Periodismo de soluciones

Acciones en el territorio y capacitación a comunidades, soluciones efectivas para prevenir siniestros forestales

Cortafuegos, pastoreo preventivo y preparación de comunidades en zonas vulnerables han tenido impactos positivos en la gestión de riesgo de incendios en Chile y España.

Por: Alejandra Rivera | Publicado: Viernes 10 de febrero de 2023 a las 04:00 hrs.
  • T+
  • T-
Uno de los programas más efectivos de la Conaf es el trabajo con las comunidades que habitan en zonas de riesgo.
Uno de los programas más efectivos de la Conaf es el trabajo con las comunidades que habitan en zonas de riesgo.

Compartir

En pocos días la zona centro sur del país se prendió en llamas. Hasta ahora, es el segundo megaincendio más agresivo tras los eventos de 2017, con casi 300 mil hectáreas quemadas. Bomberos, brigadistas, aviones e innovaciones no dan abasto para controlar los focos de llamas.

Si bien el 90% de estos eventos son generados por la actividad humana, la sequía, el alza en la temperatura y las olas de calor derivadas del cambio climático están aumentando su frecuencia, intensidad y extensión. Frente esta tormenta perfecta, las soluciones de prevención más comunes son los cortafuegos y franjas libres de vegetación, pero hay otras intervenciones a nivel de territorio -complementarias-, como el pastoreo preventivo y la capacitación de comunidades, las que han tenido buenos resultados en España y Chile, respectivamente.

Claudia Alonso, investigadora del Centro del Clima y la Resiliencia (CR)2 explica que el 60% de los incendios ocurre en la interfaz urbano-rural. Dice que el país tiene un plan de ordenamiento territorial que entrega las bases para ordenar el paisaje y territorio tomando en cuenta los riesgos de cada geografía, pero se debe cambiar la forma de construir en estos sectores, donde hay mucha infraestructura de material ligero, que contribuye a la propagación del fuego.

Alonso comenta que un caso de éxito a replicar fue la reconstrucción de Santa Olga en la Región del Maule, que tras ser destruida por los incendios forestales de 2017, fue levantada con estructuras de cemento, y bajo la óptica de infraestructura resiliente al fuego. “Tiene un parque, un bosque nativo, que sirve para hacer frente a grandes incendios. Esto podría escalarse” , plantea.

Zonas libres de vegetación

El jefe del departamento de prevención de incendios forestales de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), Rolando Pardo, explica que tienen varios programas y líneas de acción en prevención, entre ellos, 24 equipos en terreno para entender las causas de los eventos. A partir del análisis de 590 incendios, concluyeron que la gran mayoría está asociado a actos negligentes en el manejo de fuentes de calor o equipos.

Esta información sirve de base para implementar las rutas de trabajo y programas de la Conaf. Entre los más efectivos, señala, está el trabajo con las comunidades y los cortafuegos, que evitan que las llamas se propaguen a zonas pobladas.

“Los cortafuegos son superficies de terreno en los cuales se elimina la vegetación hasta el suelo mineral, de un ancho promedio de un metro hasta 10 metros y con ellos se busca que no exista continuidad entre los árboles, los matorrales y los pastos, lo que requiere un manejo asociado a podas en la parte baja de los árboles y relevos para eliminar esta continuidad” , explica Pardo.

Los cortafuegos, las áreas libres de vegetación y espacios de amortiguamiento, son parte del programa de Silvicultura preventiva de la Conaf, donde trabajan con el ministerio de Obras Públicas, las compañías eléctricas, las forestales y los municipios, en el análisis de riesgo para definir las zonas que requieren este tipo de solución.

Cuenta que hoy existen 3.100 kilómetros de cortafuegos en el país y el plan es ejecutar 1.100 kilómetros en 2023 entre las regiones de Coquimbo y Magallanes, para proteger centros poblados y mantener los caminos libres de vegetación para que sean vías de evacuación real en caso de incendio.

Los cortafuegos se realizan entre noviembre y febrero, y si bien son efectivos para mantener el fuego a raya, no todos pueden ser permanentes ni son una solución para cualquier territorio. “Si lo hacemos en Valparaíso, a la semana estará poblado con nueva infraestructura” , advierte Pardo.

Explica que los propietarios de bosques nativos o plantaciones deben tener un plan de manejo que incluye cortafuegos, los que deben cumplir una pauta técnica que fue definida en conjunto con la industria y la academia. “El objetivo de aquí a 10 años es que todos los predios forestales que tienen planes de manejo deben usar estas medidas técnicas, pero a partir de la emergencia actual, tenemos que ver si son suficientes para contener o amortiguar los incendios forestales” , dice Pardo.

La gran complicación, agrega, no tiene que ver con los propietarios de predios, “sino con los inversionistas forestales quienes colocan una plantación y solo esperan tener el máximo de rentabilidad al final de la rotación, vale decir a 20 o 25 años, y en el proceso no realizan acciones mitigatorias como cortafuegos”.

