¡Viva el realismo! Dirán algunos, ya que por esa vía por fin pareciera que empieza a surgir la sensatez de entender que la cantidad, simultaneidad y profundidad de las reformas son impracticables, tal como lo advertían hace meses el mercado, parte del mundo político, la opinión pública -con su rechazo- y varias de estas columnas atrás. Es curioso que el país tenga que pararse, para que se pueda entender una realidad tan evidente.
¡Viva el realismo! Sostendrán otros, porque pareciera que el silencio de los moderados terminó y comienzan a imponerse sobre las retroexcavadoras que rugieron a todo motor desde que la Nueva Mayoría asumió el Gobierno. Porque resultaba curioso, por decir lo menos, que los mismos que gobernaron durante 20 años vinieran a destruir las bases de un camino al desarrollo que todos admiraban.
¡Viva el realismo! Dirá el Ministro de Hacienda, porque en un par de meses mas tendrá que presentar la ley de Presupuesto -que será un test de realismo puro- con una recaudación muchísimo menor a la esperada. Rodrigo Valdés bien sabe que no saldremos de esta crisis de confianza solo con más gasto público, endeudándose o con mayor déficit fiscal.
Y será enfrentar una realidad que también se advirtió hasta la saciedad hace meses: una reforma tributaria anti crecimiento terminaría recaudando menos y siendo más inequitativa.
Gracias al "realismo", nos anuncian ahora un segundo tiempo del segundo gobierno de la presidenta Bachelet. Ahora ya no son una Nueva Mayoría, como señaló con razón Gutenberg Martínez por estos días al constatar que perdieron la mayoría. Y el Gobierno anuncia un nuevo slogan, que suena más inclusivo: TODOS por Chile. Pareciera que llama a los más moderados y no a los más extremistas. Si en algo hay que sacarle el sombrero a la Concertación y la NM, es que son insuperables en crear consignas para seguir haciendo, en el fondo, más de lo mismo... Ese es el problema.
Cuando se aprovecha políticamente el realismo, no hay un acto de coraje o liderazgo político. Sólo se posterga lo anunciado. No lo podemos hacer ahora, lo haremos mañana. Es solo una estrategia. Es el más simple sentido de sobrevivencia política que dice "vamos por mal camino y nos pueden volver echar del gobierno, ¡seamos realistas!".
Es por esto que no va a cambiar el escenario político, económico y social. El gobierno y la NM aún no quieren aceptar el nivel de malestar que hay en el país. Todas las reformas emblemáticas del actual gobierno, sin ninguna excepción, cuentan con un categórico rechazo en las encuestas de opinión pública más serias del país. Y los niveles de desaprobación de la Presidenta y su Gobierno se deben precisamente a insistir en esas reformas -mal hechas- que la ciudadanía reprueba. Por eso, uno se pregunta qué análisis o reflexión han hecho sobre esta realidad del país y qué nos llevó a estar así. ¿Tienen un diagnóstico común de por qué llegamos a esta situación? Pareciera que nada de ello ha ocurrido.
Reconozco que me cuesta subirme al carro del ¡Viva el realismo!. Soy pesimista, porque si ya se ha generado tanta incertidumbre para invertir, en muchos sectores de nuestra economía -lo que nos llevará a tener un crecimiento muy mediocre-, anunciar que se dejarán muchas de estas reformas para el próximo gobierno, no hace mas que profundizar las incertidumbres y alargarlas en el tiempo.
Lo que le falta a la NM es que de verdad viva el realismo. Los chilenos lo están viviendo. Que anuncien que las reformas malas no se harán, ni en este ni en el próximo gobierno. Así de simple. No planteo el inmovilismo. Discutamos buenas políticas públicas con el mayor consenso posible. Que los técnicos vuelvan a tener sus espacios. Volvamos a los cambios que pide la gente sensata del país, nuestra clase media, las pymes, la gente de esfuerzo, que quieren correcciones a muchas cosas, pero de ahí a la "reformitis" que les dio a los de la NM, presionados especialmente por el PC, hay un mundo de diferencia.
Ojalá la NM viva el verdadero realismo que hace falta. Ello los llevará a formular los cambios sin la mirada ideológica con la que han elaborado prácticamente todas las reformas. El realismo es incompatible con las hegemonías ideológicas.