Aún era temprano en la carrera presidencial de Estados Unidos cuando el abogado e historiador Richard Painter -un reconocido republicano, quien entre 2005 y 2007 asesoró a la Casa Blanca en temas éticos y legales, bajo el gobierno de George W. Bush- decidió que no votaría por Donald J. Trump. De hecho, fue más allá: anunció abiertamente su voto a favor de la candidata demócrata, Hillary Clinton.
El electorado estadounidense no siguió sus pasos, algo que el hoy profesor de la Universidad de Minnesota explica por “un reordenamiento del escenario político. Aunque Trump usó algo de retórica religiosa para ser elegido, creo que ese grupo es mucho menos importante. Ellos se dan cuenta de lo marginales que son cuando tienen que apoyar a alguien como Donald Trump para lograr el control de la Corte Suprema. Creo que están en decadencia”.
Más allá de la demografía electoral, para Painter el corazón de la elección se jugó en las temáticas económicas. ”Tenemos insatisfacción en la clase trabajadora, en la clase media y baja, debido al estancamiento de los sueldos. Tenemos mucha riqueza y no está bien distribuida”, sentencia. “Eso fue combustible para Bernie Sanders en el Partido Demócrata y también para Trump. Él necesita resolver ese problema, pero sus soluciones no van a hacerlo”.
- ¿Cree usted que el presidente electo tiene posibilidad de éxito económico? ¿De qué depende?
-Si no trata de aislar al país del mundo, podría funcionar. Ahora tiene que ponerse el sombrero de empresario y pensar como un hombre de negocios, no como un político que busca ser electo apelando a la ira. Trump dijo lo que dijo para ser elegido y apeló a un cierto segmento del electorado, pero las políticas económicas que delineó durante la campaña, una guerra comercial con China o con América Latina, serían un desastre. Una vez que se convierta en presidente, tendrá que encontrar una forma de hacer que esto funcione. No sólo apelar a las personas. Si hace muchas de las cosas que prometió no sólo no creará trabajos, sino que destruirá puestos de trabajo en la economía estadounidense.
- Habló de renegociar o desechar acuerdos comerciales como el Nafta. ¿Le parece viable?
- El congreso probablemente no lo respalde en salir de los acuerdos comerciales que ya tenemos en efecto, porque eso haría un daño importante a muchas empresas estadounidenses. Hay muchas empresas que dependen de las importaciones que vienen de China y Latinoamérica. No veo cómo la comunidad empresarial podría apoyar eso, y si la comunidad empresarial se opone, la mayoría en un congreso republicano también se opondrá. Y los demócratas también se opondrán, cuando se den cuenta de que esto destruirá puestos de trabajo existentes al limitar el comercio y no traer de vuelta a las fábricas que se fueron del país.
- ¿Cree que sea capaz de desechar un acuerdo comercial sin el apoyo del congreso?
- Yo creo que él intentará negociar acuerdos comerciales nuevos para hacer que la gente piense que negoció mejores condiciones y que está cumpliendo. Él ganó la elección con un discurso proteccionista, pero él mismo usa materiales chinos en sus edificios, tiene proyectos en todo el mundo, construye departamentos y vende departamentos a inmigrantes. Lo que hace y lo que dice son cosas completamente diferentes.
- ¿Debe darle la espalda, entonces, a sus propias propuestas?
- Él ya hizo lo que necesitaba para salir elegido. Ahora necesita entregar una economía que funcione, incluso si rompe cada promesa de campaña. Si cumple cada una de sus promesas, y destruye la economía, hará que lo expulsen. Podría ser sometido a impeachment. El congreso no dejará que lo haga, porque lo primero que ocurrirá si la economía cae es que los republicanos sufrirán pérdidas en el Poder Legislativo. Lo último que quieren es una recesión en sus manos cuando busquen la reelección en 2018.
- El Partido Demócrata veía posibilidades de conquistar el senado y la presidencia, pero perdió todo. ¿Cómo se explica usted eso?
- Lo van a intentar de nuevo en dos años. El mayor problema que tuvieron es que el sistema de financiamiento de las campañas tiene consecuencias terribles. Son los grandes donantes los que deciden quiénes serán los candidatos. Los grandes donantes del partido demócrata tenían buenas relaciones con los Clinton y eso se decidió hace dos o tres años. Otros buenos demócratas no tenían incentivos para competir. En el caso de Bernie Sanders, un socialista no va a ser elegible en EEUU. No es una opción viable. Cuando los donantes son los que deciden, no significa que los grandes donantes sepan tomar el pulso del electorado de buena manera.
-¿Qué opinión tiene usted de Hillary Clinton?
- Ella hubiera sido una buena presidenta, pero como candidata tenía problemas de personalidad y estaba el hecho de que era cercana a gente rica. Ella no tiene la personalidad de su esposo, o de George W. Bush, o de Barack Obama. Ahora, es verdad que ambos candidatos no eran queridos. El problema real con los demócratas es que necesitan tener un candidato viable en las primarias y no que los donantes lo escojan antes que los votantes.
La carrera de Richard Painter
Estudió historia en la Universidad de Harvard y, más tarde, leyes en Yale. Ha trabajado en las facultades de derecho de las universidades de Oregon e Illinois. Entre febrero de 2005 y julio de 2007, fue consejero asociado del presidente George W. Bush y su equipo en la Casa Blanca, donde ejerció como jefe de ética para la presidencia. Es autor de libros como "Mejores banqueros, mejores bancos", "Ley de empleo" y "Logrando el gobierno que Estados Unidos merece: Cómo la reforma ética puede hacer una diferencia". Actualmente es columnista del reconocido diario estadounidense The New York Times y profesor en la Universidad de Minnesota.