Economía y Política

Más Libertad o Más Igualdad Chile en tensión

Como un aporte a la discusión actual, Revista Capital y Sofofa congregaron a 33 personajes de diversos colores políticos y de diferentes mundos a sentarse en la misma mesa y debatir sobre los valores de la Igualdad y la Libertad y cómo éstos se contraponen cuando se intenta generar políticas públicas para disminuir la desigualdad. Éste es un extracto del debate, que será recogido en extenso en la última edición de Capital, que circula desde este jueves.

Por: | Publicado: Miércoles 3 de septiembre de 2014 a las 05:00 hrs.
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¿Qué debe primar en las próximas decisiones que tomemos como país? La libertad de elegir o el avanzar hacia un Chile con mayor igualdad. Ésa fue la pregunta que abrió el debate organizado por Revista Capital para celebrar su mayoría de edad (18 años) y que reunió en una misma mesa a 33 destacados personajes de diferentes colores políticos y provenientes de mundos diversos. Junto a Sofofa, Capital convocó a empresarios, políticos, economistas, emprendedores e intelectuales para discutir sobre el rol de la empresa, la importancia de los acuerdos, la crisis de confianza y el poder del emprendimiento en el Chile actual.

No hubo una sola opinión en estas materias. Hermann von Mühlenbrock, presidente de Sofofa y uno de los anfitriones del evento, planteó que, a su juicio, “al avanzar hacia mayor libertad, se consigue mayores niveles de desarrollo económico y humano, elementos claves para reducir las brechas de ingresos y de oportunidades”.

Harald Beyer, uno de los expositores, planteó que “no cabe duda que en áreas como educación y salud, para nombrar las más emblemáticas, estamos en una discusión de reequilibrio de los balances previos alcanzados entre libertad e igualdad”. Este debate, agregó, tiene un reflejo en el diseño de la política social. “Se plantea, en la práctica, sustituir el gasto privado (marcado por los ingresos y, por tanto, desigual) por recursos públicos financiados a través de impuestos ojalá progresivos. Se describe también como el reemplazo de la política social focalizada por una universal. Claro que sin las cargas tributarias observadas en otros países y, por tanto, sin el volumen de transferencias monetarias contempladas en esos países. Esto sólo puede conducir a frustración, como de hecho ya está ocurriendo”, dijo.

Por otro lado, el diputado y presidente del PS, Osvaldo Andrade, otros de los expositores, alertó sobre los altos grados de desigualdad que se viven en el país. “Si no nos hacemos cargo, se puede desmoronar todo lo construido durante la transición”, advirtió. En ese sentido, afirmó que “aquellos que son los precursores de la libertad individual y económica tienen que hacerse cargo también de este desafío, porque de seguir igual las cosas, está en riesgo la estabilidad de este país” y agregó que desde la izquierda, está la voluntad de llegar a acuerdos. “No creemos en los chupasangre y tenemos la mejor voluntad de entendernos con los empresarios, pero tampoco creemos en los agitadores, si eliminamos esos conceptos construir un pacto es fácil, pero hay que hacer el esfuerzo y recuperar confianza”, dijo.

El abogado Jorge Navarrete, el tercero de los expositores de la jornada, habló sobre la pérdida de confianza, la que, a su juicio, se generó porque las estructuras del sector público, privado y de lo cotidiano, no se han modernizado a la altura de los cambios que ha habido en la sociedad y también debido a que se han defraudado las expectativas. “El Estado ha defraudado las expectativas del sector privado y los ciudadanos, por ejemplo, cuando lleva adelante políticas que le han causado graves perjuicios a la población, cuyos costos, no sólo son económicos, sino sociales y sicológicos, como por ejemplo ocurrió con el Transantiago. O como cuando un presidente toma el teléfono y paraliza la instalación de una termoeléctrica con todos sus permisos aprobados, dinamitando la institucionalidad ambiental”, planteó.

Por su parte, el empresario y ensayista, David Gallagher, dijo que le parece tremendamente legítimo que la igualdad de oportunidades sea el gran desafío del Chile, no sólo por el imperativo ético que implica, sino porque lo considera un buen negocio. “Es un tremendo desperdicio para un país, que los talentos estén tan reprimidos en un porcentaje tan alto de la población”.

Otra de las miradas fue la del presidente de la Asech, Juan Pablo Swett. En su intervención, planteó que se debe avanzar unidos para que la empresa privada sea vista como un “robusto percherón”, pero advirtió que para eso era necesario condenar fuertemente a todos los “tigres abusadores”, a fin de reivindicar el rol social que tuvo la empresa años atrás.

En este marco, el DC, Gutenberg Martínez propuso crear una Agenda de Equidad. “Si hemos practicado la idea de agenda de crecimiento, por qué no podemos trabajar la agenda de equidad, porque no podemos trabajar junto con los índices oficiales en materia de crecimiento e incorporar índices institucionales no sujetos a discusión, por qué no podemos tener una vía chilena de crecimiento con equidad”.

Pablo Longueira, a su vez, llamó a reivindicar la política de los acuerdos. “En la complicidad de nuestra transición fuimos capaces de llegar a consensos insospechados, en cambio hoy, estamos arrinconados por la consigna que nos dice que no se pueden hacer. Hacerlo hoy es transar, renunciar. Hemos perdido el concepto de que ´gana la gente´, volviendo a la ´lucha de clases´, algo que es un error que la izquierda democrática retome”, planteó.

Mientras que la historiadora Lucía Santa Cruz, argumentó que “es bueno aceptar que las personas legítimamente perseguimos bienes que son distintos, los cuales, la mayoría de las veces, son incompatibles entre sí. Y en una sociedad diversa y plural es necesario hacer opciones y eso es bueno porque evita que la sociedad se reconstruya a partir de una idea única, que es la fuente del totalitarismo”.

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