Cuando lo personal se confunde con la jefatura de Estado
GABRIELA CLIVIO Economista, Socia Vios Consulting
El término Brics fue acuñado en 2001 por el economista del banco de inversión Goldman Sachs, Jim O’Neill, como parte de una tesis de inversión que no prosperó. Sin embargo, Brics ha perdurado como un anacronismo que hace referencia a las economías emergentes más relevantes: Brasil, Rusia, India y China, a las que luego se sumó Sudáfrica. Hoy, este bloque representa cerca del 40% del PIB mundial y más del 50% de la población global, consolidándose como un actor clave en los foros internacionales. La incorporación en años recientes de Irán, Arabia Saudita, Egipto y los Emiratos Árabes amplió su influencia económica y geopolítica.
En julio de este año, se celebrará en Río de Janeiro la cumbre de los países Brics. El Presidente de Brasil, Lula da Silva, ha extendió una invitación al mandatario chileno -con quien tiene una relación muy cercana- para que participe. La decisión de asistir del Presidente Gabriel Boric ha desatado un intenso debate político en el Congreso, donde se cuestiona la conveniencia de que el país acuda a un foro donde participarán países como Irán y Rusia, en un momento en que las tensiones internacionales están al máximo, por el conflicto en Ucrania y las acciones militares de EEUU en Irán.
“El Presidente Boric ¿asiste a la cumbre Brics por los beneficios económicos que podría traer al país o por motivaciones más bien personales?”.
Desde el punto de vista diplomático, la invitación de Brasil podría interpretarse como una valiosa oportunidad para que Chile estreche lazos con la economía más grande de la región y otros miembros clave del Brics, como China e India.
Sin embargo, las decisiones diplomáticas de un Jefe de Estado no deben confundirse con actos personalistas, especialmente cuando éstas involucran la representación de un país y sus intereses estratégicos. Es fundamental que cada paso se analice desde la óptica de los intereses nacionales y que no sea un reflejo de las relaciones personales entre mandatarios.
El Presidente Boric enfrenta un dilema complejo: ¿está tomando esta decisión en función de los beneficios económicos que podría traer para Chile o la motivación detrás de su participación responde más a motivaciones personales, buscando alinear al país con una coalición que podría ofrecer alternativas a la creciente influencia de Estados Unidos?
En el contexto actual, participar en esta cumbre puede poner a Chile en una posición incómoda, al ser percibido como aliado de países que se enfrentan con sus socios comerciales tradicionales. Es crucial que Chile, al considerar su asistencia adopte una postura pragmática, que le permita además asegurar sus intereses económicos y comerciales.
Si bien las relaciones personales entre líderes son parte integral de la diplomacia, un Jefe de Estado debe ser capaz de separar sus intereses personales de los intereses de la nación. El desafío de Boric será, entonces, garantizar que su participación en este foro se base en objetivos claros y beneficios tangibles para Chile, sin caer en decisiones influenciadas por factores externos o relaciones personales que puedan resultar contraproducentes.