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A los 89 años fallece Agustín Edwards Eastman, empresario dueño de El Mercurio

Hace algunas semanas se conocía del delicado estado del empresario.

Por: Lourdes Gómez | Publicado: Lunes 24 de abril de 2017 a las 16:00 hrs.
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A los 89 años, Agustín Edwards Eastman falleció esta mañana. Hace algunas semanas se conocía del delicado estado del patriarca del clan Edwards y que, pese a que todos los días, el "Dunny" como lo conocían en su círculo más íntimo, acostumbraba a acudir a su oficina del tercer piso de El Mercurio, en Lo Curro, en los últimos meses su ausencia fue más evidente.

Su trayectoria en los medios de comunicación dejó una huella en la historia del país. Con tres diarios en Santiago y más de 14 a nivel nacional, su gran pasión era El Mercurio, publicación que se convirtió en el eje de su gestión empresarial y comunicacional, tal como él mismo lo reconoció en su centésimo aniversario.

"Ningún periódico hispanoamericano, tan antiguo y prestigioso como el nuestro, ha pertenecido por tantas generaciones a una misma familia. Para nosotros ha sido nuestra preocupación fundamental y hemos velado permanentemente por su independencia", comentó. En la misma ocasión el ex presidente Ricardo Lagos reconoció que era "imposible comprender la historia de Chile sin tomar en cuenta la existencia de El Mercurio", dando cuenta de su influencia en el acontecer político y empresarial del país.

Agustín Edwards Eastman nació el 24 de noviembre de 1927 y tuvo sus primeros estudios en Europa. Originario de Francia, cursó su educación primaria en el Heatherdown School de Londres, época en la que vivió en la casa de su abuelo Agustín Edwards MacCLure y cuya relación con su "grandpa" la atesoró a lo largo de su vida.

"Con mi abuelo se hablaba de toda clase de temas. De la Guerra Civil española, los refugiados. Una clase de historia. Él era parlamentario y tuvieron que salir arrancando... Don Arturo Alessandri pasaba los veranos con nosotros, Fernando y Hernán Alessandri, tenían su dormitorio ahí... Nos contaba la Revolución del ' 91... Era otro Chile", recordó en una de las pocas entrevistas que dio, con motivo de los cien años del diario a la periodista Raquel Correa.

Fue en su adolescencia cuando llegó a Chile y estudió en The Grange School de Santiago. Más tarde, cursó Derecho en la Universidad de Chile y periodismo en la Academia Woodrow Wilson de Estudios Públicos e Internacionales de la Universidad de Princeton, graduándose en 1949. Edwards se incorporó a El Mercurio, tras la muerte de su padre en 1957, pero no asumió su dirección sino hasta 1958 luego de ejercer como reportero en el International Herald Tribune de París, y The Times de Londres.

Tras incorporarse a la empresa periodística familiar, ejerció en la sección internacional y fue editor asistente de los vespertinos La Segunda y Las Últimas Noticias, asumiendo la presidencia tras la muerte de Guillermo Pérez de Arce.

Entre sus grandes legados fue la construcción del actual edificio que alberga las oficinas de El Mercurio en Vitacura y la creación de la Fundación Paz Ciudadana. Fue desde esta institución desde donde pudo difundir políticas para combatir la delincuencia.

Pese a que su infancia la vivió afuera, Agustín Edwards dedicó su vida al rescate de las tradiciones y valores nacionales. Conocido fue su amor por los caballos y sus esfuerzos por lograr desarrollar "la raza chilena", un linaje hípico que destacará a Chile a nivel internacional. Fue esta labor que lo llevó a presidir la Federación de Criadores de Caballos Chilenos por más de dos décadas.

En más de 5 mil hectáreas, su criadero Santa Isabel, ubicado en Futrono, tiene más de 50 yeguas de cría y es una de las crianzas más importantes de la historia de la Raza Pura Chilena con más de 8 campeonatos del Nacional de Rodeo en Rancagua a su haber. Su caballo regalón fue el "Escorpión", con el que ganó el Champion de Chile, "pero uno de los mejores potros de todos los tiempos fue 'Estribillo', reconocería para el centenario.

El arte y la naturaleza también ocuparon su atención. Con un profundo conocimiento por la ornitología y la botánica, dominó los nombres de casi todos los pájaros del mundo y cultivó su jardín botánico con una destacada colección de cactus. La navegación y la aviación fueron otro de sus amores, llegando a ser reservista de la Armada y piloto de naves menores. Cada año se sabía de su viajes en sus yates por el mundo donde invitó a más de algún editor de su diario a compartir sus andanzas. De dulce y agraz, algunos de sus atraques en algún puerto del mundo en el "Anakena", su favorito, también fue el blanco de las críticas de algunos cuestionando su rol en el desarrollo político del país.

"Extravagante, multifacético, hosco en apariencia, pero muy ameno en confianza", según lo describió Raquel Correa; Edwards marcó desde el sillón de El Mercurio su influencia en el mundo de los negocios y el mundo político de la época. Casado con María Luisa del Río Fernández, – con quien tuvo seis hijos: Agustín, Isabel, Carolina, Cristián, Andrés y Felipe- el quinto Agustín del clan familiar que se inclinó por el negocio periodístico heredó también el Banco A. Edwards, brazo financiero desde donde también tendría presencia en la Universidad Federico Santa María y una importante participación en CCU.

En los '70 el banco A. Edwards enfrentaría la intervención por parte del Estado y el nombramiento de Ricardo Lagos Escobar como liquidador y encargado de su posterior disolución, según consta en la Resolución 19 de 1972 de la Superintendencia de Bancos. No sería sino hasta 1982 cuando Agustín decide resucitar la entidad que su tatarabuelo, Agustín Edwards Ossandón, había fundado en 1863 en Valparaíso, tras la compra del banco Constitución. Ad portas de la llegada de Lagos Escobar a la Moneda, el Banco A. Edwars renace y se posicionó como uno de los cinco banco más importantes de Chile para posteriormente pasó a formar parte del grupo Luksic, que culmanaría en su fusión con el banco Chile.

De pensamiento conservado y partidario de los ideales de derecha, Agustín Edwards se llenó de partidarios y detractores en una sociedad cada vez más convulsionada. Clave en la gestión de sus negocios fue el círculo de hierro que integró Carlos Urenda Zegers, abogado de El Mercurio y empresas familiares; su amigo de la infancia Jorge Ross, director de varias empresas. También estaba Fernando Alessandri Rodríguez, hijo de Arturo Alessandri y hermano de Jorge Alessandri (ambos ex presidentes) que conoció con su abuelo y le tendía lazos con el mundo político y Fernando Léniz, a quien le confió la dirección del holding de comunicaciones en los '70, la época más álgida de la política nacional.

El Mercurio de hoy

La gestión de Agustín Edwards en el Mercurio hizo que lo convirtiera uno de los diarios más importantes del país, con presencia regional a través de sus asociados y medios regionales. Tras su alejamiento de la vicepresidencia, su tercer hijo Cristián asumió la conducción del diario, dejando atrás su carrera como asesor de The New York Times.

La dirección editorial se mantiene en Cristián Zegers, mano derecha de Agustín y su primogénito Agustín Edwards del Río lidera la dirección de Las Últimas Noticias. Pese a que la transición del mando del mayor holding de medios del país estaba resuelto, su adicción al diario hacía que de cuando en vez acudiera a sus oficinas. Muchos recuerdan las caminatas por los pasillos de la redacción y las contadas veces que almorzó en el casino junto a su trabajadores o su particular humor que solía terminar con un ¿Por qué nadie me contradice? frente a algún inesperado comentario sarcástico

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