Se acerca el fin de la era de Lehman Brothers
Un cambio en la política monetaria de EEUU, por pequeño que sea, será para muchos señal de que la etapa de incertidumbre terminó.
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Una subida de los tipos de interés de EEUU, que podría anunciarse hoy, dará por cerrado un crítico periodo que estuvo a punto de acabar con el imperio financiero de Wall Street.
Puede que, a estas alturas, muy pocos recuerden a Richard Fuld, pero el ex director ejecutivo de Lehman Brothers ha sido durante años el hombre más odiado de Wall Street.
El 15 de septiembre de 2008, el ambiente en los mercados estaba enrarecido. No hacía mucho que el gobierno de EEUU se había visto obligado a rescatar a Bear Stearns, el quinto mayor banco de inversión, y a nacionalizar las firmas hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac. Pero nadie sospechaba que el todopoderoso Lehman Brothers, el banco fundado en 1850 que había sobrevivido a la Gran Depresión, estaba a punto de caer.
Lehman se declaró en quiebra tras el colapso en las negociaciones de venta a Barclays y Bank of America. Dejaba un agujero de US$ 638.000 millones, el mayor en la historia corporativa, pero el gobierno de George Bush decidió que había llegado el momento de que Wall Street asumiera sus excesos.
El gobierno no pudo mantener su postura mucho tiempo. El colapso de Lehman gangrenó todo el sistema y fue tan agresivo que el equipo de Bush se vio obligado a acudir al rescate de gigantes como la aseguradora AIG, que recibió una inyección de US$ 85.000 millones justo antes de quebrar. La Casa Blanca y la Reserva Federal activaron un plan de emergencia para rescatar a la banca por US$ 700.000 millones.
Wall Street consiguió salvarse tras una intensa purga, pero la sombra que dejó Lehman permanece. Estas han sido sus principales consecuencias.
Bolsas
La quiebra del sistema financiero se produjo por la sobrevaloración de activos inmobiliarios y la concesión de hipotecas (que luego vendían en pequeños paquetes) a clientes de los que no se analizaba la solvencia. Los excesos en las valoraciones y el abuso del riesgo en un escenario de muy bajos tipos de interés provocaron un cóctel explosivo. Tras el colapso de Lehman, Wall Street inició una caída que tocó fondo en 2009, llevándose más del 50% de su valor. El mercado está hoy muy por encima de los niveles previos a Lehman, pero predomina la cautela. Basta cualquier duda para que vuelva el pánico.
Regulación
Tras salvar su sistema financiero, el gobierno de EEUU, ya con Barack Obama, propició una nueva regulación para devolver la confianza y evitar otro Lehman Brothers.
La ley Dodd-Frank se aprobó en 2010 y puso en marcha una reforma muy profunda del sistema que se centró en cinco puntos:
1. Protección de los consumidores. Se creó una agencia para velar por los intereses de los inversionistas y mecanismos que incentivan las denuncias.
2. Supervisión de las firmas financieras con riesgo sistémico, entidades cuya caída supondría una amenaza para todo el sector.
3. Supervisión global de los mercados financieros. Con especial atención a la securitización, los derivados y las agencias de calificación.
4. Gobierno corporativo y "too big to fail". El objetivo fue garantizar que el colapso de una gran entidad no implique nunca más inyección de dinero público ni amenazas para el resto del sistema. La nueva legislación también proporciona a los accionistas voz y voto sobre la remuneración y contratos de directivos. Sin embargo, no es vinculante, lo que sigue dejando un vacío.
5. Estándares regulatorios internacionales. La caída de Lehman provocó la primera recesión global en la historia y dejó claro lo rápido que se contagia la enfermedad de un banco a todo el sistema financiero. La ley Dodd-Frank buscó aumentar la supervisión sobre firmas financieras internacionales.
Supervisión
Los test de estrés tienen su origen en el nuevo marco diseñado por EEUU. La Fed examina cada año a una treintena de entidades para medir si tienen suficiente capital como para soportar otra nueva crisis. Analizan también cuestiones como la gestión de riesgos y los controles internos.
Desde que se puso en marcha la nueva regulación, el banco central estadounidense ha impuesto de manera constante nuevos requisitos de capital.
Bancos
Con la caída de Lehman, los bancos sufrieron un brutal golpe de confianza e imagen del que aún se están sobreponiendo. A ellos se les atribuyó la responsabilidad de la mayor crisis financiera de la historia después del crash del '29. Se les acusaba de desatender los riesgos y de la creación de oscuros y peligrosos mecanismos de inversión.
Puede que la confianza no haya vuelto hoy del todo, pero "no hay duda de que el sector es mucho más fuerte de lo que era hace seis, siete y ochos años", dice John Stumpft, CEO de Wells Fargo, en una entrevista con The Wall Street Journal.
En este tiempo, los bancos se han visto sometidos a una profunda revisión de su modelo de negocio y han asumido multas millonarias por su responsabilidad en la crisis. Pese a todo, crecen las dudas de que el objetivo de la Ley Dodd-Frank de evitar entidades demasiado grandes para caer se haya cumplido.
Calificadoras
Las calificadoras de riesgo, que otorgaron la máxima puntuación a Lehman poco antes de su desplome, también se han visto cuestionadas. Sobre el sector ha caído uno de los movimientos más efectistas que ha puesto en marcha el gobierno: en febrero de 2013, EEUU presentó una demanda de más de US$ 5.000 millones contra Standard & Poor's por su responsabilidad en la crisis. La ley de reforma de Wall Street dio también poderes a la SEC para multar a las agencias.
Política monetaria
La crisis que inició Lehman ha sostenido durante estos años un escenario de tipos de interés próximos a cero. El precio del dinero no ha subido desde 2006 y permanece sin cambios desde 2008. Un cambio en la política monetaria, por pequeño que sea, será la señal para muchos de que se inicia una nueva era.
Recuperación
La prevista subida de tipos viene precedida de una sólida recuperación de la economía de Estados Unidos, que se despide definitivamente de la Gran Recesión que desencadenó Lehman Brothers. El PIB del país creció un 3,7% en el segundo trimestre del año, muy por encima de las previsiones que apuntaban un impulso de 2,3%. Además, la tasa de desempleo cayó en agosto a 5,1%, el nivel más bajo desde abril de 2008 y muy por debajo del récord de 10% que se alcanzó en octubre.