Por Yael Schnitzer Raab
El euro saltó medio centavo ayer, a US$ 1,2596, después de que se filtrara que el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, anunciaría en la reunión de hoy los lineamientos del programa de compra de bonos. Dos autoridades del BCE conversaron con Bloomberg y explicaron que el anteproyecto “Transacciones Monetarias Inmediatas”, tiene como objetivo la compra ilimitada de bonos y lograr la estabilización de la tasa de interés en los países más débiles de Europa, como Italia y España, donde hoy es difícil conseguir préstamos.
El plan de Draghi, sería realizar la compra esterilizada de deuda de los gobiernos con vencimientos a corto plazo, máximo a tres años. Pero tendrá que convencer al Bundesbank de que la iniciativa no significaría financiar a los estados miembro, el “único” obstáculo del programa, como publicó Bloomberg.
El BCE sacará del sistema la misma cantidad de dinero que gastará, asegurando un impacto neutral del programa sobre el suministro de dinero. No será difícil, porque el BCE excede en US$ 1 billón (millón de millones) su liquidez.
A la vez, el BCE no establecería cláusulas de acreedor preferente en ninguna de las compras de bonos, para incentivar que otros inversionistas también participen.
La justificación de Draghi
La urgencia de Draghi pareció quedar plenamente justificada por las últimas cifras económicas publicadas ayer. El Índice de Gerentes de Compras (PMI, en inglés) de manufacturas y servicios cayó en Europa a 46,3 puntos en agosto, desde 46,5 unidades en julio, por debajo de la anticipado. La cifra confirmaría que la eurozona cayó en recesión en el segundo semestre, luego de que los gobiernos recortaran fuertemente el gasto.
Pero la principal justificación del presidente del BCE para respaldar su programa de compra de bonos es la fragmentación financiera que vive Europa. Los países en crisis cada vez tienen más problemas para acceder a préstamos y las tasas de interés están fuera del control del BCE. Los bancos han reducido sustancialmente su participación en el extranjero, usualmente por presión de los reguladores nacionales, y el BCE se ha visto obligado a reemplazar el papel del capital privado a gran escala.
Los inversionistas ya han traspasado a los precios sus temores de que se produzca un quiebre en la unión monetaria de Europa. Datos revelados por el BCE esta semana, muestran que la fragmentación en Europa es fuerte. Las pequeñas empresas de España están enfrentan los mayores costos de financiamiento en cuatro años, mientras que en Alemania están cerca de sus mínimos históricos. La tasa de interés que cobra un banco por un préstamo corporativo, sobre un millón de euros, y a un plazo de entre uno y cinco años, fue de 6,5% en España en julio, mientras que en Italia alcanzó 6,24% y en Alemania 4,04%.
Italia podría pedir rescate
La crisis económica y los altos costos de la deuda en Italia, llevaron a las autoridades de Roma a advertir que el país podría ser forzado, a fines de este año, a vender bonos por el BCE.
El programa de Draghi apunta a mantener las tasas de interés de España e Italia bajo control pero incluiría fuertes condiciones en reformas estructurales y control de presupuesto.
Autoridades consultadas por Bloomberg, dicen que el mayor riesgo es que los países beneficiados renieguen de los compromisos y fuercen al BCE a vender los bonos o a desechar el programa, produciendo pánico y defaults.