Como un "hecho doloroso" calificó el presidente de Blumar, Rodrigo Sarquis, el hundimiento de la embarcación artesanal Bruma y la desaparición de sus tripulantes a fines de marzo y en donde las autoridades investigan el rol de la nave Cobra, de esta compañía, en dicho suceso.
Pero el gerente general de la pesquera, Gerardo Balbontín, denunció que como el naufragio ocurrió justo cuando se estaba discutiendo la ley de fraccionamiento pesquero -donde se aprobó que el 70% de la cuota quedaría para los industriales y un 30% para la flota artesanal- "se han tendido a mezclar las cosas" y, de hecho, "se ha usado como argumento (este acontecimiento) en las últimas sesiones, principalmente en la Cámara de Diputados".
En concreto, dijo el máximo ejecutivo de Blumar, "en la votación de la semana pasada se tendió a usar el argumento, pero son cosas completamente distintas". Balbontín no dudó en calificar el tema Bruma como "una de las situaciones más complejas que le ha tocado vivir a la empresa y, en lo personal, es por lejos la situación más compleja".
Por lo mismo, instó a no mezclar ambos temas. "Uno es una tragedia, es una cosa que nos está afectando mucho desde el punto de vista del estado de ánimo de la compañía, del sector. Y lo otro es un proceso legislativo al que nos oponemos", aseveró.
Respecto del fraccionamiento, Blumar calculó que la polémica normativa implica un traspaso de valor de US$ 155,2 millones desde el sector industrial al artesanal entre 2024 y 2025, considerando 15 pesquerías. Esto, dado que se produciría una variación de 467.059 toneladas aplicando dichos cambios.
Gerardo Balbontín precisó que con la ley de fraccionamiento pesquero se comprometen seriamente las posibilidades de crecimiento del sector y las inversiones futuras. En esa línea, detalló que tienen paralizada este año una planta de procesamiento para consumo humano (congelado) en Coronel, que supone una inversión de US$ 30 millones y 400 puestos de trabajo.
"Este proyecto estaba previsto para pasarlo por directorio y aprobarlo durante el año 2025, para comenzar su construcción hacia fin de este año. Pero se postergó", acotó el ejecutivo. "Y si esa ley de fraccionamiento se aprueba, ese proyecto no va, definitivamente", afirmó.
Eso sí, acotó que "puede que este año, donde hubo un 25% de aumento (en la cuota global), puede que en términos de tonelaje no sea muy grande (el impacto)". Hizo ver que por esa razón el sector artesanal está creciendo casi en un 300% -y de 70.000 toneladas está pasando a sobre 250.000 toneladas- pero que esos recursos pesqueros "se van a ir a harina de pescado sin poder haber sido productos de mayor valor agregado para el país".
El gerente general de Blumar también criticó la licitación de parte de la ampliada cuota global, indicando que hay mecanismos más eficientes para allegar recursos al Fisco y que no está asegurado que una subasta implique la entrada de nuevos actores al sector. De hecho, afirmó, ocurrió justamente lo contrario cuando se usó ese mecanismo en el año 2017 y "lo único que hizo, finalmente, fue concentrar más la industria".
Salmones y aranceles
En el negocio salmonero, Blumar está atento a la guerra comercial, donde estos productos han sido gravados con 10% de tarifa aduanera. Hasta ahora, detalló Balbontín, "el aumento de precio no le ha llegado al consumidor final; hay un desfase porque los retailers en Estados Unidos no aumentan su precio inmediatamente, lo aumentan con un rezago y creemos que sí va a generar una disminución en la demanda" de salmones.
El panorama se complica, dijo, porque tanto Chile como Noruega tendrán aumentos de producción importante en la segunda mitad del año, por lo que "vemos un segundo semestre bastante más complejo desde el punto de vista de la oferta y demanda en los mercados".
¿Qué pasará? "Si disminuye la demanda en Estados Unidos, va a afectar y vamos a tener que obligadamente sacar (salmón) a otros mercados. Vamos a presionar otros mercados y eso va a afectar los precios". Y aunque están diversificando exportaciones y buscando nuevos destinos, como Australia e India, este proceso no asegura una neutralización del impacto porque "los mercados son vasos comunicantes, por lo tanto se ecualizan inmediatamente los precios, porque al final se van arbitrando los mercados".
Y respecto del mercado australiano, Blumar tiene "algunas operaciones ya para para exportar salmón a Australia". Y aunque ha surgido la oposición de productores de salmónidos de Tasmania, Balbontín precisa que "no hemos visto todavía algún tipo de reacción o de legislación al respecto" contra productos chilenos.