Shaolin Inc.: Monjes empresarios
Gracias a su habilidad comercial, Shi Yongxin ha transformado el templo shaolin en una de las marcas más valiosas de China.
Por: Equipo DF
Publicado: Viernes 30 de septiembre de 2011 a las 05:00 hrs.
Por Catalina González Salazar
En el año 495 el emperador Xiaowen fundó el Templo Shaolin para que los monjes Batuo habitaran, transcribieran las escrituras sagradas de Buda y oraran. Más de mil años después, durante la Revolución Cultural (1966-1976), los monjes sufrieron la persecución comunista y su templo fue destruido. Sin embargo, lograron sobrevivir. Con el tiempo reconstruyeron sus monasterios y en la nueva China de hoy están prosperando, pero no como se podría esperar.
Los monjes Shaolin se han convertido en una de las marcas más reconocidas y valiosas de China, y manejan sus negocios con la misma eficiencia que un ejecutivo de Wall Street. El principal responsable de esta transformación es Shi Yongxin. Apodado por los medios chinos como el “monje CEO”, Shi fue ordenado abad en 1999; desde entonces comenzó su trabajo de difundir las enseñanzas budistas, pero de paso transformó al templo en una compañía multinacional con diversos negocios. Su cadena de gimnasios y spa, donde se enseña Kung Fu, cuenta con 40 centros en Europa, EEUU y otros países.
Un nuevo comienzo
En 1998 surgió la Henan Shaolin Temple Industrial Development Company.
El templo ha sido el elemento central de este éxito, inspirando cientos de películas y shows de televisión, como Kids from Shaolin, Shaolin Soccer y Shaolin, protagonizada por Jackie Chan. También influyó en la popular cinta animada Kung Fu Panda y en Kill Bill. Pero estas referencias no son gratuitas. Varias de estas cintas han debido pagar derechos por la utilización de la marca, así como por el uso del Templo, que por sí solo genera del orden de US$ 20 millones al año.
El budismo es la religión dominante en China, y con más de 300 millones de fieles, el templo recibe más de 1,6 millones de visitas al año, que pagan US$ 15 por la entrada y observar un espectáculo de 30 minutos. Las fotos del show se agotan, mientras la gente compra en las tiendas de regalo o en las farmacias shaolin. Es más, el incienso, usado tradicionalmente por los budistas en los actos de devoción, puede llegar a venderse por hasta US$ 15.631.
De los ingresos por entradas, el templo se queda con el 30%, y el resto va para el gobierno local.
Críticas al maestro
Por su ayuda a impulsar el turismo de la zona, en 2006 las autoridades le regalaron al abad un automóvil Volswagen de más de 150 mil (al tipo de cambio de hoy). Todo este manejo comercial ha comenzado a generar críticas.
A Shi se le cuestiona su excesivo interés por recibir a autoridades y estrellas, en vez de enfocarse en los peregrinos. Y la lista es larga, desde el presidente ruso Vladimir Putin (quien en 2006 fue el primer mandatario extranjero en visitarlo) al presidente del comité olímpico Jacques Rogge, el ex secretario de Estado de EEUU, Henry Kissinger y al jugador de basketball Shaquille O’Neal.
Sin embargo Shi se defiende señalando que toda esta publicidad ha ayudado a difundir su mensaje. “Nuestro propósito es promover la cultura budista, bautizar las almas humanas y purificar las mentes de las personas”, aseguró a Financial Times. “Lo que hemos hecho es en realidad conservador porque no queremos mezclarnos con los asuntos de la sociedad o sobreexplotar el Templo Shaolin”.
En el año 495 el emperador Xiaowen fundó el Templo Shaolin para que los monjes Batuo habitaran, transcribieran las escrituras sagradas de Buda y oraran. Más de mil años después, durante la Revolución Cultural (1966-1976), los monjes sufrieron la persecución comunista y su templo fue destruido. Sin embargo, lograron sobrevivir. Con el tiempo reconstruyeron sus monasterios y en la nueva China de hoy están prosperando, pero no como se podría esperar.
Los monjes Shaolin se han convertido en una de las marcas más reconocidas y valiosas de China, y manejan sus negocios con la misma eficiencia que un ejecutivo de Wall Street. El principal responsable de esta transformación es Shi Yongxin. Apodado por los medios chinos como el “monje CEO”, Shi fue ordenado abad en 1999; desde entonces comenzó su trabajo de difundir las enseñanzas budistas, pero de paso transformó al templo en una compañía multinacional con diversos negocios. Su cadena de gimnasios y spa, donde se enseña Kung Fu, cuenta con 40 centros en Europa, EEUU y otros países.
Un nuevo comienzo
En 1998 surgió la Henan Shaolin Temple Industrial Development Company.
El templo ha sido el elemento central de este éxito, inspirando cientos de películas y shows de televisión, como Kids from Shaolin, Shaolin Soccer y Shaolin, protagonizada por Jackie Chan. También influyó en la popular cinta animada Kung Fu Panda y en Kill Bill. Pero estas referencias no son gratuitas. Varias de estas cintas han debido pagar derechos por la utilización de la marca, así como por el uso del Templo, que por sí solo genera del orden de US$ 20 millones al año.
El budismo es la religión dominante en China, y con más de 300 millones de fieles, el templo recibe más de 1,6 millones de visitas al año, que pagan US$ 15 por la entrada y observar un espectáculo de 30 minutos. Las fotos del show se agotan, mientras la gente compra en las tiendas de regalo o en las farmacias shaolin. Es más, el incienso, usado tradicionalmente por los budistas en los actos de devoción, puede llegar a venderse por hasta US$ 15.631.
De los ingresos por entradas, el templo se queda con el 30%, y el resto va para el gobierno local.
Críticas al maestro
Por su ayuda a impulsar el turismo de la zona, en 2006 las autoridades le regalaron al abad un automóvil Volswagen de más de 150 mil (al tipo de cambio de hoy). Todo este manejo comercial ha comenzado a generar críticas.
A Shi se le cuestiona su excesivo interés por recibir a autoridades y estrellas, en vez de enfocarse en los peregrinos. Y la lista es larga, desde el presidente ruso Vladimir Putin (quien en 2006 fue el primer mandatario extranjero en visitarlo) al presidente del comité olímpico Jacques Rogge, el ex secretario de Estado de EEUU, Henry Kissinger y al jugador de basketball Shaquille O’Neal.
Sin embargo Shi se defiende señalando que toda esta publicidad ha ayudado a difundir su mensaje. “Nuestro propósito es promover la cultura budista, bautizar las almas humanas y purificar las mentes de las personas”, aseguró a Financial Times. “Lo que hemos hecho es en realidad conservador porque no queremos mezclarnos con los asuntos de la sociedad o sobreexplotar el Templo Shaolin”.
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