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Más trabajo, menos empleo

SEBASTIÁN PARGA Socio Canales_Parga Abogados Laborales

Por: SEBASTIÁN PARGA | Publicado: Jueves 25 de febrero de 2021 a las 04:00 hrs.
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SEBASTIÁN PARGA

Esta frase podría resumir las cifras del mercado laboral en Chile y el mundo, especialmente después de la pandemia, pero en realidad, es una tendencia mundial desde hace años.

El actual modelo de relaciones laborales -que nos parece esculpido en piedra- tiene su origen recién en el siglo XIX de la mano de la última revolución industrial y se sustenta en un empleo físico, en el que se paga por "estar" y no por objetivos, donde el empleador es claro y definido, donde la subordinación es evidente y la relación asimétrica entre las partes es indudable.

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¿Ha cambiado este modelo? Por supuesto que sí y las legislaciones de los países también lo han hecho, pero desde hace unos años el desafío es aún mayor con el imparable y exponencial crecimiento de las plataformas digitales, el trabajo a distancia y el tremendo interés de los jóvenes por trabajos más flexibles. Qué duda cabe que existe un cambio de mentalidad en las últimas décadas de la que nos debemos hacer cargo. ¿Quién busca un trabajo para toda la vida? Lo que era una aspiración hace 50 años, ya no lo es y el "trabajar cuando quiero" está muy valorado entre las generaciones jóvenes.

El sistema de las plataformas digitales permite casos como el que viví hace algún tiempo donde una chofer que me llevó -dueña de casa- después de dejar a los niños en el colegio trabajaba en Corneshop y Uber hasta que los volvía a buscar. Ella quería y necesitaba un trabajo flexible que le permitiera no tener obligaciones preestablecidas y eso era lo que tenía.

Estas plataformas dan trabajo y generan riqueza, pero no son acordes al rígido modelo de relación laboral existente. ¿Debemos matar entonces un trabajo por el simple hecho que no se enmarca dentro del formato establecido? Creo que no es lógico ni aceptable. Las personas están mucho más empoderadas ahora que antes y tienen las herramientas necesarias para poder decidir un sistema de trabajo. Encuadrar este nuevo sistema de trabajo al modelo tradicional de empleo es intentar tapar el sol con un dedo y prohibirlo es desconocer un proceso imparable.

La pandemia ha evidenciado aún más que trabajo no es sinónimo de empleo asalariado y este es un desafío que tenemos entre manos y del que debemos ser creativos para definir las bases de las relaciones laborales de las próximas décadas. El pensar que estamos aún en 1950 es un error. Muchas personas no quieren rigidizar honorarios y sí quieren tener un ingreso adicional que dependa de su disponibilidad e interés.

Actualmente, la declaración de existencia de relación laboral se debe ver caso a caso. Esto era razonable cuando los trabajadores independientes eran la excepción, pero ahora formas completas de trabajo funcionan de esta manera, por lo que -para certeza de todos- debe legislarse para dar cabida a este nuevo sistema de trabajo. Esperemos que cuando ello ocurra la discusión sea sin sesgos, sin defender posiciones y buscando ideas creativas que vayan con los tiempos futuros y no con los aires pasados. Esperemos estar a la altura de una necesidad cada vez más apremiante: trabajar tranquilamente sin ser empleado.

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