Panorama

Utopía, una ciudad contemporánea

Por: | Publicado: Viernes 5 de octubre de 2012 a las 05:00 hrs.
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Por Jaime Antúnez Aldunate*

Aunque nuestros oídos y nuestros ojos estén acostumbrados a oír y a leer la palabra "utopía" con una carga desdeñosa, como la de algo ajeno a la realidad y por tanto negativo, no fue ésta por ejemplo la connotación que quiso darle Tomás Moro cuando la usó para describir el ficticio relato de ese explorador a quién llamó Rafael Hythloday. Publicado en 1516, el "Libro del estado ideal de una república en la nueva isla de Utopía" -autoría de uno de los hombres más cultos de su tiempo, quien luego sería Lord Canciller de Enrique VIII de Inglaterra y más tarde mártir de la fe católica- no se da en sus páginas al sustantivo "Utopía" el carácter común de lo inalcanzable, sino más bien el de lugar (del griego "topos") bueno (del prefijo "eu"). Una isla, que se dibuja como emblema alternativo de la sociedad dominante en el siglo XVI de Moro, donde los hombres compiten por todo unos contra otros. "Utopía" es, en cambio, el buen lugar de la armonía, donde las cosas resultan en justicia y paz.

El realismo pragmático también dominante en nuestro tiempo hace seguramente muy difícil, sino imposible, imaginar la alternativa de hallarnos un buen día, como Rafael Hythloday,  en una ciudad grande y moderna con las características de la "Utopía" de Tomás Moro. No obstante, sin ser el ficticio Hythloday, esto le pasa hoy a muchas entre las más de 900 mil personas que van cada año -en número siempre creciente- a la ciudad balneario de Rimini, en la costa adriática del centro de Italia, en pleno estío, la penúltima semana de agosto.

¿Qué acontece allí para afirmar lo anterior?
Convocados por el llamado que anualmente hace el movimiento Comunión y Liberación para encontrarse en este lugar y celebrar "la amistad de los pueblos", gentes de diferentes edades, pueblos y razas -cobijados siete días a la sombra de la gigantesca Feria de Rimini-  concurren desde los cuatro puntos cardinales del planeta (más de 40 nacionalidades allí representadas), con natural predominancia de italianos y de otros europeos. Una verdadera multitud, como la de una gran ciudad.

¿En qué ocupan esos miles de seres su día, que cada mañana comienza a las 11 hrs. para concluir a medianoche?
En asistir, según su libre elección en cada jornada, a alguno de los 98 encuentros-conferencias que se desarrollan a lo largo de la semana y que este año contaron con la participación de 271 relatores de primer nivel; en apreciar una decena de magnificas exposiciones; en gozar de más de 20 espectáculos que se proponen sucesivamente. Alternativas, muchas de ellas, que se superponen en el tiempo disponible y que tornan a veces embarazosa la elección.

Un proyecto ambicioso que se inspira para su montaje y desarrollo en la pedagogía de ese gran sacerdote italiano, muy querido de los dos últimos papas, fundador del movimiento Comunión y Liberación, Don Luigi Giussani, a quien meses atrás se ha abierto oficialmente proceso de beatificación.

Administrar el orden en esta nueva "Utopía" -no ya la de Tomás Moro- no requiere, es interesante constatarlo, de un cuerpo de policía. Miles de voluntarios, de las más diferentes procedencias, se inscriben con meses de antelación para ofrecerse como voluntarios -acompañantes de invitados, encargados de la alimentación, choferes de la flota de automóviles prestados por alguna compañía automovilística para atender diversos servicios, impresores y difusores de la prensa interna que circula en esta "ciudad", etc.- quienes se entrenan, según cada caso, para realizar a la perfección la labor encargada. Sobra decirlo, nadie cobra sueldo por este "trabajo de verano".

De los niveles en que funciona esta "ciudad" nos habla en seguida la categoría de los personajes que en ella transitan: el jefe de gobierno Mario Monti inaugura allí la locomotora más veloz de Europa; el presidente italiano Giorgio Napolitano no se excusa de hacerse presente a la cita; podemos asistir a una exposición de la conocida profesora de Harvard y presidenta de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, Marie Anne Glendon que tiene lugar al mismo tiempo que otra del director de L'Osservatore Romano, Giovanni María Vian; concomitantemente o en días sucesivos escuchamos a los filósofos John Milbank, Massimo Borghessi, William Cavanaugh; el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio Ma.Rouco Varela analiza junto a otros ponente el memorable discurso papal de Ratisbona, mientras el cardenal Jean Louis Tauran, presidente del Consejo Pontificio para el diálogo interreligioso nos pone al día de las sacrificadas circunstancias en que viven la libertad religiosa los cristianos de Medio Oriente.

