Se disipan esperanzas de democratización en Asia luego de la “Primavera Árabe”

Aún así, los ideales democráticos parecen avanzar de forma lenta pero segura y obligan a revaluar el argumento de que el crecimiento prima sobre las libertades públicas.

Por: | Publicado: Viernes 16 de marzo de 2012 a las 05:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

La esperanza inicial de que las revoluciones árabes de 2011 iban a desatar cambios políticos en Asia ha demostrado estar fuera de lugar. Antes de la “Primavera Árabe”, la democracia en la mayor parte de Asia y Australasia avanzó poco por varios años. Aún así, las turbulencias en el mundo árabe exigen revaluar el argumento de que el desarrollo político en el mundo emergente tal vez deba ceder paso al avance económico. Hay nuevas tendencias políticas alentadoras, y los ideales democráticos parecen avanzar.

Las revoluciones árabes tal vez no se hayan replicado, pero en especial en Asia la rebelión ha puesto en duda que sea más importante la estabilidad que las libertades políticas. Este dudoso argumento es la base del pacto social, evidente en China, en el que los ciudadanos renuncian a reformas políticas y a cambio reciben la promesa de crecimiento económico y mejores estándares de vida.

¿Qué tan democrática es Asia? Medir la democracia es difícil. Muchas variables son intangibles, como si las elecciones son libres, etc. Sin embargo, EIU produce un índice global que intenta medirla clasificando los países en cinco categorías: proceso electoral y pluralismo; libertades cívicas; desempeño del gobierno; cultura política y participación popular. El índice nació en 2006 y cubre 167 países y territorios, de los cuales 28 están en Asia y Australasia.

La situación de Asia es mixta. Incluye democracias de alto desarrollo, como Australia y Nueva Zelandia, y países como Corea del Norte, último en el ranking. Lo preocupante es que pocos países han mostrado avances en los últimos años. Entre las 28 naciones, sólo la mitad ha mejorado entre 2006 y 2011. Diez cayeron y cuatro siguieron sin cambios.



¿Qué salió mal? 


La democracia ha tenido problemas para avanzar en Asia a pesar de una mayor prosperidad. A primera vista hay escasa relación directa entre Producto Interno Bruto per cápita y desarrollo democrático en Asia. Hong Kong y Singapur—“regímenes híbridos” en nuestra clasificación—tienen peor puntaje que países mucho más pobres como India, Filipinas, Tailandia y Sri Lanka.

Obviamente hay una retroalimentación entre la salud del país y su estabilidad política, y los pobres tienden a ser democracias débiles. En muchas democracias menos avanzadas hay un pobre desempeño gubernamental, abunda la corrupción y la burocracia es ineficiente.

La retroalimentación también va al revés. Países con sistemas autocráticos pueden tener problemas para desarrollarse económicamente, en parte por las sanciones. Occidente ha sido reacio a comerciar con autocracias como Myanmar y Corea del Norte, aunque allí es difícil separar el impacto de las sanciones de su propio mal manejo económico.



“Primavera” improbable


La naturaleza diversa de Asia y sus diferentes regímenes hacen improbable que la región experimente algo como la “Primavera Árabe”. A nivel global, los avances democráticos en las últimas décadas muchas veces han llegado en olas, como en Europa del Este tras la caída del Muro de Berlín en 1989, pero estuvieron ausentes en Asia. Tras la caída del Muro, países comunistas como Vietnam, Laos y Corea del Norte quedaron bajo presión, y también China sufrió una crisis existencial. Sin embargo, al final los cuatro lograron pasar el periodo sin democratización.

La democratización en Asia usualmente ha sido un asunto mucho más sobrio, caracterizado por una liberalización paulatina. Corea del Sur y Taiwán, ambos liderados antiguamente por regímenes militares de derecha, se liberalizaron gradualmente desde los ‘80 y para fines de los ‘90 se habían vuelto mayormente democráticos.

Además, muchos sienten que la emergencia de la democracia debe ser la continuación del desarrollo económico, y al revés. Argumentan que en países con cierto PIB per cápita, usualmente de alrededor de US$ 10.000 (el nivel en el cual la democracia inició su camino en Taiwán y Corea del Sur), el votante no es suficientemente sofisticado para hacer una elección sensata. Esto suelen decirlo políticos chinos, aunque si tienen razón podrían interesarse en una transición en los próximos años, porque anticipamos que el PIB chino superará los 
US$ 10.000 per cápita en 2016.



Avances democráticos


Sin embargo, ha habido algunos hechos interesantes. Myanmar parece estar en camino de una liberalización política y en Corea del Norte, la muerte de su antiguo líder, Kim Jong-il, creó la posibilidad de un potencial de cambio. En ambos casos, cualquier giro con seguridad será para mejor.

En países donde los gobiernos han regido por décadas sin amenaza seria de la oposición, las normas establecidas están siendo desafiadas. Desde que la coalición gobernante malaya Barisan Nasional perdió su mayoría parlamentaria de dos tercios en 2008, el gobierno se ha visto obligado a adoptar políticas impulsadas por la oposición. En Singapur, un gobierno paternalista enfrentó su peor votación histórica en la elección de mayo de 2011 y ha admitido que debe ser más receptivo ante el electorado.

Por eso, a pesar de los problemas y lentos avances en los últimos años, la región como un todo está avanzando. Asia tiene muchos sistemas políticos diferentes, pero lo cierto es que los gobiernos están siendo forzados cada vez más a responder a las preocupaciones públicas, lo que muestra que el más importante de los ideales democráticos, la responsabilidad, va por buen camino.

Lo más leído