Click acá para ir directamente al contenido
Columnistas

Desigualdad

Ignacio Cruz Director de empresas conscientes

Por: Equipo DF

Publicado: Martes 22 de marzo de 2016 a las 04:00 hrs.

Al querer reflexionar sobre desigualdad lo primero que se me viene a la cabeza es la cifra recientemente publicada en el estudio de Credit Suisse "Global Wealth Data Book 2015" que señala que el 1% de los adultos con mayor patrimonio en el mundo poseen la misma riqueza económica del 99% restante. Según el estudio, en 2010 el 1% tenía el 44% del patrimonio mundial y el 99% restante el 56%. Llaman la atención estas cifras cuando vemos que hay cerca de 1.000 millones de personas que viven en condiciones de indigencia y cuyo patrimonio es casi nulo. La realidad chilena, aun cuando esas diferencias no sean de la misma magnitud y hayamos ido progresando en la disminución de la pobreza extrema, es igualmente preocupante.


Las cifras de desigualdad y de pobreza extrema reflejan una situación que puede ser una bomba de tiempo. La desigualdad no es sólo económica, pues se vive en muchas otras dimensiones: educación, salud, acceso a la cultura, a servicios básicos, en las oportunidades de optar a un empleo de calidad, en la segregación de las ciudades y, en definitiva, en la calidad de vida y el ejercicio de los derechos de las personas.


Esta situación es insostenible por mucho tiempo y me parece inmoral el que no hagamos nada por solucionarla. Este debe ser el peor de los problemas de nuestra sociedad y el resolverlo debería ser prioritario. Tomar acciones para corregir estas situaciones es tarea de todos y debemos empezar por mirar a nuestro alrededor, entender la realidad del entorno y hacernos cargo de las diferencias sociales que nosotros mismos estamos creando. Necesitamos avanzar poniendo al centro de nuestro accionar a las personas preocupándonos de darles cada vez mayor valor. Pero valor en su ser y no en el tener, valor en su ser social que es parte de un colectivo en el que todos participamos.


Los empresarios deben poner al centro de sus negocios a las personas, tanto internas como externas, y privilegiar el bien común. No más avaricia sino generosidad.


Los políticos deben poner al centro de su accionar a las personas, tanto a quienes los apoyan como quienes no, y actuar con sentido de servicio público. No más la lucha por el voto ni la embriaguez del poder sino humildad y vocación de servicio.


Los ciudadanos debemos abandonar el individualismo y egoísmo para incorporar la fraternidad y colaboración para una convivencia más armónica en la que todos podamos enriquecernos.


La desigualdad es abono para la desconfianza que tiene quebrada nuestra sociedad, por lo que la tarea no sólo es importante sino que hoy es urgente!

Te recomendamos