Por Nicolás Vial Correa
Para el economista de la Universidad de Chile, Guillermo Larraín, no fue sorpresa la decisión del Banco Central de reducir la tasa de interés en 25 puntos base. De hecho, como explica el también miembro del Grupo de Política Monetaria, la entidad ya venía recomendando desde hace dos meses esta medida, la que no dejaba de ser compleja.
“Lo complicado de esta decisión es que hoy hay dos fuerzas contrapuestas. Por un lado, tasas de inflación que en los últimos meses han tenido registros sobre lo esperado, pero por otro lado fuerzas de desaceleración en la demanda local y perspectivas de desaceleración mirando hacia el futuro que todavía son fuertes”, dice.
En este contexto, Larraín considera que el escenario en que se situó el ente emisor fue acertado, mirando el tema inflacionario en perspectiva. “Creo que la lectura que hace el Central es que los problemas inflacionarios de los últimos dos o tres meses obedecen a situaciones puntuales”, análisis en que el economista apunta a factores como la depreciación que ha experimentado el tipo de cambio, además de la delicada situación en gran parte de los mercados europeos en la actualidad.
Ante lo anterior, estima que en un horizonte de 12 a 24 meses habrá fuerzas que lleven el nivel inflacionario a un 3%.
Y dentro de los hechos puntuales que abordaría el panorama con que está trabajando el Banco Central, se encuentran los altos precios que está registrando el crudo.
Respecto a la mayor presión inflacionaria que podrían producir los actuales niveles del petróleo, producto de la tensión en Medio Oriente, Larraín considera que esto no debería cambiar las proyecciones del ente emisor debido a que este tipo de shock de oferta es mejor dejar que se desarrolle, ya que si el Central reacciona apresuradamente podría, a su juicio, agregar una segunda dosis de desaceleración a la economía.
“Lo único que hay que tener cuidado con los shock de oferta es que no vayan a impactar las expectativas del mercado, que el mercado no vaya a pensar que el objetivo inflacionario del Banco Central cambia y eso es lo que no está ocurriendo”, afirma.
Chile creciendo un 3,5%
Las presiones de los mercados internacionales son para Larraín un factor que marca la pauta en el mercado local. De hecho, tiene un diagnostico pesimista del curso que tomará la economía, estimando un crecimiento para este año de 3,5%.
Sin embargo, no ve cercano un período de recesión para el país, debido a lo que se aprendió con los efectos de la crisis internacional del 2008. “Ya aprendimos que esta economía se va a ajustar distinto por lo que creo que Chile, salvo en un evento catastrófico, debería desacelerarse pero en ningún caso caer en una recesión”, dice, aunque para esto es vital que se apliquen medidas de ajuste controladas.
Respecto a la continuidad de los problemas en las economía europeas vaticina que éstas durarán varios años.