Tras el histórico resultado que arrojó el Indice Mensual de Actividad Económica (Imacec) de marzo, que alcanzó un potente 15,2%, las autoridades de gobierno, los economistas y expertos en general, concordaron en que esta cifra va a quedar marcada en la historia como uno de los mayores crecimientos de los que se tenga recuerdo.
De hecho, es el mayor de los últimos 15 años en términos de Producto Interno Bruto (PIB) del primer trimestre y el más alto de casi 10 años en términos de actividad económica mensual.
Todos coinciden que si bien existe una parte de este 15% que corresponde a la baja base de comparación por efectos del terremoto del 27 de febrero, este Imacec es una clara muestra de la real recuperación que está evidenciando la economía chilena y del sostenido ritmo de crecimiento que se ha venido observando durante los últimos meses.
Los antecedentes disponibles evidencian que la economía atraviesa por una fase claramente expansiva ya que la capacidad productiva ha sido plenamente restablecida. Es así como la economía chilena lleva una velocidad crucero no inferior a 6% / 7%. Tal es la euforia por el resultado que fuentes de La Moneda señalaron que este resultado es “el mejor tapaboca que le podemos dar a la Concertación”.
Es así como los ministros de Hacienda y Economía, que han concentrado sus esfuerzos en lograr la meta del gobierno de crecer a un 6% por año, celebraron este resultado.
Para el titular de Economía, Juan Andrés Fontaine, este Imacec “es una muy buena noticia, confirma que el primer trimestre del año ha mostrado una recuperación vigorosa desde el desastre producido por el terremoto del año pasado, la economía se ha levantado y está de nuevo marchando rápido”.
En tanto, para el jefe de las finanzas públicas, Felipe Larraín, este crecimiento, durante los tres primeros meses del año, ha sido “potente”, lo que se refleja en la estimación de actividad para el primer trimestre que tras este resultado, llegó a un 9,8%. “Con este primer trimestre estamos muy confiados en que se va a cumplir la meta de crecimiento económico que tenemos proyectado para este año y que supera el 6%”, dijo Larraín.
El mercado concuerda con que con esta cifra, la economía continúa mostrando un elevado dinamismo ya que da cuenta de un fortalecimiento de los sectores productivos. Por ejemplo, la industria creció un 31%, la pesca 35%, la generación eléctrica aumentó 17%, en 12 meses, además de otros sectores que también evidencian niveles de actividad muy superiores.
A esto se suma que este fuerte crecimiento le ha permitido al gobierno cumplir la promesa del presidente Sebastián Piñera en cuanto a crear 250 mil empleos por año. De hecho, actualmente existe una tasa de creación de puestos de trabajo en torno a un 7% y durante el último año, se crearon 480 mil nuevos empleos. Este vigoroso crecimiento “significa que podemos crear del orden de 35.000 empleos adicionales, los salarios reales crecen adicionalmente porque hay más demanda de trabajo en la economía y desde el punto de vista de la recaudación fiscal, con un punto más de crecimiento anual podemos construir 15.000 viviendas sociales, 560 kilómetros de caminos, cinco a siete cárceles, 12 hospitales y 133 escuelas”, explicó el ministro Larraín.
Eventuales riesgos
No obstante, de continuar evolucionando a estos niveles, la economía evidenciaría un riesgo claro de sobrecalentamiento. Y es que las brechas de capacidad para la primera parte del año ya están cerradas lo que es consistente con el mensaje entregado por el Banco Central que ha dejado entrever que la economía chilena ya ha cerrado sus holguras de capacidad.
Además, tras estos resultados existe la probabilidad de que se experimente una desaceleración de la economía en los próximos trimestres, la que estaría explicada, en principio, por que el Banco Central ha comenzado a endurecer su política monetaria, de hecho, actualmente estamos con una tasa real positiva registrada durante los últimos meses.
Otro aspecto que influye sobre esta desaceleración es que la política fiscal está comenzando a ser menos expansiva, lo que sin duda afectaría el crecimiento de la economía durante la segunda mitad del año. A esto se suma que el aumento de las presiones inflacionarias está golpeando al consumo, primero por el lado de las expectativas, como por el ingreso real de remuneraciones, situación que también va a ser un motor de desaceleración en el mediano plazo.