La crisis financiera costará al sector financiero
mundial US$ 2,3 billones, medio billón menos que lo estimado anteriormente por
el FMI, que hoy apuntó que los mayores puntos de riesgo son ahora los déficit
públicos.
Hace un año, la preocupación dominante era un sistema financiero impedido y
asustado, en el que primaba la desconfianza entre sus participantes, lo que
motivó una intervención sin precedentes de los gobiernos para restablecer su
funcionamiento.
Pero el riesgo se ha transferido de los balances privados a los públicos, como
refleja la delicada situación de Grecia, que está inmersa en una crisis
presupuestaria.
"La inquietud que despiertan los riesgos soberanos de las economías
avanzadas podría atentar contra la estabilización y prolongar el colapso del
crédito", alertó el organismo en su "Informe de Estabilidad
Financiera Mundial", divulgado hoy.
Las grandes necesidades de financiamiento de los gobiernos, por sus déficits
extraordinarios, podrían elevar las tasas de interés, dado que el suministro de
préstamos es limitado, lo que a su vez perjudicaría a los bancos y a las
pequeñas y medianas empresas, que necesitan créditos para subsistir, según el
FMI.
Incluso sin contar ese posible efecto, la banca tendrá que obtener una gran
cantidad de préstamos a corto plazo este año y hacer acopio de unas provisiones
de mayor calidad para satisfacer a los inversores, en vista de que se avecinan
unas normas financieras más estrictas, apuntó el Fondo.
Mientras, en los mercados emergentes el problema es el contrario: el exceso de
fondos gracias a la recuperación de los flujos de capital.