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Traigan a las élites cerca del pueblo

Por: | Publicado: Miércoles 3 de febrero de 2016 a las 04:00 hrs.
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En los comicios que dan inicio a la carrera de este año por la Casa Blanca, Ted Cruz, candidato republicano descrito como un “charlatán”, ha eclipsado a Donald Trump, un “narcisista”. Mientras tanto, Bernie Sanders, el demócrata autoproclamado socialista, logró un resultado más o menos empatado con la favorita del establishment Hillary Clinton.

Así que la rebelión contra las élites está en pleno apogeo. La pregunta fundamental es si (y cómo) las élites occidentales se pueden acercar a la gente.

No somos chinos. Tal vez incluso los chinos no se contentarían con entregar la responsabilidad de los asuntos públicos a una élite autoelegida. En Occidente, sin embargo, la idea de ciudadanía –que el espacio público es propiedad de todos- es no sólo una postura antigua; sino que también ha sido objeto de una lucha exitosa en última instancia en los últimos siglos. Un atributo esencial de la buena vida es que las personas no gozan simplemente de una serie de libertades personales, sino de una voz en los asuntos públicos.

El resultado de la libertad económica individual puede ser una gran desigualdad, lo que socava las nociones realistas de la democracia. El gobierno de las complejas sociedades modernas requiere conocimiento técnico –y ya enfrentamos el peligro de la brecha entre las élites económicas y tecnócratas, por un lado, y la masa del pueblo, por otro, se convierte en algo demasiado vasto para ser puenteado. Acto seguido, el electorado se volverá hacia los forasteros para limpiar el sistema. Estamos viendo ese cambio hacia confiar en forasteros no sólo en Estados Unidos, sino también en muchos países europeos.

Una visión complaciente es que los descontentos podrían desahogarse, pero el centro se mantendrá. Esto es bastante posible. Pero es una estrategia arriesgada. Si el descontento se agrava, puede que el centro no se mantenga. Incluso si lo hace, una sociedad democrática en la que la gran minoría está disgustada mientras que la mayoría está llena de desconfianza, no sería feliz. Sin embargo, tal brecha ha surgido entre las actitudes de las élites informadas hacia las instituciones establecidas y aquellos del público en general.

¿Cuáles son las causas fundamentales de esta brecha en las actitudes? Una de ellas es el cambio cultural. Otra es el desagrado hacia los cambios en la composición étnica de las naciones. Luego está la ansiedad sobre la creciente desigualdad y la inseguridad económica. Tal vez la causa fundamental es la creciente sensación de que las élites son corruptas, complacientes e incompetentes. Los demagogos representan las causas de ansiedad e ira. Eso es lo que hacen.

Como señala una nota reciente de la OCDE, la desigualdad ha aumentado considerablemente en la mayoría de sus miembros en las últimas décadas. El 1% más rico ha disfrutado de un importante aumento en su participación de los ingresos totales antes de impuestos. Esta divergencia entre el éxito de la élite económica y la relativa falta de éxito del resto ha sido particularmente notable en EEUU. De este modo, señala la OCDE: “entre 1975 y 2012, alrededor del 47% del crecimiento total (en EEUU) de los ingresos antes de impuestos fueron al 1% más rico”.

A medida que EEUU ha desarrollado una distribución del ingreso al estilo latinoamericano, su política se ha desarrollado infestada del estilo populista latinoamericano, tanto en la izquierda como en la derecha.

¿Cómo deben responder los del centro? Los políticos exitosos entienden que las personas necesitan sentir que sus preocupaciones serán tenidas en cuenta, que ellos y sus hijos disfrutan de la posibilidad de una vida mejor y que seguirán teniendo seguridad económica. Por encima de todo, necesitan confiar una vez más en la competencia y decencia de las élites políticas y económicas.

Aquí hay algunos elementos de lo que debe hacerse. En primer lugar, de todos los aspectos de la globalización, la inmigración masiva es la más perjudicial. El movimiento transfronterizo necesita ser puesto bajo control.

La presencia de 11 millones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos nunca debería haber sido permitida. En el caso de Europa, recuperar el control de las fronteras es una prioridad absoluta si la unión quiere sobrevivir. Los refugiados ahora deben ser la prioridad. Esto exige la creación de una capacidad europea significativa para promover el orden más allá de las fronteras del bloque.

En segundo lugar, la eurozona necesita embarcarse en un cuestionamiento fundamental de sus doctrinas macroeconómicas de austeridad. Es terrible que la demanda agregada real sea sustancialmente menor que a principios de 2008.

En tercer lugar, el sector financiero tiene que ser frenado. Está cada vez más claro que la gran expansión de la actividad financiera no ha traído mejoras proporcionales en el desempeño económico. Pero ha facilitado una inmensa transferencia de riqueza.

A continuación, el capitalismo debe mantenerse competitivo. Estamos en una nueva era dorada en la que los negocios ejercen un gran poder político. Una de las respuestas es promover la competencia sin compasión. Esto requerirá una acción decidida.

Entonces, los impuestos deberían ser más justos. Los propietarios del capital, los administradores de capital más exitosos y algunas empresas dominantes disfrutan ganancias ligeramente gravadas. No es lo suficientemente bueno para los líderes empresariales insistir en que se están cumpliendo la ley. Esto no es una definición adecuada de comportamiento ético. Este punto de vista es particularmente hipócrita cuando los intereses comerciales juegan un papel tan poderoso en la conformación de esas leyes.

Además, la doctrina de la primacía de los accionistas necesita ser desafiada. Los accionistas gozan del privilegio de la responsabilidad limitada. Con sus riesgos limitados, sus derechos de control deberían ser prácticamente frenados en favor de los más expuestos a los riesgos en la empresa, como los empleados con muchos años de servicio. Y, por último, el papel del dinero en la política tiene que ser contenido con seguridad.

Los sistemas políticos occidentales están sujetos a tensiones crecientes. Un gran número de personas siente que le faltan al respeto y que están desposeídos. Esto ya no puede ser ignorado.

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