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Inteligencia artificial: desafíos para las empresas

Por: Vito Sciaraffia, CEO de Altafid. | Publicado: Jueves 1 de junio de 2023 a las 17:32 hrs.
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El CEO de Altafid, Vito Sciaraffia.
El CEO de Altafid, Vito Sciaraffia.

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Ya es común haber escuchado, al menos alguna vez, sobre la última ola de inteligencia artificial. Aplicaciones como ChatGPT han ido tomando un lugar cada vez más relevante en el día a día de las empresas, ayudando a redactar correos y comunicados y escribiendo o corrigiendo códigos de programación. La promesa parece ser clara: hacer más rápido y eficiente los procesos de las compañías. Así, esta tecnología ofrece grandes oportunidades para las empresas, pero también grandes desafíos, los cuales deben ser abordados tanto por el mundo corporativo como gubernamental.

El primer desafío es ético y es si la inteligencia artificial sustituirá o complementará el trabajo humano. A lo largo de la historia, irrupciones tecnológicas han generado en la población temores a potenciales pérdidas de empleo. Al final, estos temores no han sido mucho más que eso, pues la relación entre trabajo humano y tecnología ha sido complementaria.

Con todo, la experiencia histórica no garantiza que con la inteligencia artificial sea igual. Algunos temen que, si se lograra sustituir el trabajo humano, muchas personas perderían competitividad frente a las máquinas, generando desempleo y deprimiendo los salarios, similar a lo que ha ocurrido con los trabajadores industriales de países desarrollados desde los años 90', cuando la apertura comercial les hizo perder competitividad frente a sus pares de economías emergentes. Evitar un desenlace así, con los riesgos de inestabilidad política que conllevaría, requerirá esfuerzos coordinados del sector privado y de los gobiernos. Si hubiera un cambio muy importante en la forma en que trabajamos, el tránsito hacia este nuevo estado debería ser lo menos traumático posible.

Un segundo desafío tiene que ver con cuánto las empresas deben invertir en inteligencia artificial. A nivel de empresa, una forma en que las inversiones en inteligencia artificial aspiran a generar valor es por medio de la reducción de costos.

Sin embargo, este objetivo podría ser poco rentable. Como señala el Premio Nobel de Economía, Daron Acemoglu, la inteligencia artificial viene a hacer más eficiente muchas de tareas que ya son realizadas muy bien por los seres humanos. Así, los beneficios en eficiencia operativa que podrían conseguirse por adopción de la inteligencia artificial bien podrían ser considerablemente menores a si esos recursos se destinaran a otras actividades que complementen el trabajo humano ya existente.

Como ejemplo concreto, delegar tareas que requieran creatividad e innovación o atención humana a aplicaciones de inteligencia artificial efectivamente reduciría costos laborales, pero probablemente sacrificaría la calidad del servicio. Los algoritmos pueden replicar los sesgos de quienes los programaron y su espacio de innovación está acotado por la información ya existente con la que fueron entrenados.

Los empresarios e inversionistas deben ser críticos al evaluar inversiones en inteligencia artificial. Reducir costos teniendo un peor servicio destruye valor. Además, el uso de la inteligencia artificial puede traer efectos sociales y macroeconómicos que perjudiquen también los resultados de las compañías.

Ahora bien, paralizar completamente la investigación en esta área dentro de un país tampoco parece razonable, pues existe un incentivo muy grande para que otros estados continúen perfeccionando la tecnología ya existente.

La tecnología en general, y la inteligencia artificial en particular, abren nuevos horizontes y oportunidades para las empresas. Pero los desafíos que suponen tampoco deben obviarse. Las empresas deben analizar las inversiones en inteligencia artificial de forma crítica y adoptarlas cuando sean coherentes con su propuesta de valor de largo plazo.

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