Uno cuestionó si el otro era estadounidense de nacimiento. El otro dijo que el primero no tenía las calificaciones para ser presidente. Y sin embargo ayer, después de una campaña especialmente virulenta, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, se reunió por primera vez con antecesor, Barack Obama, en un encuentro marcado por un tono amistoso y más conciliador.
Hasta hubo espacio para las bromas. “Una buena regla es no responder cuando se ponen a gritar”, dijo el presidente al empresario, una vez que terminó la conferencia conjunta que ambos dieron en la Oficina Oval y los periodistas estallaron en preguntas.
Ambos rieron y se dieron la mano, para coronar una reunión que se extendió más de lo esperado. La agenda presidencial le había reservado apenas quince minutos, pero terminó prolongándose más de 90.
“Tuve una excelente reunión con el presidente electo”, señaló Obama a los periodistas, una vez que concluyó el encuentro. Hablando directamente a Trump, señaló: “Haremos todo lo posible para que usted tenga éxito, porque si usted lo tiene, lo tendrá el país”.
“Duró más de lo esperado y, si fuera por mí, hubiera durado más”, señaló, por su parte, el presidente electo, quien en la mañana se había reunido con el vocero de la cámara baja, Paul Ryan. “Discutimos muchas situaciones diferentes, algunas maravillosas y algunas dificultades. Espero con ansias volver a reunirme con el presidente en el futuro y recibir su consejo”.
Según asesores de la Presidencia, el principal tema fue la administración y el personal de la Casa Blanca, aunque Obama también aseguró que se tocaron temas de política doméstica e internacional.
Pese al tono conciliador, la tradicional foto de la familia presidencial saliente con la entrante no se concretó, un hecho que los medios estadounidenses interpretaron como una señal de que las tensiones entre ambos líderes no están del todo superadas.
Nuevo equipo
A poco más de dos meses de asumir la presidencia de la primera economía mundial, Donald Trump comenzó con la tarea de reunir a su equipo de gobierno.
Fuentes consultadas por Reuters reportaron que uno de los contactados por la oficina del presidente electo fue el director ejecutivo de JP Morgan Chase, Jamie Dimon, quien podría llegar a un cargo en el Departamento del Tesoro. Se trata de una señal amistosa hacia Wall Street, luego de haber descrito a Dimon alguna vez como “el peor banquero en EEUU”.
Según fuentes consultadas por Bloomberg, el nombre del ex alcalde de Nueva York Rudy Giuliani estaría al principio de la lista de posibles nominados para la fiscalía general, una entidad que, de cumplirse las promesas de Trump, estaría a cargo de investigar a la familia de Hillary Clinton.
La misma agencia señaló que el parlamentario Michael McCaul podría llegar al cargo de secretario de Seguridad Nacional.
Republicanos se preparan para desmantelar legado de Obama
El 20 de enero del próximo año, cuando Barack Obama cierre por última vez la puerta de la Casa Blanca como presidente de EEUU, se despedirá de muchas políticas que, esperaba, fueran el legado de los ocho años que pasó en el cargo.
El más doloroso, probablemente, será su programa de previsión en salud Medicare, que generó una oposición férrea desde el Partido Republicano que, en el nuevo congreso, dominará la cámara baja y el senado.
"Es un ítem bastante alto en nuestra agenda", dijo el líder del senado Mitch McConnell, según consignó Reuters. No obstante, aunque podrían derogar parte de la ley, el nuevo oficialismo no tendrá los suficientes votos para desecharlo completamente. En cambio, la administración de Trump podría intentar desfinanciar los subsidios que el programa ofrece.
No son los únicos cambios que haría la nueva administración. El acuerdo sobre el cambio climático que Obama firmó en París también podría no ver la luz: durante su campaña, Trump describió el calentamiento global como "una farsa inventada por China". El nuevo mandatario podría desechar las regulaciones impulsadas por el presidente saliente, que apuntaban a una reducción en el consumo de combustibles fósiles y un impulso a las fuentes verdes de energía.
"El acuerdo de París bien podría quemarse", dijo a Bloomberg el presidente del centro de estudios Niskanen Center, Jerry Taylor, quien detalló que, ya que no es un tratado y aún no es ratificado por el senado, no es vinculante para EEUU.
Trump también ha prometido desechar el Acuerdo Transpacífico (TPP, su sigla en inglés), un pacto comercial de doce países que incluye a Chile, cuando llegue al mando.