Frente a este tema, Alonso, del (CR)2, plantea que la separación entre bosques exóticos y viviendas debe ser de al menos cinco kilómetros, porque frente a un alza de temperaturas, “las esporas de los pinos salen disparadas” , como aconteció en 2017, afirma.

Comunidades preparadas

Pardo comenta que una de las acciones más efectivas es el trabajo con las localidades y destaca al programa de la Conaf “Comunidades preparadas frente a incendios forestales” , el que busca generar resiliencia y resistencia frente a estos eventos.

“Con las condiciones metereológicas asociadas al cambio climático, los incendios van a ser cada vez más agresivos y con mayor capacidad de daño, lo que colocará en estrés al sistema de protección civil. Por lo tanto, se requiere enseñar y entregar herramientas a las familias” , afirma.

La iniciativa está orientada a comunidades que habitan en la interfaz urbano-rural que están en “alto riesgo” y que tienen cierto nivel de organización. Consiste en al menos cuatro talleres y actualizaciones anuales, donde se les enseña a preparar sus viviendas y el entorno, a cómo reaccionar de manera comunitaria frente a un incendio forestal y a establecer procesos de evacuación y refugio frente a un evento.

El programa partió en 2014 y a la fecha han capacitado a 237 comunidades con las que trabajan de manera permanente, a las que cada año se suman 40, en promedio, en todo Chile. “Es un trabajo de mediano a largo plazo, una comunidad queda absolutamente preparada después de cuatro o cinco años de entrenamiento” , dice Pardo.

En términos de impacto, si bien proyectan tener una evaluación durante 2023, el experto señala que el éxito se puede medir en las localidades que no registran eventos en el último tiempo, como San Pedro de Melipilla y otras en las regiones del Biobío y de La Araucanía. “Incluso hay casos de vecinos que se protegieron en comunidades que ya estaban preparadas, como fue el caso de Popeta”.

Entre las localidades que ya tienen cuatro años de capacitación, Pardo menciona la comunidad de Aguila Sur, quienes “establecieron sus propios sistemas de detección de incendio, tienen fuentes de agua, los vecinos tienen preparación y capacidad de reacción y hacen cortafuegos todos los años. Ese es el objetivo que buscamos, que sean más autónomas en la prevención y protección” , dice el ejecutivo.

Cuenta que si bien hay recursos para implementar el programa, hay zonas donde falta interés, como la Región Metropolitana y otras “donde en invierno se olvidan que son un sector de riesgo” , a diferencia de localidades de Ñuble, Bíobío y La Araucanía, “donde hay mucho interés”.

Pastoreo preventivo

Claudia Alonso del (CR)2 señala que España tiene grandes hitos en prevención de incendios, donde una de las iniciativas clave es el pastoreo preventivo, en que utilizan rumiantes -como cabras, vacas y ovejas- en ciertas zonas y épocas del año, para que se alimenten de los pastos que en verano estarán secos y van a ser maleza combustible. “En España el pastoreo preventivo es una política pública” , afirma.

Un ejemplo, es la iniciativa Rebaños de Fuego -Ramats de Foc- que realiza la Fundación Pau Costa, en Cataluña, España. Guillem Canaleta, especialista técnico del proyecto, cuenta que en ese país hay varias comunidades que implementan esta solución, entre ellas, Cataluña, Madrid, Cantabria, Extremadura, Andalucía y Canarias.

Canaleta explica que Rebaños de Fuego es una estrategia de gestión del riesgo a través del pastoreo en zonas de incendios, las que son identificadas por bomberos de Cataluña. La iniciativa busca favorecer la continuidad de la actividad ganadera, integrando los rebaños a la gestión del riesgo.

También tiene un impacto en la economía local, pues los productos derivados de su actividad y que cumplen con los requisitos establecidos por el programa, se venden con el sello Rebaños de Fuego, lo que significa que el consumidor paga, por ejemplo, por carne que proviene de animales que contribuyeron a tener paisajes resilientes al fuego y así, “hacemos partícipes a la sociedad en la gestión del riesgo” , explica.

En prevención del riesgo de incendio, apunta a reducir un 90% del crecimiento herbáceo anual y un 65% de la flora arbustiva. Para que esto ocurra, el ganado debe alimentarse del pasto en la primavera española, es decir, entre febrero y mayo, época cuando se da la mayor parte de la producción vegetal.

Rebaños de Fuego partió en 2016 y a la fecha apoya a 45 ganaderos que operan en cuatro espacios naturales protegidos de Cataluña, pero “estamos en fase de expansión y la meta es terminar el año con 50 y llegar a más espacios naturales protegidos” , cuenta el experto. En Chile, Juan Pablo Jara, asesor de la Conaf en manejo de pastoreo preventivo, señala que están trabajando con el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA) en un proyecto de pastoreo preventivo en la zona de Cauquenes en la Región del Maule, el que espera iniciar este año.

“Esta metodología se usa en los países del mediterráneo, en Portugal, España, Italia, en el norte de México y California, donde se trabaja a nivel de política pública. Si no se hace, se genera despoblamiento rural y si se hace de buena forma, genera fijación de trabajo” , comenta.

Lo más leído