El rey Carlos III y la reina Camila de Reino Unido inician el lunes una visita de dos días a Canadá que las autoridades de este país programaron como respuesta a las amenazas de anexión del Presidente de EEUU, Donald Trump.
Carlos III, que es también constitucionalmente el monarca canadiense aunque sus funciones como jefe de Estado del país norteamericano las realiza el gobernador general, pronunciará el martes en el Parlamento canadiense el llamado Discurso del Trono.
Es solo la tercera vez en la historia de Canadá que el monarca británico lee el texto con el que se inaugura oficialmente la nueva sesión parlamentaria y en el que el Gobierno canadiense bosqueja sus objetivos para la legislatura.
Las dos ocasiones anteriores fueron en 1957 y 1977 cuando la reina Isabel II, madre del actual monarca, pronunció en esos dos años el Discurso del Trono.
Ambos momentos tuvieron un significado destacado: en 1957 fue durante la primera visita oficial a Canadá de la monarca que había llegado al trono en 1952; y el de 1977 se realizó para marcar su jubileo de plata, tras 25 años como reina del Reino Unido y Canadá.
Más allá de estas excepciones, lo habitual es que el Discurso del Trono sea leído por el gobernador general, cargo que ocupa en estos momentos la líder indígena Mary Simon.
Pero Donald Trump ha obligado al primer ministro canadiense, Mark Carney, a solicitar a Carlos III que haga acto de presencia en el Parlamento canadiense a pesar de que el monarca está en tratamiento por un cáncer no especificado.Desde finales de 2024, Trump ha insistido en su deseo de anexionar a Canadá para convertir al país en el estado número 51. Y el 7 de enero, cuando un periodista le preguntó si estaría dispuesto a utilizar la fuerza militar para someter a Canadá, Trump respondió: "No, la fuerza económica".Trump también considera que la frontera entre los dos países es una "línea artificial" dibujada "hace muchos años con una regla" y que Canadá no podría sobrevivir si no fuera por las "subvenciones" de EEUU.Lo que en principio fue una broma de mal gusto destinada a provocar al entonces primer ministro canadiense, Justin Trudeau, se ha convertido en una creciente preocupación para los canadienses.A principios de mayo, cuando Carney anunció la visita de Carlos III para leer el Discurso del Trono, el primer ministro afirmó que "este histórico honor está a la altura de la trascendencia de nuestro tiempo"."Canadá cuenta con un defensor firme en nuestro soberano”, añadió Carney.Por su parte, Simon dijo: "Nuestra identidad canadiense está profundamente arraigada en nuestra constitución, y esta visita pone de relieve la duradera relación entre Canadá y la Corona".El académico Philippe Lagassé, experto en la monarquía británica y su relación constitucional con Canadá, señaló recientemente que la presencia de Carlos III en el Parlamento canadiense confronta la narrativa que Trump está intentando imponer. "La existencia de Canadá ha sido cuestionada por el presidente de los Estados Unidos. La presencia del soberano, la personificación del Estado canadiense, para abrir la legislatura federal envía un mensaje: este es un país de instituciones que se remontan miles de años, heredadas del Reino Unido pero conformadas por nuestra singular historia y aspiraciones", señaló Lagassé.