El 26 de abril de cada año se celebra el día mundial de la propiedad intelectual. En Chile nos hemos sumado a esta celebración y hemos ido entendiendo poco a poco la relevancia de este concepto, cuyo objetivo es promover la creatividad y la innovación en los países. Sin embargo, el concepto de patentar aún sigue siendo críptico para muchos.
Las patentes son un derecho exclusivo que concede cada país para la protección de una invención. Estos derechos le otorgan al titular de la patente el permiso para utilizar o explotar la invención y restringe su uso por terceros, sin autorización.
El proceso para patentar depende de cada país, pero en general es bastante complejo. Por ejemplo, el proceso desde que se solicita una patente hasta que se otorga es de aproximadamente cinco años. Chile ha hecho esfuerzos importantes por simplificar los procesos y por reducir los costos asociados. Para ello en enero de 2009 creó el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (Inapi) y con ello se dio un nuevo impulso a lo que el país venía haciendo en estas materias. Por otro lado, Chile posee una ley de propiedad intelectual que ha sufrido algunas reformas desde su creación en 1970, no exenta de polémicas. Una de las preguntas que surge es si las patentes son un medio o un fin en sí mismo.
Pocas dudas existen en que las patentes son sólo un medio para aumentar la innovación y por ende la competitividad de los países, lo relevante es poder utilizar esas patentes para la generación de nuevos bienes y servicios que se encuentren disponibles para la sociedad.
Sin embargo, en economías como las nuestras, que aún nos encontramos en una etapa de desarrollo con respecto a la innovación, es muy necesario seguir impulsando la protección a través de este medio. Para ello es fundamental que el país entienda la importancia de las patentes, que el Estado incentive la protección de las invenciones, sobre todo de aquellas que han sido creadas con fondos públicos, que las universidades entiendan la relevancia de estas materias y establezcan políticas internas claras al respecto, y por sobre todo que las empresas se sumen a esta compleja cruzada, invirtiendo más en I+D y fortaleciendo el lazo con universidades y centros de investigación.