "grandes ciudades" que él visitó, y cómo la cuestión es cómo hacer que los hombres y mujeres reciban el testimonio de la salvación del Señor y de que es Aquél en quien todo lo creado tiene su consistencia y su plenitud. En la segunda y tercera ponencias del último día, una vez más, Latinoamérica y Europa se complementaron. Alphonse Borràs (Lieja) planteó toda una metodología de la evangelización en medio de las culturas urbanas. Se aplican sistemas de lenguaje y de comunicación que no tienen carta de ciudadanía en el medio urbano. Es el caso, por ejemplo, de vocablos como "anuncio", "nueva evangelización", "destinatario", "enseñanza", "doctrina" y otros, frente a palabras más adecuadas como son "comunicación", "interlocutor, "diálogo", "conversación". Una vez más, como dijo el experto Antonio Spadaro, vimos cómo las nuevas tecnologías de la comunicación crean un verdadero "ambiente o medio humano" en el que la Iglesia ha de entrar en actitud de humildad, servicio y diálogo. No es pequeño el desafío. Ya no sirve aplicar rígidamente el esquema clásico emisor-receptor; se impone el coloquio interactivo en círculo.

La última ponencia de la primera fase del Congreso- tuvo carácter de síntesis. Versó sobre "la misericordia maternal de la Iglesia con los pobres en las megaurbes". Carlos María Galli (Buenos Aires) nos invitó a poner muchas más atención en los hechos que en las palabras, en los lenguajes no-verbales que en los razonamientos meramente lógicos, en la simbología más que en las lenguajes especulativos. Presentó la opción por los pobres en la archidiócesis de Buenos Aires. Nos habló de una Iglesia más maternal por el origen del conferenciante y por la sintonía objetiva de su exposición con los retos que afronta el Papa Francisco.

Un encuentro histórico

La primera fase del Congreso, ha motivado un encuentro que se puede calificar como histórico, en especial entre representantes de la teología pastoral de América Latina (Bravo, Galli) y de Europa (Borràs, Bressan), con la tarea mediadora y anfitriona de la Arquidiócesis de Barcelona.

Gracias a la participación del teólogo y pastoralista Carlos Maria Galli -autor del libro "Dios vive en la ciudad" (Ágape Libros, Buenos Aires, 2011), hemos tenido acceso directo al movimiento de reflexión teológica y de praxis pastoral que viene de los años 70 del siglo pasado y del cual el Papa Francisco es un exponente visible tanto en su actuación como en su magisterio -en especial en Evangelii Gaudium-. Una teología que tiene en cuenta más el eje antropológico y cultural que el económico, sin descuidar este último, y que se decanta hacia una mayor valoración de la religiosidad popular para educarla cristológicamente y enfocarla hacia la liberación social.

La Iglesia "en salida" que propugna el Papa –Iglesia "hospital de campaña", Iglesia no autorreferencial y burocrática, sino misionera- se concreta para nosotros en Europa en el esfuerzo por ir al encuentro de las diversas "culturas" que conviven en esta gran área metropolitana y que expresan con diversos lenguajes y simbologías el intento de sus ciudadanos de "dar sentido a su vida", en situaciones difíciles y en las situaciones límite que a menudo se dan en el mundo urbano, en muchos aspectos más frágil que el mundo rural, especialmente ante las necesidades materiales de las personas.

Un reto y una oportunidad

Esto nos impone mucha humildad y mucho diálogo para responder a las variadas expresiones de las culturas urbanas: espiritualidades y terapias alternativas, movimientos de reivindicación ciudadana, agrupaciones en torno a la práctica del deporte o del arte, nuevas formas de solidaridad entre vecinos y conciudadanos. Todo ello con un objetivo: poder inculturar –o aculturar, o "encarnar" en lenguaje cristiano- la oferta de Jesucristo y de su Evangelio en lenguajes, actos y símbolos cercanos y expresivos para estas sensibilidades.

El reto puede ser también una oportunidad. Lo expresó el profesor Manuel Castells (Berkeley y Barcelona), sociólogo de referencia mundial, cuando nos invitó a "apoyarnos en el ejemplo y la palabra del Papa Francisco. Vivir como él vive, escuchar como él escucha, obrar con decisión como él hace".

Como conclusión de su disertación dijo: "La historia de la Humanidad es una lucha perpetua entre el Bien y el Mal. Cada construcción humana, entremezcla elementos de esta lucha en cualquier dimensión y forma de la existencia. Nuestro nuevo entorno de vida, nuestro hábitat del siglo XXI, caracterizado por una urbanización mayoritaria, apoyada en una red global de grandes metrópolis, expresa la capacidad de la especie para el progreso, así como para su autodestrucción. En esta lucha se debaten los miles de millones de personas que viven en las grandes ciudades, buscando el apoyo de la religión para encontrar el camino del Bien frente a las oleadas destructivas del Mal que torturan su existencia. La Iglesia Católica tiene ante sí un gigantesco desafío. De cómo lo afronte depende el que sea instrumento divino para remediar el dolor del mundo, o que los humanos busquen otras sendas para su salvación cotidiana".

Se trata de una iniciativa que está abierta, en la futura segunda fase, a los pastores de las grandes metrópolis de los cinco continentes. A la luz de las aportaciones de los expertos, reflexionaremos como inciden en la evangelización y en actuación de la Iglesia en las megaurbes y nos ayudaremos aportando nuestras experiencias pastorales. Este será el trabajo que realizaremos los pastores en Barcelona, y que concluirá en Roma en audiencia con el Papa Francisco el 27 de noviembre.

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