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Cuando la innovación es un deporte de contacto

Paola Piña, presidenta Fundación Tcuido y directora Marketing y Mercados de KPMG

Por: Paola Piña, presidenta Fundación Tcuido y directora Marketing y Mercados de KPMG | Publicado: Jueves 18 de febrero de 2021 a las 15:32 hrs.
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Paola Piña, presidenta Fundación Tcuido y directora Marketing y Mercados de KPMG

Las innovaciones tecnológicas han aportado muchos beneficios a lo largo de la historia, como ayudar a las personas a vivir más tiempo o aumentar el acceso a la información más allá de las fronteras, pero el COVID-19 la ha situado como el pilar fundamental para conectar a las personas y las comunidades, además de por supuesto haber acelerado la transformación digital de todos los aspectos de nuestra vida. Desde el principio se hizo evidente que requeriríamos como nunca de la tecnología, pero también de la cooperación para enfrentar la incertidumbre y las nuevas necesidades.

Hoy las industrias y organizaciones enfrentan una multitud de retos. Tanto una alta incertidumbre general, como procesos de adaptación en muchas áreas diferentes al mismo tiempo. Si bien la gestión eficiente y los datos pueden ayudar a aportar claridad en un entorno que cambia a diario, serán valores intangibles los necesarios para adaptarse con la velocidad y la agilidad correcta.

Innovar requiere de la unión y el contacto de las partes y miradas, resultantes del trabajo en equipo que permita extraer las cualidades individuales, potenciar los talentos y las buenas ideas. Se requerirá para ello de liderazgos con capacidad de persuasión, asertividad y de comunicación que congregue. Líderes interesados en escuchar, que compartan más información con sus equipos y que puedan capturar, incorporar e integrar las distintas perspectivas, materializando desde el liderazgo un punto de vista que se ve fortalecido con la participación de otros, para luego tomar las mejores decisiones. Cualidades que tradicionalmente fueron sofocadas por características de liderazgo más tradicionales, y que hoy, en un escenario impensado, son las que más se necesitan.

Sumar estas habilidades gerenciales continuará impulsando la búsqueda de mujeres para el ejercicio de liderazgo, poniendo de manifiesto no solo el valor de la diversidad en las posiciones ejecutivas, sino específicamente la valía y la contribución que las mujeres desde posiciones de poder pueden otorgar a la capacidad de respuesta, la visibilidad de los talentos, la adaptación y la flexibilidad que hoy se requiere.

El factor género ya no solo es una tendencia, sino que también es la fuerza catalizadora que dará nueva forma a las organizaciones, aquellas que sobrevivirán y tomarán las oportunidades que dejará atrás esta crisis. Una fuerza que veremos caracterizada en el trabajo colaborativo que estimula el "contacto" que se requiere para la innovación, que diferenciará a las organizaciones exitosas de aquellas que no lo serán. Asimismo, si sumamos la incidencia en las decisiones de compra que representan las mujeres (según todo tipo de estudios), las sitúa en un lugar de privilegio a la hora de desplegar nuevas soluciones o supervisar el desarrollo de productos innovadores.

Priorizar la escucha y promover la participación tomará mayor importancia, en especial cuando innovar se trata de un deporte de contacto, donde el mejor equipo será mixto, porque la complementariedad de estilos de liderazgos diversos permitirá catapultar a las empresas a un nuevo saber y hacer, que responderá mejor y de manera más integral e inclusiva a las necesidades del mercado y la sociedad, donde finalmente todos trabajemos juntos.

 

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