Industria

Club de Toby, el modus operandi de los integrantes del cartel de productoras de alimento para la salmonicultura

Partió con reuniones, sumó emails y terminó evitando todo registro por escrito.

Por: María José Blanco | Publicado: Viernes 20 de diciembre de 2019 a las 04:00 hrs.
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En el requerimiento de la Fiscalía Nacional Económica en contra de cuatro productoras de alimento, se relata el sistema que fue utilizando un grupo de ejecutivos de cuatro de las seis empresas que proveen alimentos para salmones durante más de una década.

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El cartel fue evolucionando en su funcionamiento, primero coordinando directamente los precios de venta del producto y, luego, por un cambio en la forma de negociar de las salmoneras, a través de un sistema indirecto que afectaba los costos de los insumos principales que estos proveedores utilizaban, los que luego “cobraban a sus clientes en las listas de precios”.

Los orígenes del acuerdo se habrían dado desde el 2000 “para hacer frente a Exapesca, que agrupaba vendedores de aceite de pescado, materia prima para el alimento de salmónidos”. No obstante, la primera evidencia concreta se encontró el 2003.

La comunicación entre los CEOs de Ewos (con participación de mercado de 37%), Skretting (32%), Biomar (21%) y Salmonfood (10%) era a través de emails, reuniones y llamadas, las que una vez efectuadas eran borradas.

Ian Lozanos, CEO de Salmonfood, dijo en su declaración a la FNE que “se empezó a facilitar la conversa un poco más del mercado, y aparecen los ‘dime el precio al cuál estay’. Nos empezaron a pedir que no tocáramos ciertos clientes”.

El 2003 las firmas comenzaron a ocupar el sistema de tarificación de dietas de salmónidos llamadas cost-plus, que consistían en que el precio de los alimentos se sumaba a los costos de producción, más un margen fijo de ganancia.

Algunos de los correos daban cuenta de esta conducta. El 11 de abril de 2003 y bajo el asunto ‘Alza de Precios’, un ejecutivo envió “el argumento para subir ha sido materias primas. Se trata de una recuperación de márgenes en forma algo enmascarada, pero a la cual el mercado no ha reaccionado negativamente (...) ¿Qué hacemos nosotros? ya que durante el año no habrá otra oportunidad de subir precios”.

El 14 de abril, otro correo decía “me podrías enviar tu lista general de precios para ene, feb, mar y abril. Este mes subiremos nuestras listas y necesito el historial de ustedes”.

Según detalla la investigación, los reclamos de clientes ante las alzas de precio servían a los coludidos para monitorear si habían o no desvíos del acuerdo. El 1 de febrero de 2006 se envió respuesta vía mail diciendo “me gustaría saber derechamente si ofrecieron algo menor, lo que no era el acuerdo (...) Está demostrado que si nos ponemos firmes, las cosas resultan, siempre y cuando ni uno de nosotros juegue chueco”.

El documento dice que los ejecutivos eran conscientes del delito y, por eso, ya en 2006 pedían borrar mails. Incluso tenían palabras claves para identificar a la competencia: los “rojos” era Skretting; los “verdes” era Ewos y los “azules”, Biomar. Para referirse al conjunto: “Club de Toby” o “Familia Ugalde”.

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