Cuando Scott Bessent se siente en la mesa de negociaciones tendrá al frente no a un burócrata sin visión, sino a uno de los hombres más cercanos a Xi Jinping. Es algo que han aprendido los CEO de grandes multinacionales, quienes han sido testigos de la evolución del viceprimer ministro He Lifeng, desde un funcionario local a un hombre de negocios con las llaves al mercado chino. Según registros de Reuters, al menos 60 presidentes y gerentes de multinacionales han acudido al despacho de He en el último año para hablar de inversiones.
He será la contraparte del secretario del Tesoro estadounidense en las negociaciones que se realizarán este 10 y 11 de mayo en Suiza. El mercado espera que sea el inicio de un rápido proceso que lleve a una rebaja de los aranceles entre ambos países.
De anunciarse un recorte inicial de aranceles, a modo de inaugurar las negociaciones, y/o una llamada entre Xi y Trump, el mercado podría retomar con fuerza el repunte reciente de Wall Street apenas abra el lunes.
Pero no será tan fácil, porque He "probablemente será un interlocutor más difícil para los estadounidense", señaló el jefe de análisis de China en la consultora Control Risk, Andrew Gilholm a Financial Times.
Desde el 8 de abril pasado, los productos chinos quedaron sujetos a un arancel de 145% de parte de EEUU, en lo que se considera un embargo económico de facto. En represalia, China impuso una tarifa de 125%.
Beijing demanda que Washington retire el alza arancelaria como condición para negociar un acuerdo comercial. Donald Trump se ha negado públicamente. Pero reportes aseguran que Bessent llegará a Suiza con el objetivo de un acuerdo para reducir las tarifas mutuas por debajo del 60%. He les exigiría más.
“China quiere un acuerdo que implique una reducción real de los aranceles... que bajen a menos de 50% en total. Si los aranceles no caen a un tercio de lo que están ahora, no sirve de nada. Es, entre comillas, un embargo: no pueden exportar. Entonces, He va con un número en mente. Si no, no hay avance posible”, sostiene Alicia García-Herrero, economista jefe para Asia Pacífico de Natixis.
Pero a diferencia de su predecesor, Liu He, quien estuvo a cargo de negociar con Washington las tarifas impuestas por Trump en su primer mandato (2017-2021), He no estudió en Harvard, ni tiene mucha experiencia en negociaciones internacionales.
He, de 70 años, realizó toda su carrera académica en finanzas en la Universidad de Xiamen. Su carrera comenzó en el desarrollo de la Zona Económica Especial de Xiamen en 1984. Los siguientes 25 años de su carrera pública se concentraron en la provincia de Fujian, donde coincidió con Xi, de quien se volvería un amigo cercano.
Mientras a Liu se le atribuyen varias de las reformas de modernización desde 2018, incluyendo medidas para resolver el exceso de capacidad manufacturera, He logró notoriedad dentro del Partido siguiendo el viejo modelo de inversión pública a costo de endeudamiento, cuando estuvo al frente del desarrollo de Tianjin, entre 2009 y 2013.
Más importante de si habla o no inglés, o su experiencia internacional, apunta García-Herrero, es si He representa a Xi y, en menor medida, la agenda del primer ministro Li Qiang. He, quien fue nombrado viceprimer ministro por Xi en marzo 2023, cumpliría con este requisito. Es frecuentemente citado como uno de los invitados a la boda de Xi con su segunda esposa Peng Liyuan en 1987, y hoy integra parte de su círculo más cercano.
De esta forma, Bessent encontrará en He, además, al representante de un régimen con suficiente poder político para aguantar la presión y no apurarse en las negociaciones.
En Natixis han calculado que el crecimiento de China podría desacelerarse del 5% a 2,5% anual, de no resolverse una baja de las tarifas. Beijing es consciente del impacto, lo que explicaría el inicio del despliegue de un plan de estímulo, comenzando por las medidas monetarias anunciadas la semana pasada.
La diferencia, y se podría considerar ventaja respecto a EEUU, apunta García-Herrero va por la capacidad de la población de soportar más tiempo el impacto de una guerra comercial. “China sabe que esto duele, solo que a su gente le dice todo es culpa de EEUU. Saben (el régimen), que los chinos cuando tienen un ataque externo se unen. Entonces, para el Partido (Comunista) es mucho más fácil que para Trump”, advierte. 