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Columnistas

Víctimas o protagonistas

Por: Equipo DF

Publicado: Viernes 26 de abril de 2013 a las 05:00 hrs.

¿Cuántos de nosotros pensamos que las cosas habrían sido distintas si hubiésemos tenido la suerte de contar con los recursos y las personas adecuadas en el momento adecuado? ¿Cuántos de nosotros estamos convencidos que han sido precisamente las circunstancias, aquellas variables externas que no controlamos, las que nos impidieron llevar adelante todas esas cosas geniales que tanto soñamos?


El gran dilema de este asunto es que simultáneamente otro grupo de personas, que enfrentó un entorno parecido al nuestro, pero que a lo mejor no contó ni con la mitad de nuestros recursos, ni con el apoyo de las personas con las que nosotros sí pudimos contar fue capaz de hacer realidad sus sueños y concretar sus ideas geniales.

Es decir, existen personas que ven sólo oportunidades donde otros ven sólo dificultades, y que invierten su energía en encontrar el porqué sí se puede y no en el porqué no se puede.

El creer que las cosas dependen de uno mismo invita al movimiento, a la acción; en cambio pensar que son resorte de otros nos lleva a esperar, a la pasividad. Es lo que ocurre con los deberes, éstos dependen de nosotros por lo que nos obligan a actuar con energía y convicción. ¿Qué hace la diferencia entre una y otra actitud? Creo que simplemente una opción: la de jugar el juego no como víctimas sino como protagonistas.

Y es aquí, en este concepto tan simple, que está la madre del cordero. El protagonismo, como me decía un músico que tuve la suerte de conocer, es la convicción de que las cosas pasan porque uno así lo quiere a pesar de las circunstancias adversas y de la aparente certeza de que no contamos con todos los recursos. Es la voluntad de hacer las cosas hoy y no mañana y, sobretodo, asumir que los cambios parten de uno mismo, en definitiva, de creer que aquello que vemos como imposible es posible.

No hay duda que el protagonismo es el sello de las personas libres, de aquellos que se rebelan a ser prisioneros de los demás, de las circunstancias, del presupuesto, de las jefaturas y de los cientos de “es que” que escuchamos como excusa a diario. Son personas que no están dispuestas a esperar que otros decidan su futuro. Si logramos extender esta actitud de protagonismo como una plaga en nuestras empresas, y en cada uno de nosotros, haremos de Chile un país más próspero.

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