Desde luego que la "vía pulchritudinis", el apelo a la belleza, no puede estar ausente en un encuentro que se autodefine por el sentido de lo infinito. El pueblo de esta nueva "Utopía", según podemos considerar a la amable y alegre población que transita durante una semana por las "calles" del Meeting, muestra que es posible vivir, dando testimonio de una relación con lo infinito -dimensión a la que todo hombre en este mundo es convidado- no como un asunto exclusivamente circunscrito a la vida de piedad, sino como factor esencial de una vida centrada a todo momento en la verdad. Nos lo recuerda a todo momento la frase emblemática de esta trigésimo tercera versión del Meeting: "La naturaleza del hombre es una relación con lo infinito" (Giussani).

La belleza se hace así presente por todas partes. Desde los "Ángeles de la Piedad" de Giovanni Bellini que somos convidados a admirar por diversos carteles desplegados por estas "calles", como por arrebatadores espectáculos de música y danza: al anochecer, sobre una inmensa fuente de agua, magníficamente iluminada, se alza un estrado donde se despliega el vibrante "tablao" flamenco que reproduce el mismo baile que se presentara ante Benedicto XVI en las JMJ de Madrid;  otra noche un espléndido conjunto nos enseña la belleza del canto y la danza del Líbano. Luego será, entre tantos otros, un bello homenaje al recordado guitarrista español, el maestro Andrés Segovia, o un recital de canto litúrgico ruso.

Ya hemos hecho mención a algún amigo y estrecho colaborador de HUMANITAS, como es el caso de Massimo Borghesi. En el salón dispuesto para reuniones personales encontramos a otros más, que han venido asimismo aquí a dar lo suyo: el profesor de Teología en Oxford, William Carroll, quien ha tratado del tema del evolucionismo; al teólogo Javier Prades, rector de la Universidad San Dámaso de Madrid, que tuvo a cargo la conferencia sobre el sentido de lo infinito que ha constituido el motu de este encuentro; a Monseñor Luighi Negri, obispo de San Marino-Montefeltro, que ha tratado precisamente de la relación entre belleza y cultura.

Desde el espacio de las librerías, que reúne algunas de las mejores de Europa, al de las exposiciones, el tiempo vuela. "Dostiewski: Cristo vive en ti" ha sido la exposición estrella de este Meeting, la que es complementada, como todas ellas, por un precioso catálogo. La viuda del Dr. Jérôme Lejeune, primer presidente del Pontificio Consejo "Pro Vita" -a quien se ha iniciado también un proceso de beatificación- está presente dando testimonio de la magna obra de este científico francés en la exposición que lleva por título el versículo del salmo "¿Quién es el hombre para que te acuerdes de él?".
El filósofo argentino Aníbal Fornari nos guía amablemente por la exposición sobre los bicentenarios de las independencias americanas que él dirige y que ofrece traer a Chile. Pero el elenco de posibilidades no queda aquí y es muy amplio: está la que acompaña la relación hecha por el primer astronauta de nacionalidad italiana, que dio una de las conferencias más concurridas del Meeting; la que nos cuenta la gloriosa y sufrida historia de Albania, patria de la Beata Teresa de Calcuta, muchos de cuyos compatriotas han emigrado en busca de posibilidades de subsistencia a Italia; o la de cómo es la historia viva de la construcción de una catedral, graficada en el cercano Duomo de Milán.

Para los organizadores es importante que el visitante se acerque y conozca la exposición organizada por la Fundación para la Subsidariedad, que da cuenta de la inmensa y creativa tarea desarrollada por la Compañía de las Obras, asociación de personas que libre y orgánicamente han ido por décadas desarrollando formas alternativas de desarrollo y crecimiento personal y social. Entramos aquí en el meollo de la crisis económica que afecta a Europa, ante la que se despliega con fuerza la creatividad, según los parámetros que inspiran al pueblo reunido en esta ciudad que, alegóricamente -siguiendo a Moro- hemos llamado también "Utopía". Otra frase de Don Giussani cierra esta exposición y nos muestra que este buen lugar, donde impera la armonía, no se contrapone al mas fuerte realismo: "Esperábais un camino, no un milagro que eludiese vuestra responsabilidad, que evitase la fatiga, que hiciese mecánica vuestra libertad".

Al salir de la Feria de Rimini hacia nuestro hotel, camino luego al aeropuerto, leemos en diversos muros frases que hacen complemento a ese llamado al "rapporto" con el infinito formulado por Don Giussani  y recogido por los organizadores de esta versión 2012 del Meeting. Es Goethe, por una parte, quien nos dice que "la vida es la infancia de nuestra inmortalidad". O Young, quien nos recuerda que "construye muy abajo quien lo hace por debajo de las estrellas". Y el eterno Pascal, quien nos interpela en el sentido de que el último paso en la madurez de un hombre estriba en reconocer que hay una infinidad de cosas que lo sobrepasan.

El avión despega y desde la ventanilla del mismo nos quedamos mirando el entorno de Rimini, con la impresión de que Tomás Moro no se equivocó y que "su república en la nueva isla de Utopía" fue una intuición preñada del más puro realismo.

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